Bela IV. Rey de Hungría (1206-1270): Resurgimiento de un Reino Devastado por las Invasiones Mongolas
Bela IV. Rey de Hungría (1206-1270): Resurgimiento de un Reino Devastado por las Invasiones Mongolas
Orígenes y familia
Bela IV nació en el año 1206 como hijo de Andrés II de Hungría y Gertrudis Merán. Su llegada al mundo fue en un contexto marcado por la tensión política y la inestabilidad en el reino. La dinastía de los Arpad, a la que pertenecía, ya enfrentaba desafíos tanto internos como externos, y su vida se desarrolló en medio de complejas intrigas de poder. La madre de Bela, Gertrudis, fue la primera esposa de Andrés II, y su relación con el rey húngaro fue fundamental para entender la sucesión dinástica.
En sus primeros años, Hungría se encontraba sumida en las consecuencias de las decisiones de su padre, que buscaban equilibrar el poder entre la corona y la nobleza. A pesar de los intentos de su padre por controlar el reino, la situación era cada vez más difícil debido a las presiones internas de los grandes señores feudales, que exigían mayor autonomía y poder. En este contexto, Bela fue testigo de cómo la familia real lidiaba con las crecientes tensiones internas.
La administración de Bela durante el reinado de su padre
Durante los últimos años del reinado de Andrés II, Bela fue nombrado co-regente, asumiendo la administración de una parte del país. Esta posición le permitió familiarizarse con los problemas del reino y las inquietudes de la nobleza húngara. Aunque aún joven, Bela ya mostraba un agudo sentido político y un fuerte deseo de intervenir en los asuntos de Estado. Como parte de su papel, administró los recursos del reino y procuró mantener el equilibrio entre las diferentes facciones que luchaban por el control del poder en Hungría.
Uno de los aspectos fundamentales del gobierno de su padre fue la creciente cesión de tierras a la nobleza, lo que permitió que los grandes señores feudales adquirieran mayor influencia. Aunque esto se hizo con la intención de asegurar la lealtad de los nobles hacia la corona, también creó una base para futuras tensiones, que Bela experimentaría al ascender al trono.
Ascenso al trono en 1235
El año 1235 fue clave para el futuro de Bela IV, ya que ascendió al trono de San Esteban, convirtiéndose en rey de Hungría tras la muerte de su padre. A su llegada al poder, Bela se enfrentó a un reino sumido en el caos y la anarquía feudal. Durante los años previos a su coronación, el poder de la monarquía se había ido erosionando, y el reino estaba fragmentado entre facciones nobles que gobernaban vastas áreas con poca supervisión central.
En su primer acto como rey, Bela IV adoptó una postura firme para intentar recuperar el control real sobre el reino. Consideró que uno de los mayores desafíos era el creciente poder de los nobles, quienes habían obtenido importantes beneficios territoriales a través de las decisiones de su padre. La restauración del poder real y la consolidación del control del monarca eran su prioridad. En este sentido, Bela se enfrentó a una difícil tarea, pues los nobles no aceptaban fácilmente el intento de recobrar las tierras que se habían entregado en el pasado, y las tensiones aumentaron a medida que el rey trataba de restablecer el orden.
Venganza contra Bank y el reparto de propiedades
Una de las primeras decisiones que tomó Bela IV al llegar al trono fue vengarse del hombre que él consideraba responsable del asesinato de su madre, Bank, un noble influyente en la corte. Bank había sido perdonado previamente por su padre, pero al ascender Bela al trono, este lo desterró y confiscó sus propiedades. El rey procedió a repartir los bienes de Bank entre otros nobles, como Nana de Berench y el conde Merse, lo que generó más fricciones entre la nobleza y la monarquía.
La acción de Bela IV en este caso reveló su deseo de imponer su autoridad y de garantizar que las traiciones o los abusos de poder no quedaran impunes. Sin embargo, esta medida, aunque popular entre algunos sectores de la nobleza, también acentuó el descontento y la desconfianza de otros nobles hacia su gobierno.
Política interna: conflicto con los grandes señores
Bela IV trató de controlar el poder de la nobleza mediante la creación de comisiones reales, encargadas de supervisar las donaciones de tierras que se habían realizado en años anteriores. Su objetivo era recuperar las tierras reales y reducir la influencia de los señores feudales. Sin embargo, en lugar de obtener el apoyo de los nobles, estas acciones llevaron a una mayor oposición, lo que contribuyó a una creciente insatisfacción.
Uno de los aspectos más problemáticos de la política interna de Bela IV fue la llegada masiva de cumanos a Hungría. Estos pueblos nómadas, que huían de las invasiones mongolas, fueron acogidos por Bela IV como refugiados, lo que generó resentimiento entre las clases altas y la población local. Los cumanos, con sus propias costumbres y formas de vida, fueron vistos como una amenaza para las estructuras feudales del reino, y muchos nobles consideraban su presencia como una alteración del orden establecido. Además, los cumanos causaban daños con sus rebaños, lo que provocaba el descontento de los siervos y campesinos.
La relación entre los húngaros y los cumanos fue tensa, y aunque Bela intentó integrarlos, su política de inclusión no fue bien recibida, especialmente por los sectores más conservadores de la nobleza y el campesinado. La situación interna de Hungría, marcada por las tensiones feudales y las dificultades económicas, estaba a punto de ser desbordada por una amenaza mucho más grande: las invasiones mongolas.
