David Ben Gurión (1886–1973): Arquitecto del Estado de Israel y Visionario del Sionismo Moderno
Contexto, Juventud y Formación del Líder Sionista
Infancia en Plonsk y raíces sionistas familiares
David Ben Gurión, originalmente David Gruen, nació el 16 de octubre de 1886 en Plonsk, una pequeña ciudad en lo que entonces era territorio del Imperio Ruso y hoy forma parte de Polonia. Desde su infancia, estuvo inmerso en una atmósfera de fervor sionista, moldeada profundamente por su padre, Víctor Gruen, un activo miembro del movimiento Amantes de Sión. Este grupo, precursor ideológico del sionismo político moderno, abogaba por el retorno del pueblo judío a su tierra ancestral, un ideal que se convirtió en el eje rector de la vida de David.
La familia Gruen formaba parte de la clase media intelectual judía del Imperio ruso. En un contexto marcado por el antisemitismo estatal y los pogromos esporádicos, la educación de los niños judíos era un escudo y una promesa. David recibió instrucción en hebreo desde temprana edad, además de un profundo arraigo religioso y nacionalista. El sionismo no era una simple aspiración ideológica en su hogar: era una misión moral y colectiva para restaurar la dignidad y la autonomía del pueblo judío.
Educación inicial y primeras inquietudes políticas
En su adolescencia, David mostró una precoz vocación por los estudios y por la causa sionista. Participó activamente en círculos juveniles dedicados a la difusión de ideas nacionalistas judías. A los 17 años, movido por un deseo de formación académica y compromiso político, partió hacia Estambul, capital del entonces tambaleante Imperio Otomano, con la intención de estudiar Derecho. Allí se encontró con un ambiente cosmopolita en el que prosperaban los debates ideológicos entre jóvenes judíos provenientes de distintas partes del Imperio. Fue en ese entorno donde Gruen se integró plenamente a las corrientes del sionismo socialista que más tarde definirían su trayectoria.
Estambul, Palestina y los primeros pasos del activismo
Estudios universitarios y contacto con círculos sionistas
Durante su estancia en Estambul, Ben Gurión amplió su conocimiento sobre política, derecho y cultura judía. El sionismo comenzaba a consolidarse como un movimiento con múltiples vertientes —religiosa, cultural, política y socialista—, y el joven David se inclinó decididamente por esta última. En este marco, se involucró con diversos grupos de estudiantes judíos que proponían una visión práctica del retorno a Palestina, centrada en el trabajo agrícola, la colectividad y la creación de instituciones autónomas.
Estas influencias marcaron un punto de inflexión. Para Ben Gurión, el sionismo no debía limitarse a una aspiración mística o histórica; era un proyecto político y humano concreto que exigía sacrificios, organización y estrategia. Con esa convicción, en 1906, con apenas 20 años, abandonó Estambul y se trasladó a Palestina, que entonces estaba bajo control otomano.
Emigración a Palestina y experiencia en los kibbutzim
Ben Gurión llegó a Galilea y se integró en una granja judía, donde experimentó de primera mano la dureza del trabajo agrícola. Esta experiencia fue fundamental para su comprensión del sionismo como una labor de redención nacional a través del trabajo físico, una idea que más tarde se convertiría en eje de las políticas del futuro Estado de Israel. Durante su estancia en Palestina, adoptó el nombre hebreo de Ben Gurión, que significa “hijo del joven león”, inspirándose en un líder guerrero judío del siglo I.
La elección del nuevo nombre fue más que un acto simbólico: representó la ruptura definitiva con el exilio y la asunción de una identidad nacional arraigada en la tierra y en la historia hebrea. A partir de entonces, David Ben Gurión se convirtió en uno de los jóvenes más activos del movimiento sionista en Palestina.
Fundación del movimiento Trabajadores de Sión y “Achdut”
El cambio de nombre a Ben Gurión
El año 1907 marcó otro hito clave en su trayectoria: fundó el movimiento Trabajadores de Sión (Poalei Tzion), una organización que unía la visión sionista con los ideales socialistas. La meta principal del grupo era la creación de un Estado judío en Palestina que acogiera a todos los judíos del mundo, una idea que Ben Gurión heredó de su padre, pero que ahora revestía de una orientación política y sindical clara.
