Carlos Risueño y Mena (1778-1847): El pionero de la enseñanza veterinaria científica en España

Carlos Risueño y Mena fue una figura clave en la historia de la veterinaria española. Nacido en Daimiel, Ciudad Real, en 1778 y fallecido en Madrid en 1847, su vida estuvo dedicada a la mejora del conocimiento veterinario en una época en que esta disciplina apenas despuntaba en el país. Su legado no solo incluye su labor como catedrático y director de la Escuela de Veterinaria, sino también su firme compromiso con la modernización de la enseñanza y la práctica clínica, especialmente en el área de la clínica equina.

Orígenes y contexto histórico

Carlos Risueño inició su trayectoria en un contexto dominado por el Antiguo Régimen y la influencia militar en la formación profesional. Su ingreso como alumno interno militar en la Escuela, perteneciente al regimiento de voluntarios de España, fue el primer paso hacia una carrera que integraría tanto el servicio militar como la docencia y la investigación.

Durante el cambio de siglo, España enfrentaba una transformación social, política y científica. En este entorno de convulsión y reformas, Risueño encontró oportunidades para formarse más allá del limitado currículo veterinario de la época. Mientras estaba destinado en los regimientos de Godoy, aprovechó su permanencia en Madrid para asistir como oyente a clases médicas en el Colegio de San Carlos, una de las instituciones científicas más prestigiosas del momento. Allí, se especializó en materias como Química y Botánica, siendo alumno de José Demetrio Rodríguez.

Su paso por diversos regimientos durante la Guerra de la Independencia, incluyendo el de voluntarios de Madrid y posteriormente el de Lusitania, le permitió adquirir una experiencia clínica fundamental, especialmente en hospitales militares y caballerizas, lo que marcaría su futura orientación académica y profesional.

Logros y contribuciones

Una de las principales contribuciones de Risueño y Mena fue su innovación en la enseñanza veterinaria. En 1817, fue nombrado catedrático de patología general y cirugía en la Escuela de Veterinaria, posición desde la cual promovió una reforma estructural profunda del plan de estudios y la metodología docente. Su objetivo era instaurar una enseñanza científica, basada en la observación, la disección y la práctica clínica.

Entre sus logros más destacados se encuentran:

  • Reorganización completa de la Escuela de Veterinaria, orientándola hacia un modelo científico y estructurado.

  • Especialización en clínica equina, entonces la rama más importante de la veterinaria debido a la centralidad del caballo en la economía y el ejército.

  • Desarrollo de materias fundamentales como la Zootecnia, definida por él como el «arte de cruzar y mejorar las razas».

  • Creación de un plan de estudios de cinco cursos, encargándose personalmente del tercero, dedicado a Patología general y particular, observaciones prácticas e inspección cadavérica.

Además, su producción bibliográfica refleja su profundo conocimiento del área. Entre sus obras más relevantes se encuentran:

  • Diccionario de Veterinaria y sus ciencias auxiliares (Madrid, Hijos de Catalina Piñuela, 1826-1834)

  • Elementos de Patología Veterinaria general y especial (Madrid, Hijos de Catalina Piñuela, 1834)

  • Traducción del tratado de Jean Girard: Del vómito accidental en el caballo y otros animales domésticos, y de la rumia (Madrid, F. Villalpando, 1825)

Estas publicaciones no solo fortalecieron el cuerpo doctrinal de la veterinaria en España, sino que también ofrecieron herramientas útiles para los estudiantes y profesionales de la época.

Momentos clave

La vida de Carlos Risueño estuvo marcada por momentos determinantes que condicionaron su carrera. Uno de ellos ocurrió durante el reinado de Fernando VII, una etapa conocida por el absolutismo y la represión política e ideológica.

