Alterio, Héctor (1929-VVVV).


Actor argentino, cuyo nombre completo es Héctor Benjamin Alterio Onorato, nacido el 21 de septiembre de 1929 en Buenos Aires. Es compañero de generación de otros excelentes actores argentinos (Lautaro Murúa, Walter Vidarte, Norman Briski o Luis Politi) y tuvo que abandonar, como ellos, su país natal a finales de los años setenta, huyendo de la dictadura de Videla en busca de acomodo profesional, que encontró (como los intérpretes mencionados) en España.

Estudió arte dramático en Buenos Aires y se formó en la gran tradición de actores de aquel país, adelantado en la conservación y mantenimiento de las más avanzadas técnicas del oficio. Propulsó la formación Nuevo Teatro a partir de 1950, grupo que se mantuvo en actividad hasta 1968 y que dio a conocer la obra de autores tanto de vanguardia como clásicos del repertorio internacional. Tan constante y dilatada trayectoria profesional le proporcionó un enorme prestigio y le convirtió en uno de los actores y animadores teatrales más respetados de su país, a la par que empezó a llamar la atención de distintas organizaciones profesionales internacionales. Tanto es así que recibió una invitación del Departamento de Estado estadounidense para intervenir en una serie de conferencias y cursos teatrales en Estados Unidos. Es de destacar, en este período, su participación en el legendario y prestigioso Actor’s Studio neoyorkino de Lee Strasberg.

Desde principios de los sesenta trabajó incansablemente en su país en cine, teatro y televisión. Su primera aparición cinematográfica data de 1962; se trata de un cortometraje dirigido por Jorge Macario: El hombre que vio al Mesías. A partir de entonces, su contribución fue decisiva en ciertas películas argentinas de empeño artístico y talante progresista: trabajó a las órdenes de realizadores veteranos, como Alfredo Mathé (Todo sol es amargo, 1965), Manuel Antín (Don Segundo Sombra, 1969), Leopoldo Torre Nilsson (El santo de la espada, 1969) o Fernando Ayala (Argentino hasta la muerte, 1970); pero también aceptó involucrarse en las tentativas de los jóvenes realizadores que estaban dando un impulso renovador a la cinematografía argentina: Juan José Jusid (La fidelidad, 1970), Ricardo Wulicher (Quebracho, 1972) o Sergio Renán (La tregua, 1974).

En estos años previos a la aparición de la dictadura militar intervino en tres películas que le ocasionaron la sañuda enemistad de los elementos más reaccionarios y belicosos de la sociedad bienpensante de su país: dos del más prestigioso director argentino de la época, Leopoldo Torre Nilsson (La mafia, 1971; Los siete locos, 1972) y, sobre todo, la obra de Héctor Olivera La patagonia rebelde (1973), que llegaría a convertirse en verdadero emblema de los movimientos progresistas del país y, consecuentemente, en objetivo de persecución, auténtica «bestia negra», para esos elementos reaccionarios.

Héctor Alterio se dio a conocer ante el público español por su conmovedora interpretación de La tregua (1974), de Sergio Renán, que fue presentada en el Festival de San Sebastián de ese año: el actor formaba parte de la delegación oficial y, coincidiendo con esa presentación a concurso, se dio a conocer un comunicado procedente de Argentina en el que la siniestra organización derechista Triple A amenazaba formalmente de muerte a una serie de intelectuales y artistas argentinos. Alterio (cuyo nombre figuraba en la lista) decidió entonces, prudentemente, no regresar a su país, y establecerse en España. No fueron fáciles los comienzos en el que sería su país de adopción, pues pese a su indudable prestigio y calidad, su nombre no había traspasado las fronteras argentinas. Intervino, inicialmente en teatro, formando parte de la representación de Divinas palabras, de Valle Inclán.

Con Cría cuervos, de Carlos Saura, y Pascual Duarte, de Ricardo Franco, ambas de 1975, hizo su presentación en el cine español y afirmó una personalidad interpretativa de indudable rigor, una prestancia dramática de singular carácter. Desde entonces desarrolló una intensa actividad en el cine nacional, que puede promediarse en unas cinco películas por año, lo que contribuyó a que no tuviera mucha capacidad de elección y que se viera obligado a aceptar personajes en títulos que estaban muy por debajo de su categoría artística; sin embargo, esta prodigalidad no afectó nunca a su calidad de comediante. Films como Fango (1976), Secretos de alcoba (1976) o El mirón (1976) hubieran desanimado las perspectivas profesionales de cualquier otro actor que no tuviera su seguridad (pero también su necesidad de encontrar una continuidad laboral).

De todas maneras, siempre estuvo dispuesto a aprovechar las mejores oportunidades interpretativas, y esa disponibilidad le permitiría participar en trabajos más ambiciosos, en los que pudo desplegar su calidad de actor, como en el caso de varias películas significativas de finales de los años setenta: Asignatura pendiente (1976), Las palabras de Max (1976), La guerra de papá (977), Arriba Hazaña (1977), en la que mantuvo un estimulante duelo interpretativo con Fernando Fernán Gómez y José Sacristán; Las truchas (1977) o La escopeta nacional (1977).