La identidad de este nuevo grupo era doble: por un lado, abogaba por la inmigración masiva de judíos a Palestina; por otro, por la construcción de una economía colectiva basada en el trabajo del pueblo y no en la filantropía o en las estructuras tradicionales del judaísmo europeo.
Activismo político temprano y periodismo militante
En 1910, Ben Gurión tomó una decisión que consolidaría su camino hacia el liderazgo político: abandonó la actividad agrícola para dedicarse por completo a la política y la organización del movimiento sionista en Palestina. En ese contexto, fundó el periódico “Achdut” (La Unidad), que se convirtió en un importante órgano de expresión del sionismo laborista. Escrito en hebreo, el periódico no solo promovía las ideas del movimiento, sino que también contribuía al renacimiento cultural y lingüístico del hebreo moderno como vehículo de cohesión nacional.
Desde las páginas de “Achdut”, Ben Gurión denunciaba las políticas restrictivas del Imperio Otomano hacia los colonos judíos, al mismo tiempo que promovía la unificación de las distintas corrientes sionistas bajo una plataforma común centrada en la inmigración, el trabajo colectivo y la autodefensa. Estas ideas —aún embrionarias— delineaban ya el proyecto político nacional que más tarde culminaría con la fundación del Estado de Israel.
La primera guerra mundial: ruptura y exilio
El estallido de la Primera Guerra Mundial interrumpió abruptamente la labor política de Ben Gurión en Palestina. Debido a sus conocidas actividades sionistas y a su postura favorable a una autonomía judía, fue considerado un elemento subversivo por las autoridades otomanas. En consecuencia, fue arrestado y expulsado del territorio en 1915, lo que lo obligó a emigrar a Estados Unidos.
Su exilio, sin embargo, lejos de marginarlo, lo catapultó a una nueva esfera de acción. En Nueva York, no solo continuó su labor de organización política, sino que también contrajo matrimonio con Pauline Munweis, una joven judía rusa, con quien compartiría el resto de su vida y su causa.
Desde el otro lado del Atlántico, Ben Gurión redobló sus esfuerzos por la causa sionista, promoviendo alianzas con los aliados —especialmente con Gran Bretaña— a quienes veía como el actor internacional más dispuesto a avalar la creación de un hogar nacional judío tras la guerra. Sus esfuerzos encontrarían una respuesta decisiva en la Declaración Balfour de 1917, que marcaría un nuevo capítulo en su lucha.
Consolidación Política y Lucha por el Estado de Israel
Exilio en EE. UU., la Primera Guerra Mundial y la Legión Judía
Expulsión por los turcos y etapa neoyorquina
El exilio forzoso de David Ben Gurión a Estados Unidos en 1915, en pleno desarrollo de la Primera Guerra Mundial, representó un nuevo capítulo en su vida política. Desde Nueva York, estableció contacto con círculos sionistas estadounidenses y reorganizó sus esfuerzos en favor de la causa nacional judía. En esta etapa, Ben Gurión supo adaptarse a la realidad de la diáspora, entendiendo que la causa sionista requería el respaldo de las comunidades judías del mundo entero, especialmente aquellas situadas en las potencias emergentes como Estados Unidos.
Fue también durante su estadía en Nueva York cuando contrajo matrimonio con Pauline Munweis, quien se convirtió en su compañera de vida y aliada política. Ben Gurión no abandonó ni por un instante su propósito de regresar a Palestina y reanudar su lucha desde el terreno. Su estrategia fue establecer una colaboración táctica con Gran Bretaña, nación que en ese momento libraba una guerra contra el Imperio Otomano, ocupante de Palestina.
Declaración Balfour y retorno a Palestina
El 2 de noviembre de 1917, el gobierno británico emitió la histórica Declaración Balfour, en la que manifestaba su apoyo a la creación de un «hogar nacional judío» en Palestina. Aunque ambigua en sus términos y sujeta a múltiples interpretaciones, la declaración representó un triunfo diplomático sin precedentes para el movimiento sionista, al posicionar la causa judía en la agenda de las potencias aliadas.
Ben Gurión no dudó en capitalizar esta coyuntura. Se alistó en la Legión Judía, una unidad militar integrada al ejército británico, con la intención de participar directamente en la liberación de Palestina del yugo otomano. Aunque la guerra concluyó antes de que pudiera entrar en combate efectivo, su involucramiento en la Legión consolidó su liderazgo dentro del movimiento sionista. Al regresar a Palestina, encontró un nuevo escenario político: el territorio estaba ahora bajo mandato británico, conforme al mandato otorgado a Gran Bretaña por la Sociedad de Naciones en 1922.
