Vidkun Quisling (1887-1945). El político noruego que colaboró con la Alemania nazi
Vidkun Quisling es uno de los nombres más polémicos de la historia de Noruega y, por extensión, de la Segunda Guerra Mundial. Nacido el 18 de julio de 1887 en Fyresdal, Noruega, y muerto el 24 de octubre de 1945 en Oslo, Quisling pasó a la historia como sinónimo de traidor y colaboracionista debido a su alianza con la Alemania nazi. Su figura sigue siendo objeto de análisis en la política, pues su colaboración con el régimen de Adolf Hitler marcó un antes y un después en la historia del país. A lo largo de su vida, pasó de ser un destacado político y militar a convertirse en un símbolo del colaboracionismo, cuya figura sigue siendo repudiada por muchos, mientras que su nombre se asocia a la traición en el lenguaje político internacional.
Orígenes y contexto histórico
Vidkun Quisling nació en una familia de pastores en Noruega, lo que le permitió crecer en un ambiente en el que se valoraba profundamente la historia nacional. Este amor por la historia de su país fue inculcado por su padre, quien jugó un papel clave en su educación. Después de completar sus estudios universitarios en 1911, Quisling decidió ingresar al ejército, donde alcanzó el rango de oficial de artillería. Su primer contacto con la diplomacia se dio cuando fue nombrado agregado militar en las embajadas de Noruega en Petrogrado (hoy San Petersburgo) entre 1918 y 1919, y en Helsinki, en 1920.
En este periodo de su vida, Quisling tuvo la oportunidad de vivir en países afectados por la Revolución Rusa y la Guerra Civil. En 1921 comenzó a trabajar para la Sociedad de Naciones, donde colaboró estrechamente con Fridtjof Nansen en labores humanitarias para ayudar a los países devastados por la guerra, como la URSS y Armenia. Durante este tiempo, comenzó a ganar una mayor notoriedad en el ámbito internacional, lo que eventualmente le llevaría a tener una posición diplomática relevante.
A lo largo de sus años de servicio en la diplomacia, Quisling representó a Gran Bretaña en la URSS desde la embajada de Noruega en Moscú a partir de 1927. Esta experiencia internacional enriqueció su visión del mundo, pero también comenzó a moldear su ideología política, que lo llevaría a dar un giro hacia posturas más extremas.
Actividad política
Tras regresar a Noruega en 1929, Quisling se volcó en la actividad política, abogando por una ideología conservadora y abiertamente anticomunista. Fue nombrado Ministro de Defensa en 1931, cargo en el que se destacó por su postura dura ante la huelga de los trabajadores de las centrales hidroeléctricas, que reprimió con mano dura. Sin embargo, su carrera política sufrió un revés en 1933, cuando abandonó el gobierno tras un intento fallido de unir a los partidos conservadores del país para formar su propio partido, la Unión Nacional (Nasjonal Samling).
A pesar de la escasa aceptación que tuvo entre la sociedad noruega, Quisling no abandonó su ambición política y, a medida que la situación en Europa se tornaba cada vez más tensa, se fue acercando cada vez más al régimen nazi de Hitler. La adopción de los principios fascistas por parte de su partido se hizo patente cuando, con la mediación de All, un teórico del movimiento fascista noruego, Quisling estableció una alianza estratégica con el Partido Nazi alemán. La relación con el régimen nazi se profundizó con el tiempo, y la Unión Nacional recibió varias ayudas económicas por parte de los nazis.
Desde sus inicios, Quisling mostró un profundo rechazo hacia el liberalismo, la democracia y el comunismo. En su discurso político, insistía en que la civilización urbana estaba llevando a la decadencia a la sociedad noruega y que el único camino para salvar al pueblo noruego era un regreso a la naturaleza, al trabajo en el campo y el establecimiento de un régimen autoritario. A lo largo de sus años de actividad política, Quisling se fue tornando cada vez más radical, adoptando posturas racistas y antisemitas, además de exaltar la pureza de la raza noruega. Su partido nunca alcanzó una gran popularidad, ya que no logró conquistar la confianza de la sociedad noruega ni obtener representación en el Parlamento.