Y, otra vez, el Festival de San Sebastián volvió a ser decisivo en la consolidación de su carrera en España. Si La tregua había sido su presentación oficial en nuestro país dos años antes, A un dios desconocido (1977), de Jaime Chávarri, significó su consagración, ya que obtuvo el premio al mejor actor en la edición de ese año. Se galardonaba así la competencia profesional, pero también la dedicación de un intérprete que se consideraba ya asimilado, perfectamente integrado, en la industria cinematográfica española.

Continuó alternando películas de calidad o de ambición artística –¿Qué hace una chica como tú en un sitio como éste? (1978), Memorias de Leticia Valle (1979), El crimen de Cuenca (1979) o F.E.N. (1979)- con otras de escaso vuelo o de descarado consumo, hasta que pudo retornar a su patria en 1980.

Los viernes de la eternidad, de Héctor Olivera, su director en La Patagonia rebelde, significó el final del exilio, seis años después de haberse visto obligado a ello. Desde entonces, por fortuna para las dos cinematografías, ha podido seguir actuando, indistintantamente, tanto en España como en Argentina. Y así han podido sucederse en la década de los ochenta y los noventa títulos significativos a ambos lados del Atlántico, como Tiro al aire (1981), de Mario Sábato; Antonieta (1982), de Carlos Saura; El señor Galíndez (1983), de Rodolfo Khun; y Mi general (1986), de Jaime de Armiñán (en donde formaba parte de un reparto coral de extraordinaria calidad), entre otras.

De su muy extensa labor, quizá podrían destacarse dos trabajos que sintetizan la amplitud, contención y severidad dramática de su registro de comediante: El nido (1980), de Jaime de Armiñán, y La historia oficial (1984), de Luis Puenzo.

En 2001 estrenó El hijo de la novia, comedia dramática de Juan José Campanella que cosechó un éxito indiscutible en taquilla y, en 2002, compartió protagonismo con sus compatriotas Federico Luppi y José Soriano en El último tren, del director novel uruguayo Diego Arsuaga. El trabajo del realizador y del trío actoral fue reconocido con sendos galardones en el Festival Internacional de Cine de Valladolid.

La Academia Española de Cine le concedió en 2003 el Goya de Honor.

En junio de 2004 volvió a las tablas, después de diez años sin hacerlo, para llevar a escena Yo Claudio, una versión teatral de la famosa obra de Robert Graves, en la 50ª edición del Festival de Mérida, y de ahí a una gira por España.

Filmografía.

Cortometrajes

1962: El hombre que vio al Mesías.1967: La vida contemplativa (mediometraje); El otro oficio.1976: Off.1977: La espera.1987: La historia en la arena.1992: Hora final.

Largometrajes

1965: Todo sol es amargo.1966: Cómo seducir a una mujer.1969: Don Segundo Sombra; El santo de la espada; El habilitado.1970: Estirpe de raza; Argentino hasta la muerte; La fidelidad; Que patatín y que patatán.1971: La mafia; Por los senderos del libertador.1972: Paño verde; Los golpes bajos; La venganza de Beto Sánchez.1973: Quebracho; Los siete locos; La piel del amor; La Patagonia rebelde; El amor infiel.1974: La tregua.1975: Cría cuervos; Pascual Duarte.1976: La menor; Fango; Secretos de alcoba; Asignatura pendiente; El mirón; Las palabras de Max.1977: La guerra de papá; A un dios desconocido; Borrasca; Marián; Arriba Hazaña; Las truchas; La escopeta nacional.1978: ¿Qué hace una chica como tú en un sitio como éste?; Serenata a la luz de la luna; Tiempos de constitución; Tres en raya.1979: Memorias de Leticia Valle; El crimen de Cuenca; F.E.N.1980: Otra vez adiós; En mil pedazos; El nido; Tiro al aire; Kargus; Te rompo el rating.1981: La vida, el amor y la muerte; Tac Tac; Los viernes de la eternidad.1982: Volver; Escarabajos asesinos; Corazón de papel; Asesinato en el Comité Central; Antonieta.1983: El señor Galíndez; La mujer del juez; Gracias por el fuego.1984: De Grens; Camila; Adiós, Roberto; La Rosales; Los chicos de la guerra.1985: Manuel y Clemente; La historia oficial; A la pálida luz de la luna; Flesh & Blood; Contar hasta diez.1986: Sofía; Puzzle; El hombre de la deuda externa.1987: La verdad oculta; Mi general; Barbablu, Barbablu.1989: El verano del potro; Summer of the colt; Continental.1990: Yo, la peor de todas.1991: Don Juan en los infiernos.1993: Tango feroz: La leyenda de Tanguito; Las boludas.1994: El detective y la muerte; El rey del río.1995: Tatiana, la muñeca rusa; Caballos salvajes.1997: Memorias del ángel caído; Cenizas del paraíso; Pequeños milagros.1998: Sidoglio Smithee; Un dulce olor a muerte; Diario para un cuento.2001: El hijo de la novia.2002: El último tren.

Trabajos para televisión

1982: Il quartetto Basileus.1986: Blancaflor, la hija del diablo.

JGD