Agencia Judía, Histadrut, Haganá y el liderazgo indiscutido
Arquitectura institucional del proto-Estado
Ya instalado nuevamente en Palestina, Ben Gurión se concentró en sentar las bases de lo que más adelante se convertiría en el Estado de Israel. Para ello, impulsó la creación de estructuras que suplían las funciones de un estado autónomo: la Histadrut (Federación General del Trabajo) y la Haganá (organización paramilitar de autodefensa).
La Histadrut, fundada en 1920, se convirtió rápidamente en el pilar del proyecto social y económico de Ben Gurión. No solo agrupaba a los trabajadores judíos, sino que también era responsable de servicios de salud, educación, vivienda y producción agrícola. Esta organización adquirió una influencia tan determinante que su poder se extendía a todos los ámbitos de la vida judía en Palestina, consolidando así una estructura de proto-gobierno bajo liderazgo sionista.
Simultáneamente, promovió la creación de la Haganá, encargada de proteger a los colonos y asentamientos judíos ante los crecientes conflictos con las comunidades árabes. Aunque inicialmente operaba de forma clandestina y con recursos limitados, la Haganá se convertiría en el embrión del futuro ejército israelí.
Mapai y hegemonía político-sindical
En 1930, Ben Gurión coronó su estrategia de institucionalización fundando el partido Mapai (Partido de los Trabajadores de la Tierra de Israel), una formación que fusionaba los ideales sionistas con una orientación socialista moderada. Desde sus inicios, el Mapai se distinguió por su visión pragmática, su firme control de la Histadrut y su capacidad para agrupar a las masas obreras y rurales judías.
Ben Gurión se convirtió en el líder indiscutido del movimiento sionista en Palestina, especialmente tras su nombramiento en 1935 como presidente del comité ejecutivo de la Agencia Judía para Palestina, una institución reconocida por los británicos como interlocutora oficial del pueblo judío en el Mandato. Desde esa posición, consolidó su autoridad, no solo como político sino también como estratega visionario.
Segunda Guerra Mundial y tensiones con Gran Bretaña
Política ambivalente ante el Imperio británico
El estallido de la Segunda Guerra Mundial planteó un dilema crucial para Ben Gurión. Por un lado, era evidente que la derrota del nazismo era vital para la supervivencia del pueblo judío, especialmente ante la escalada genocida en Europa. Por otro lado, el gobierno británico había restringido la inmigración judía a Palestina mediante el Libro Blanco de 1939, lo cual contradecía los compromisos de la Declaración Balfour y el Mandato.
Ben Gurión adoptó una postura pragmática: “Lucharemos contra Hitler como si no hubiera un Libro Blanco, y contra el Libro Blanco como si no hubiera una guerra contra Hitler”. Esta frase resumía su estrategia dual: colaboración militar con Gran Bretaña para derrotar al nazismo, y oposición activa a las políticas migratorias británicas en Palestina.
Durante el conflicto, Ben Gurión se distanció abiertamente de grupos sionistas radicales como el Irgún, liderado por Menáhem Beguin, que llevaban a cabo acciones terroristas contra objetivos británicos. Aunque comprendía la frustración del sector más radical del sionismo, consideraba que esas tácticas eran contraproducentes para la causa.
Terrorismo, sabotaje y ruptura del equilibrio diplomático
Una vez finalizada la guerra y conocida la magnitud del Holocausto, la urgencia por establecer un Estado judío se tornó imperativa. Sin embargo, Gran Bretaña seguía reacia a aceptar ese desenlace. Ben Gurión decidió entonces adoptar una táctica de presión más agresiva, permitiendo tácitamente campañas de sabotaje y violencia selectiva contra las fuerzas británicas y también contra la resistencia árabe, con el fin de forzar una decisión internacional.
El episodio más brutal de esta fase fue el atentado contra el Hotel Rey David de Jerusalén, perpetrado por el Irgún en 1946, en el que murieron 99 personas. Aunque Ben Gurión no fue autor ni defensor de esa acción, entendía que el aumento de la violencia colocaba a la comunidad internacional ante una disyuntiva: permitir la consolidación de un Estado judío o arriesgar una escalada bélica incontrolable.