Segunda Guerra Mundial
La Segunda Guerra Mundial marcó el punto culminante de la trayectoria política de Quisling, quien pasó de ser un político marginal a convertirse en una de las figuras más controvertidas de la historia de Noruega. En diciembre de 1939, Quisling se reunió con Hitler para solicitar la ocupación inmediata de Noruega por las tropas alemanas. Su petición fue atendida, y en abril de 1940, las fuerzas nazis invadieron Noruega. Quisling, aprovechando la situación, organizó una estructura colaboracionista que contaba con aproximadamente 30.000 hombres, lo que le permitió ganar influencia dentro del nuevo orden impuesto por los nazis.
Aunque inicialmente trató de convencer al rey Haakon VII de nombrarlo primer ministro, el monarca se mantuvo firme en su apoyo al gobierno elegido democráticamente. Quisling no dudó en autoproclamarse presidente, pero fue rápidamente depuesto por las autoridades alemanas en abril de 1940, quienes lo reemplazaron con un gabinete dirigido por el gobernador civil de Oslo, Christensen.
Sin embargo, Quisling no abandonó sus ambiciones y, en 1942, fue impuesto por los nazis como primer ministro de un gobierno títere en Noruega. Su papel fue fundamental para la implementación de la política fascista del III Reich en el país, y se encargó de aplicar políticas que favorecían la expansión del fascismo en todos los sectores de la sociedad noruega. A pesar de la resistencia generalizada, Quisling continuó aplicando medidas radicales, como la deportación de judíos noruegos a los campos de concentración alemanes.
A partir de 1943, Quisling se autoproclamó líder de un estado fascista y anuló los derechos de la familia real noruega, lo que obligó al rey y a sus herederos a abandonar el país. Su impopularidad aumentó progresivamente en todo el territorio, y a medida que las tropas aliadas avanzaban en la liberación de Noruega, la resistencia noruega se intensificó, desafiando la autoridad de Quisling y su gobierno fascista.
En 1945, tras la derrota alemana, las fuerzas aliadas consiguieron liberar Noruega, y Quisling fue arrestado. Posteriormente, fue juzgado por un consejo de guerra y condenado por crímenes de guerra y colaboración con el enemigo. El 24 de octubre de 1945, fue ejecutado por fusilamiento en la Fortaleza de Akershus en Oslo, poniendo fin a su trágica y controvertida carrera política.
Legado y relevancia actual
El nombre de Vidkun Quisling ha quedado grabado en la historia como sinónimo de traición. Su colaboración con la Alemania nazi y su intento de imponer un régimen fascista en Noruega le valieron el desprecio generalizado, y su figura sigue siendo objeto de estudio en la política contemporánea. Aunque su partido no tuvo éxito en ganar el apoyo de la población noruega, la sombra de su traición sigue presente en el colectivo noruego, que asocia su nombre con el concepto de «quislingismo», utilizado para referirse a aquellos que colaboran con potencias extranjeras en contra de su propio país.
En la actualidad, la figura de Quisling es vista como un ejemplo de los peligros del extremismo político y el autoritarismo, así como un recordatorio de los horrores de la Segunda Guerra Mundial y las consecuencias de la colaboración con regímenes totalitarios.
Bibliografía
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DURAND, Y. Le novel ordre europèen nazi, 1938-1945. Bruselas: Editions Complexe, 1990.
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HAYES, P. Quisling: The Career and Political Ideas of Vidkun Quisling 1887-1945. Londres: Newton Abbot, David and Charles, 1971.
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MILZA, P. Les Fascismes. París: 1985.
MCN Biografías, 2025. "Vidkun Quisling (1887-1945). El político noruego que colaboró con la Alemania nazi". Disponible en: https://mcnbiografias.com/app-bio/do/quisling-vidkun [consulta: 28 de septiembre de 2025].