En 1824, en el punto álgido del despotismo fernandino, Segismundo Malats, influenciado por criterios conservadores, elaboró un informe dirigido a la Real y Suprema Junta de Purificaciones Civiles. En dicho documento acusó a varios catedráticos de la Escuela de Veterinaria, incluyendo a Risueño, de no seguir los contenidos de sus libros. Esta denuncia fue suficiente para separar de sus cargos a varios profesores, quienes fueron etiquetados como “impuros”.

Sin embargo, esta exclusión no fue definitiva. En 1828, Risueño fue restituido en su cátedra, y apenas dos años después, en 1830, fue nombrado director de la Escuela de Veterinaria. Desde esta posición pudo implementar las reformas que había proyectado años antes, consolidando su papel como el auténtico fundador de la enseñanza veterinaria moderna en España.

Relevancia actual

Carlos Risueño y Mena representa un hito en la historia de la ciencia veterinaria española. Su visión moderna, su capacidad organizativa y su compromiso con una enseñanza basada en el conocimiento empírico y científico lo convierten en una figura imprescindible para entender la evolución de esta disciplina.

La ruptura que planteó con el Protoalbeiterato, sistema medieval heredado de la tradición gremial, supuso un cambio radical hacia una profesionalización académica. Al estructurar la carrera en cinco cursos y enfocarla en especialidades clínicas y anatómicas, anticipó los estándares de formación que, con ajustes, siguen vigentes hoy.

Además, su obra sigue siendo objeto de estudio por parte de historiadores de la ciencia y de la veterinaria. Estudios como la necrobiografía escrita por Llorente y Lázaro en el Boletín de Veterinaria o la tesis doctoral de Vital Ruibérriz de Torres (Historia de la ciencia veterinaria española: del Antiguo Régimen al Liberalismo, 1792-1847) reconocen su trascendencia tanto académica como institucional.

Aportes fundamentales de Carlos Risueño y Mena

A modo de resumen, estos son algunos de sus aportes más significativos:

  • Formación científica en Química, Botánica y Medicina en el Colegio de San Carlos.

  • Experiencia militar que aportó perspectiva práctica al ejercicio clínico.

  • Docencia y cátedra en Patología general y cirugía veterinaria desde 1817.

  • Reformador y director de la Escuela de Veterinaria desde 1830.

  • Desarrollador de una estructura curricular moderna con cinco cursos.

  • Escritor y traductor de obras fundamentales para la práctica veterinaria.

  • Especialización en clínica equina y zootecnia.

  • Reintegración y consolidación profesional tras la persecución de 1824.

El legado de Carlos Risueño y Mena perdura como el de un precursor ilustrado, cuya vida estuvo marcada por la lucha por el conocimiento, la mejora del sistema educativo y la dignificación de la veterinaria como ciencia y profesión.

Bibliografía

Fuentes

  • Diccionario de Veterinaria y sus ciencias auxiliares, Madrid, Hijos de Catalina Piñuela, 1826-1834.

  • Elementos de Patología Veterinaria general y especial, Madrid, Hijos de Catalina Piñuela, 1834.

  • Traducción de Jean Girard, Del vómito accidental en el caballo y otros animales domésticos, y de la rumia, Madrid, F. Villalpando, 1825.

Estudios

  • LLORENTE Y LÁZARO, R. Necrología de D. Carlos Risueño, Boletín de Veterinaria, 3 (1847), 67.

  • SANZ EGAÑA, C. Carlos Risueño y Mena, Madrid, 1942.

  • VITAL RUIBÉRRIZ DE TORRES, P. Historia de la ciencia veterinaria española: del Antiguo Régimen al Liberalismo, 1792-1847, Tesis doctoral, Madrid, Universidad Complutense, Facultad de Veterinaria, 1984.

Cómo citar este artículo:
MCN Biografías, 2025. "Carlos Risueño y Mena (1778-1847): El pionero de la enseñanza veterinaria científica en España". Disponible en: https://mcnbiografias.com/app-bio/do/risuenno-y-mena-carlos [consulta: 28 de septiembre de 2025].