Esta política de “tensión creciente” culminó en la decisión de las Naciones Unidas, el 14 de mayo de 1948, de aprobar la partición de Palestina y reconocer la creación del Estado de Israel. La legitimidad internacional finalmente respaldaba lo que Ben Gurión y el movimiento sionista habían preparado durante décadas. Él sería el encargado de proclamar oficialmente la independencia del nuevo Estado, y a la vez, su primer Primer Ministro.
Primer Ministro, Estado de Israel y Legado Duradero
Proclamación de Israel y liderazgo fundacional
El 14 de mayo de 1948 y su visión del “Israel eterno”
El 14 de mayo de 1948, desde Tel Aviv, David Ben Gurión pronunció las palabras que cambiarían para siempre la historia del pueblo judío: “Proclamamos el establecimiento del Estado judío en Eretz Israel, que se llamará Estado de Israel”. Con esta declaración, se ponía fin a más de dos mil años de dispersión y comenzaba una nueva etapa de soberanía política.
Para Ben Gurión, este momento no era una simple realización política; era el renacer de la historia hebrea, interrumpida desde la destrucción del Segundo Templo por Roma. Consideraba que el exilio había sido un paréntesis prolongado que ahora se cerraba. La fundación del Estado no solo redimía al pueblo judío tras la tragedia del Holocausto, sino que recuperaba su derecho ancestral sobre la tierra.
Como Primer Ministro y Ministro de Defensa, Ben Gurión asumió el desafío colosal de transformar una comunidad diversa, dispersa y recién reunificada en un Estado moderno, funcional y autosuficiente. Su liderazgo durante este periodo inicial fue absoluto, tanto por la autoridad moral que le confería su trayectoria como por la necesidad de una conducción firme en medio del conflicto.
Desde el primer día, Ben Gurión impulsó reformas estructurales para cohesionar a una población profundamente heterogénea. Judíos provenientes de Europa oriental, del Magreb, del Medio Oriente y de países occidentales llegaban en oleadas masivas. Ante este mosaico cultural, lingüístico y religioso, la estrategia fue doble: imposición de un sistema educativo estatal unificado y fomento del hebreo moderno como lengua nacional.
Además, implementó un ambicioso programa de colonización agrícola en zonas desérticas, especialmente en el Neguev, donde él mismo llegó a retirarse temporalmente como símbolo de ese esfuerzo. Los kibbutzim —comunidades agrícolas colectivas— fueron promovidos como modelo de autosuficiencia, producción y cohesión social.
Estas políticas no solo dotaron al nuevo Estado de un entramado económico sólido, sino que también construyeron un sentido de identidad nacional compartida que perdura hasta hoy. El Israel que nació en 1948 no fue simplemente una proclamación jurídica, sino una obra de ingeniería social y política encabezada por Ben Gurión.
Estrategia militar, conflictos regionales y alianzas
Guerra del 48-49 y doctrina de defensa
La proclamación del Estado fue inmediatamente seguida por la Primera Guerra Árabe-Israelí (1948–1949). Cinco países árabes —Egipto, Jordania, Siria, Líbano e Irak— invadieron el naciente Estado con el objetivo de impedir su consolidación. La situación parecía desesperada: un ejército pequeño, sin equipamiento pesado y con escasa preparación formal, enfrentaba a una coalición superior en número.
Bajo la dirección estratégica de Ben Gurión, las milicias judías (principalmente la Haganá, que se convertiría en las Fuerzas de Defensa de Israel – Tzahal) fueron unificadas, reentrenadas y coordinadas con eficacia. Su doctrina militar fue clara: defensa activa, rápida respuesta y ofensivas estratégicas bien calculadas. Esta táctica permitió a Israel vencer a sus enemigos y ampliar incluso su territorio más allá de lo asignado por la ONU.
Ben Gurión entendió que, en su contexto geopolítico, la supervivencia de Israel dependía de su capacidad militar. Por eso impulsó un ejército profesional, disciplinado y tecnológicamente avanzado, que pudiera resistir futuras agresiones. Esta visión fue determinante en la construcción de una defensa nacional sólida, aún vigente.
