Adad-apla-iddina, Rey de Babilonia (1068-1047 a.C.): Un monarca de respeto religioso y relaciones clave con Asiria

Adad-apla-iddina, quien gobernó Babilonia entre 1068 y 1047 a.C., es una figura crucial en la historia de la región mesopotámica, siendo el octavo rey de la IV dinastía de Babilonia (también conocida como la II dinastía de Isin). Su reinado, que duró 22 años, estuvo marcado por importantes relaciones internacionales, especialmente con Asiria, y por su respeto por la tradición religiosa de Babilonia.

Orígenes y contexto histórico

El origen de Adad-apla-iddina ha sido objeto de debate. Según la Lista Real babilónica, ascendió al trono después de derrotar a su antecesor, Marduk-shapik-zeri-mati. La Crónica sincrónica, por su parte, lo describe como hijo de Esagil-shaduni, un personaje conocido como «hijo de nadie», mientras que la Crónica real lo menciona como hijo de Itti-Marduk-balatu, un usurpador arameo. En algunas inscripciones, él mismo se presenta como hijo de Harru-ukin, pero estas diversas fuentes no parecen coincidir completamente sobre su linaje.

A pesar de la incertidumbre sobre sus orígenes, Adad-apla-iddina logró establecerse como un monarca respetado en Babilonia, consolidando su poder tras derrotar a su predecesor y mantenerse en el trono durante más de dos décadas. Durante su reinado, las relaciones con Asiria fueron fundamentales, ya que el rey Assur-bel-kala, quien había ayudado a Adad-apla-iddina a acceder al trono, se convirtió en su yerno.

Logros y contribuciones

Uno de los logros más notables de Adad-apla-iddina fue su actitud respetuosa hacia el pasado religioso y cultural de Babilonia. El rey se dedicó a ampliar y restaurar varios templos en su reino, un esfuerzo significativo para preservar la tradición religiosa babilónica en un momento de desafíos externos. Entre los templos que promovió destacan los de Zababa en Kish y de Sin en Ur, dos deidades importantes en la cosmología mesopotámica. Estas restauraciones no solo reflejaban su devoción religiosa, sino que también fortalecían la legitimidad de su reinado al asociarlo con los dioses ancestrales de Babilonia.

Además de sus esfuerzos religiosos, Adad-apla-iddina también fue conocido por su habilidad diplomática, especialmente en lo que respecta a las relaciones con Asiria. La alianza con Assur-bel-kala, quien le proporcionó apoyo militar y político, permitió a Adad-apla-iddina consolidar su poder. No obstante, a pesar de esta fuerte alianza, su reinado no estuvo exento de dificultades.

Momentos clave

El reinado de Adad-apla-iddina se vio marcado por varios momentos clave que definieron su gobierno y su legado:

  • Derrota de Marduk-shapik-zeri-mati: Adad-apla-iddina subió al trono tras la derrota de Marduk-shapik-zeri-mati, lo que le permitió tomar control de Babilonia y establecer su dominio.

  • Alianza con Assiria: La alianza con Assur-bel-kala, quien le ayudó a acceder al poder, fue esencial para consolidar su posición. A cambio, se convirtió en su yerno, lo que solidificó los lazos entre Babilonia y Asiria.

  • Invasión de los sutu: Durante su reinado, Babilonia fue incapaz de frenar la invasión de los sutu, un pueblo que devastó amplias regiones del país, lo que mostró la vulnerabilidad de Babilonia ante las amenazas externas.

  • Restauración de templos: La restauración de los templos de Zababa en Kish y de Sin en Ur subraya su interés por la preservación de la religión babilónica, un acto que reforzó su imagen como un monarca devoto y protector de las tradiciones.

Relevancia actual

Aunque su reinado estuvo marcado por algunas dificultades y una constante presión de pueblos invasores como los sutu, el legado de Adad-apla-iddina persiste en la memoria histórica de Babilonia. Su respeto por las tradiciones religiosas y su alianza con Asiria jugaron un papel fundamental en la estabilidad de Babilonia durante su gobierno.

Al ser sucedido por Marduk-akhkhe-eriba, Adad-apla-iddina dejó una huella significativa, tanto en la política interna de Babilonia como en las relaciones internacionales con Asiria. Su figura sigue siendo recordada como un rey que, a pesar de los desafíos, logró mantener la cohesión de su reino a través de sus políticas religiosas y diplomáticas.

Hoy en día, los estudios sobre su reinado y sus contribuciones a la cultura y política de Babilonia continúan siendo un tema de interés para los historiadores, quienes ven en su gobierno un ejemplo de cómo la diplomacia, la religión y la política se entrelazaron en la antigua Mesopotamia.


Adad-apla-iddina no solo gobernó Babilonia, sino que también logró consolidar una etapa de transición y adaptación a los cambios que vivió la región durante su reinado, asegurando una base sólida para el futuro de su nación. A pesar de las invasiones y los conflictos, su legado perduró a través de sus esfuerzos por mantener la paz interna y preservar la herencia religiosa de Babilonia.