Félix Berenguer de Marquina (1738-1826): Un gobernador entre la ilustración y la controversia
Félix Berenguer de Marquina, nacido en 1738 en Alicante, España, fue un destacado militar y administrador colonial cuya carrera estuvo marcada por sus roles en territorios clave del Imperio Español. Gobernó las Islas Filipinas entre 1788 y 1793 y fue virrey de Nueva España de 1800 a 1803. A lo largo de su vida, Berenguer fue un personaje controvertido cuya gestión de poder, tanto en Filipinas como en México, estuvo llena de desafíos y contradicciones, entre las que destacan su afán de poder absoluto, el despilfarro económico y su enfoque personalista de la administración.
Orígenes y contexto histórico
Félix Berenguer de Marquina nació en una España del siglo XVIII en plena fase de reformas ilustradas, impulsadas por los monarcas borbónicos. En sus primeros años, ingresó en la Armada Real, donde comenzó a forjarse una carrera en la Marina de Guerra. Participó activamente en las tareas de corso en las costas marroquíes a bordo del jabeque Ibicenco, y más tarde en el navío Astuto de la flota del Mediterráneo. Su formación y experiencia en la Armada le abrieron las puertas para ocupar altos cargos en la administración colonial.
A principios de la década de 1780, Berenguer de Marquina se encontraba en la Academia de Guardiamarinas, lugar donde desarrolló una reputación como militar competente. Sin embargo, su ambición lo llevó a aspirar a puestos de mayor relevancia. Fue así que en 1787 solicitó, y obtuvo, el cargo de gobernador general de las Filipinas, dejando atrás su puesto en la Academia.
Logros y contribuciones
Gobernador de Filipinas
Al llegar a Manila en 1788, Félix Berenguer de Marquina asumió el cargo de gobernador general con la ambición de continuar las políticas de reformas ilustradas iniciadas por su predecesor, José Basco y Vargas. Durante su gestión, promovió diversas reformas en la colonia, aunque no todas fueron exitosas. Entre sus logros más importantes se encuentra la apertura del puerto de Manila a las mercancías europeas mediante un decreto de 1789. Esta medida abrió nuevas oportunidades económicas para las Filipinas y fue un paso importante en la modernización de la colonia.
Sin embargo, su mandato también estuvo marcado por decisiones polémicas y una administración marcada por el autoritarismo. Berenguer trató de gobernar con una mano dura, evitando la interferencia de los oidores de la Audiencia, y mostró un comportamiento más interesado en sus propios beneficios que en el progreso real de la colonia. Una de las acusaciones que pesó sobre él fue la venta de cargos públicos, lo que contribuyó a una imagen de corrupción.
Reformas ilustradas y la Expedición Malaspina
A pesar de las críticas a su gestión, Berenguer continuó con algunas de las políticas ilustradas de su predecesor, como la creación de nuevas escuelas en 1792, que promovieron la educación en la colonia. También impulsó la llegada de la famosa expedición científica comandada por Alejandro Malaspina en 1792, que tuvo un impacto significativo en el conocimiento científico y geográfico de las Filipinas y otras partes de Asia.
El gobernador también se vio obligado a tomar medidas extraordinarias frente a la epidemia de viruela que azotó Manila en 1792, lo que muestra su capacidad de reacción ante situaciones de emergencia.
Conflictos y salida de Filipinas
A pesar de estos logros, la gestión de Berenguer no estuvo exenta de conflictos. En 1793, tras una serie de disputas con la administración colonial y las autoridades locales, Berenguer fue relevado de su cargo por Rafael Mª de Aguilar, quien asumió el gobierno de Filipinas. Ante esta situación, Berenguer regresó rápidamente a España sin esperar a la revisión de su gestión por medio de un juicio de residencia, lo que le valió una multa de dos mil pesos.
El virreinato de Nueva España
Félix Berenguer de Marquina regresó a España y, en 1799, fue nombrado virrey de Nueva España por el rey Carlos IV. A su llegada a México, Berenguer se enfrentó a una situación política y económica complicada. La guerra con Gran Bretaña, que estaba en pleno auge, planteaba serios desafíos para el comercio y la economía del virreinato. Sin embargo, Berenguer fue capaz de reforzar la defensa del país, en particular la guarnición de San Juan de Ulúa y el puerto de Veracruz, ante las amenazas externas.
La incursión de Philip Nolan
Uno de los momentos más críticos durante su mandato fue la incursión de Philip Nolan en 1801, un aventurero estadounidense que intentó invadir el norte de México con un pequeño grupo de seguidores. Este hecho ocurrió en el contexto de las tensiones entre las autoridades españolas y los intereses estadounidenses. La intervención de la fuerza militar española, bajo el mando de Pedro de Múzquiz, resultó en la muerte de Nolan, lo que puso fin a la amenaza. Como prueba de su victoria, Múzquiz envió las orejas de Nolan a Félix María Calleja, un oficial de alto rango en el norte del virreinato.
Crisis económica y la negativa a reducir impuestos
Otro episodio importante de su mandato fue la crisis económica que afectó a los mineros de plata en Nueva España debido al bloqueo naval inglés. Aunque los mineros pidieron una reducción de impuestos para paliar la caída de la producción, Berenguer se mostró inflexible y rechazó la solicitud, defendiendo que el Imperio necesitaba esos recursos debido a la guerra con Gran Bretaña. Sin embargo, bajo la presión de la Junta Superior de la Real Hacienda, se aprobó una rebaja de impuestos que duró seis meses y que resultó en una pérdida significativa de ingresos para la Corona.
Renuncia al virreinato
A pesar de estos esfuerzos por reforzar la defensa del virreinato y sus medidas fiscales, la presión de la opinión pública y las críticas hacia su gestión le llevaron a renunciar a su cargo en 1802, entregando el bastón de mando a José J. Iturrigaray en enero de 1803. Berenguer regresó a España poco después, donde participó en la Guerra de la Independencia, pero su figura continuó siendo objeto de críticas y desprestigio debido a su estilo autoritario y su escaso éxito en resolver los problemas económicos y sociales del virreinato.
Relevancia actual
El legado de Félix Berenguer de Marquina ha quedado marcado por su ambición personal, sus reformas ilustradas y la controversia que suscitó durante su tiempo al mando de las Filipinas y Nueva España. Si bien algunas de sus políticas fueron fundamentales para la modernización de las colonias, su gestión autoritaria y su preocupación por su enriquecimiento personal dejaron una huella negativa en la historia. La inscripción en una obra pública de su época, «Para perpetua memoria construyó el virrey Marquina esta pila; en que se orina y aquí acabó su historia», refleja el rechazo popular que sufrió.
Hoy en día, su figura sigue siendo un tema de estudio para aquellos interesados en la historia de las colonias españolas y en los dilemas de la administración imperial durante la Ilustración.
Bibliografía
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