Guerra del Sinaí y relaciones internacionales
En 1956, Ben Gurión se involucró en un conflicto internacional de gran envergadura: la crisis del Canal de Suez. Tras la nacionalización del canal por parte del presidente egipcio Gamal Abdel Nasser, Israel, en alianza con Francia y Gran Bretaña, lanzó una operación militar que permitió a las fuerzas israelíes ocupar la península del Sinaí en solo seis días.
Aunque Israel tuvo que retirarse del Sinaí por presión de Estados Unidos y la ONU, la operación demostró la capacidad de disuasión del país. Para Ben Gurión, fue también una prueba de que Israel podía convertirse en un actor regional de peso y en un aliado estratégico, aunque selectivo, de las potencias occidentales. A pesar de sus recelos hacia los gobiernos de Occidente, Ben Gurión actuó con pragmatismo diplomático, aliándose cuando la geopolítica lo exigía.
Durante estos años, promovió también conversaciones secretas de paz con algunos líderes árabes, aunque sin resultados definitivos. Aun así, su capacidad de combinar poder militar con diplomacia encubierta cimentó una política exterior basada en la defensa nacional, la disuasión y la vigilancia constante.
Crisis internas, el caso Lavon y el retiro definitivo
Rafi, el distanciamiento con Mapai y últimos años políticos
El liderazgo de Ben Gurión no estuvo exento de tensiones internas. En 1963, tras años de liderazgo casi indiscutido, una grave crisis política sacudió al partido Mapai: el caso Lavon, una polémica operación secreta fallida en Egipto atribuida a la inteligencia israelí, desató un enfrentamiento entre los sectores moderado y radical del partido.
Cansado de las intrigas y decepcionado por la deriva ideológica del Mapai, Ben Gurión dimitió como Primer Ministro y fue reemplazado por Levi Eshkol. Sin embargo, no abandonó del todo la política. En 1965, fundó un nuevo partido, Rafi, junto con jóvenes líderes como Shimon Peres y Moshe Dayan. Rafi no logró desplazar al Mapai del poder, y Ben Gurión, paulatinamente, fue alejándose de la vida pública.
En 1970, renunció a su escaño en la Knesset y se retiró a su kibbutz en el desierto del Neguev, entre Beersheva y Avdat, donde se dedicó a escribir sus memorias. Su retiro fue coherente con su visión de liderazgo austero y su simbólica identificación con el desierto como espacio fundacional del pueblo judío.
Memorias, vida en el desierto y visión del porvenir
Desde su retiro, Ben Gurión continuó reflexionando sobre el futuro de Israel. Su última gran intervención política fue en 1967, tras la Guerra de los Seis Días, cuando propuso la retirada de Israel de los territorios ocupados, advirtiendo que la ocupación prolongada podía ser una amenaza moral y demográfica para el Estado judío. Aunque sus propuestas no fueron aceptadas, demostraban su capacidad de anticipación y su compromiso con un Israel ético y sostenible.
Ben Gurión falleció el 1 de diciembre de 1973, poco después de la Guerra del Yom Kippur, en su kibbutz del Neguev. Su muerte marcó el fin de una era. Sin embargo, su pensamiento, sus decisiones y su legado continúan moldeando la historia del Estado de Israel.
Pensamiento, obra escrita y reinterpretación histórica
Producción intelectual y legado ideológico
Ben Gurión no fue solo un hombre de acción; también fue un pensador y escritor prolífico. Publicó múltiples obras en las que reflexionaba sobre la historia judía, la identidad nacional, la ética política y las relaciones con el mundo árabe. Entre sus textos más destacados figuran: La lucha, nosotros y nuestros vecinos, Cartas a Paula, Israel: Historia personal y Los judíos en Tierra Santa (publicado póstumamente).
Su pensamiento combinaba una visión mesiánica del sionismo con una lectura pragmática de la realidad. Creía que la fundación de Israel no era solo una reparación histórica, sino un mandato espiritual. Al mismo tiempo, nunca perdió de vista la necesidad de seguridad, eficiencia administrativa y modernización institucional.
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MCN Biografías, 2025. "David Ben Gurión (1886–1973): Arquitecto del Estado de Israel y Visionario del Sionismo Moderno". Disponible en: https://mcnbiografias.com/app-bio/do/ben-gurion-david [consulta: 28 de septiembre de 2025].