Invasión tártara y los primeros fracasos militares
La verdadera prueba de fuego para Bela IV llegó en 1241, cuando las fuerzas mongolas, dirigidas por Batu Khan, comenzaron a avanzar hacia Hungría. Estos guerreros nómadas, conocidos por su habilidad en la guerra a caballo y su brutalidad, representaban una amenaza sin precedentes para Europa. Al enterarse de la invasión, Bela IV adoptó una actitud decidida. En un intento por movilizar a sus súbditos, mandó distribuir por todo el reino una espada bañada en sangre, un símbolo tradicional que indicaba la necesidad de que los hombres armados se unieran para defender la patria.
Sin embargo, a pesar de sus esfuerzos para unir a las fuerzas húngaras, el ejército de Bela IV se encontró mal preparado para la magnitud de la invasión. En la batalla del río Sajó, las tropas mongolas utilizaron una táctica de guerra altamente efectiva: fingieron una retirada para desorganizar las formaciones húngaras, lo que llevó a una desbandada entre los soldados húngaros. Después de este engaño, los mongoles atacaron ferozmente, resultando en una derrota catastrófica para Bela y sus fuerzas. La desorganización y la falta de coordinación entre los diferentes sectores del ejército húngaro facilitaron la masacre.
Bela IV, ante la derrota, se vio obligado a huir del campo de batalla. Primero se refugió en Pozsony (hoy Bratislava) y luego en Austria, donde fue apresado por Federico de Bamberga, un noble austriaco. Esta situación dejó a Hungría vulnerable, pues no solo enfrentaba la invasión de los mongoles, sino que también estaba a merced de las ambiciones externas de Federico y otros rivales.
El regreso y la reconstrucción del reino
Tras su liberación a cambio de un cuantioso rescate y la cesión temporal de las provincias orientales de Hungría, Bela IV regresó al país. Sin embargo, se encontraba con un reino devastado: los mongoles, tras su victoria, habían saqueado y destruido casi todo a su paso. El rey húngaro se vio obligado a comenzar una ardua tarea de reconstrucción, tanto material como espiritual, para restaurar el orden en el reino.
Una de las primeras medidas adoptadas por Bela fue la construcción de castillos de piedra. Estos se convirtieron en elementos esenciales de la defensa del reino, especialmente tras las invasiones mongolas, que demostraron la vulnerabilidad de las estructuras de madera y fortificaciones inadecuadas. El propio rey mandó construir varias de estas fortalezas, entre ellas la de Buda, que con el tiempo se convertiría en una de las ciudades más importantes de Hungría.
La reconstrucción no solo fue física, sino también estructural. Bela IV reconoció que para evitar una futura invasión, debía fortalecer las bases del reino en varios aspectos, entre ellos, el desarrollo de las ciudades. El rey otorgó a las ciudades importantes derechos de mercado, territorios amurallados y una administración propia, lo que facilitó su crecimiento y autonomía. Esto contribuyó a una mayor urbanización, promoviendo el comercio y el desarrollo económico.
En términos de feudalismo, Bela IV también promovió un cambio importante: trató de fortalecer a los servienses (siervos de los castillos) para que pudieran actuar como contrapeso frente a la creciente concentración de poder entre los grandes magnates. Este giro fue esencial para equilibrar las relaciones de poder dentro del reino, otorgando a los servienses una posición más estable y organizada. En un decreto de 1267, Bela ordenó que cada provincia enviara representantes a las sesiones de justicia, lo que permitió una mayor participación y organización entre las clases más bajas del reino.
Conflictos exteriores y alianzas
A pesar de su éxito en la reconstrucción interna, Bela IV no dejó de enfrentar amenazas externas. En el plano exterior, luchó en varias ocasiones contra Federico de Austria, a quien derrotó en 1246, consiguiendo la anexión de Estiria. Sin embargo, la mayor de las amenazas venía de Bohemia, donde Ottokar II intentaba expandir su influencia sobre los territorios húngaros. Entre 1254 y 1259, Bela IV libró varias batallas contra Ottokar, pero la situación política en el continente seguía siendo volátil.
Una de las decisiones más destacadas de su reinado fue la firma de una alianza con el rey de Bohemia en 1261, lo que permitió a Bela consolidar su posición en el centro de Europa. La relación con Bohemia fue clave para la defensa de Hungría frente a nuevas amenazas de los mongoles, quienes en 1263, tras la muerte del Gran Kan, comenzaron a mostrar signos de una nueva amenaza.
El fin de su reinado y la lucha dinástica
Hacia el final de su vida, Bela IV enfrentó otro desafío, esta vez en el plano dinástico. Su hijo Esteban se rebeló contra él, y con el apoyo de la nobleza, consiguió que una parte importante del reino se pusiera de su lado. Esteban atacó a su padre, derrotándolo y obligándolo a dividir el reino. A pesar de sus intentos por imponer a su segundo hijo, Bela, sobre el primogénito, el rey no pudo evitar el levantamiento de Esteban. Este enfrentamiento terminó con la soberanía de Transilvania y Valaquia otorgada a Esteban.
En un intento por asegurar la sucesión de la casa real, Bela IV buscó establecer lazos con la casa Anjou de Nápoles, casando a su nieta María con Carlos el Cojo, príncipe de Nápoles. Estas alianzas dinásticas constituyeron la base para el futuro derecho de sucesión de los Anjou al trono de Hungría.
Bela IV murió en 1270, dejando un reino profundamente transformado por sus esfuerzos de reconstrucción y reorganización. Aunque no logró evitar los conflictos dinásticos al final de su vida, su legado como el rey que salvó a Hungría de las invasiones mongolas y que sentó las bases para la reconstrucción de la nación perduró en la memoria histórica.
MCN Biografías, 2025. "Bela IV. Rey de Hungría (1206-1270): Resurgimiento de un Reino Devastado por las Invasiones Mongolas". Disponible en: https://mcnbiografias.com/app-bio/do/bela-iv-rey-de-hungria [consulta: 29 de septiembre de 2025].