Alatorre Vergara, Antonio (1922-2010).
Filólogo, ensayista, traductor, crítico literario y profesor universitario mexicano, nacido en el estado de Jalisco en 1922 y fallecido el 21 de octubre de 2010. Por la importancia de sus rigurosas investigaciones filológicas (publicadas en monografías, en obras colectivas y en revistas especializadas, y algunas veces presentadas bajo los pseudónimos de «Marcos Torres» y «Marco Antonio Vergara»), está considerado como uno de los estudiosos que, a lo largo del siglo XX, más han contribuido al conocimiento de la literatura española e hispanoamericana de todos los tiempos.
Muy pronto mostró una acusada vocación humanística que le impulsó a poseer un perfecto dominio del latín y el griego ya desde sus estudios secundarios, al tiempo que orientaba sus primeras investigaciones hacia el estudio de las Letras hispánicas. Estas primeras inquietudes literarias le permitieron entablar contacto con algunos jóvenes compatriotas que, andando el tiempo, habrían de convertirse en figuras cimeras de la literatura mejicana, como el narrador Juan Rulfo y el actor, dramaturgo y narrador Juan José Arreola, con quienes se alió en 1945 para lanzar, en la ciudad azteca de Guadalajara, la revista cultural Pan.
Una vez licenciado en la Facultad de Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México, viajó a Europa para especializarse en el estudio de las literaturas española y francesa, y se convirtió en uno de los alumnos más aventajados de los hispanistas galos Marcel Bataillon, Edmond Foral y Raymond Lebergue, a quienes tuvo por maestros en la capital francesa. Fruto de estos años de especialización y profundización en las Letras hispánicas serían, andando el tiempo, sus valiosos estudios literarios centrados en la vida y obra de los principales autores españoles del Siglo de Oro (como Garcilaso de la Vega, Fernando de Herrera, Luis de Góngora y Francisco de Quevedo), así como el acercamiento a otras ilustres figuras literarias de su patria (como Ruiz de Alarcón y Sor Juana Inés de la Cruz). Pero, además de estos estudios literarios, Antonio Alatorre Vergara dio a la imprenta numerosos trabajos de carácter lingüístico o naturaleza humanística en general, como los titulados «Características del español hablado en México» -publicado entre las páginas de Características de la cultura nacional (México: UNAM, 1969)-; Los 1001 años de la lengua española (México: Fondo de Cultura Económica/El Colegio de México, 1969); y Más allá del horizonte (México; Industria Gráfica Editorial Mexicana, 1980). Asimismo, el erudito de Jalisco publicó numerosos ensayos críticos sobre la influencia de las literaturas griega y latina en las Letras hispánicas.
Concluido su período de especialización en Europa, Antonio Alatorre regresó a México para comenzar a ejercer la docencia en la Universidad Nacional (UNAM) y, posteriormente, en el Colegio de México, cuyo famoso Centro de Estudios Filológicos quedó bajo su entera dirección, ahora convertido en Centro de Estudios Lingüísticos y Literarios. En dicha institución fundó, en 1952, una de las publicaciones filológicas que más prestigio alcanzaron a mediados del siglo XX, la Nueva Revista de Filología Hispánica, cuya dirección asumió a partir de 1960; además, fue codirector de la Revista Mexicana de Literatura (1958-60), en colaboración con el poeta español -pero exiliado desde niño en México- Tomás Segovia. Su labor docente se extendió también por los Estados Unidos de América, en cuya Universidad de Princeton impartió clases, en calidad de profesor invitado, desde 1966 hasta 1974.
Al margen de estos trabajos filológicos, el polígrafo de Jalisco se ocupó durante muchos años del teatro universitario de su país, al que enriqueció, desde el denominado «Grupo Alatorre», con una serie de aportaciones musicales que incluían en las representaciones canciones de la antigua tradición lírica española, en el conjunto de unos grandes espectáculos dramático-recitativos que fueron bautizados como «Poesía en voz alta». Especialmente aplaudidos fueron sus montajes basados en la combinación de textos populares y cultos del renacimiento español (canciones, poemas, digresiones en prosa, etc.), con los que recorrió los escenarios universitarios mejicanos durante más de tres lustros (desde 1956 hasta 1973). Por el conjunto de todas estas actividades culturales, fue distinguido con diversos honores y reconocimientos, como la entrega de la medalla José María Vigil (1956) y su elección como miembro del prestigioso Colegio Nacional (1981).
Por último, cabe recordar aquí la importante labor que Antonio Alatorre desempeñó en su faceta de traductor, que le convierte en uno de los mayores difusores de las Letras y el pensamiento extranjeros en la cultura mejicana del siglo XX. En efecto, por encargo de la editorial Fondo de Cultura Económica volcó al castellano algunas obras tan importantes como Erasmo y España, de su maestro Marcel Bataillon; Memorias póstumas de Bras Cubas, del narrador brasileño Machado de Assis; El lenguaje, del lingüista y antropólogo estadounidense Edward Sapir; La España ilustrada de la segunda mitad del siglo XVIII, de Jean Sarrailh; y La disputa del Nuevo Mundo, de Antonello Gerbi.
Bibliografía.
-
CASTILLO, Ariel: Antonio Alatorre (Bogotá, 1992).
-
GONZÁLEZ PEÑA, Carlos: Historia de la literatura mexicana (México: Ed. Porrúa, 1984).
-
TORRE VILLAR, Ernesto de la: «Antonio Alatorre, Los 1001 años de la lengua española«, en Boletín de la Academia Mexicana (México, 1981), nº 1.
J. R. Fernández de Cano.