Tamara Grigorieva (1918-VVVV). La historia de una bailarina argentina de origen ruso que conquistó los escenarios internacionales

Tamara Grigorieva, nacida en Petrogrado en 1918, es una de las figuras más destacadas del ballet clásico a nivel mundial. Bailarina, maestra de ballet y directora artística argentina de origen ruso, su trayectoria ha sido clave tanto en Europa como en América Latina, marcando una huella profunda en el desarrollo del ballet contemporáneo. Su formación y carrera se vieron influenciadas por los grandes nombres del ballet clásico, y su legado perdura hasta el día de hoy.
Orígenes y contexto histórico
Tamara Grigorieva nació en 1918 en Petrogrado, actual San Petersburgo, Rusia, en el seno de una familia que, sin ser directamente parte del mundo artístico, fue testigo de los cambios políticos y culturales de la época. Su infancia y juventud estuvieron marcadas por el caos de la Revolución Rusa y la posterior guerra civil, lo que hizo que su vida se desarrollara en un contexto social y político inestable.
A pesar de estos desafíos, su pasión por la danza surgió desde temprana edad. En sus primeros años, Grigorieva fue testigo del renacimiento artístico en Rusia tras la revolución. La escena del ballet ruso, reconocida mundialmente por su exquisita técnica y expresividad, se encontraba en su apogeo, y fue este ambiente el que impulsó a Tamara a estudiar ballet.
Su formación académica fue sólida, y entre sus más importantes maestros se destacaron figuras como Olga Preobrajenska y Anatole Vilzak, dos de los nombres más importantes de la danza rusa de la época. También fue discípula de Boris Kniaseff, quien se encargó de forjar su técnica. Estos maestros fueron fundamentales para el desarrollo de su carrera, proporcionándole las bases necesarias para alcanzar los más altos estándares en la danza clásica. El vínculo con estos maestros sería esencial, ya que su influencia perduró a lo largo de toda su carrera.
Logros y contribuciones
Desde su debut profesional, Grigorieva mostró un talento excepcional. En 1933, debutó con los Ballets 1933 bajo la dirección de George Balanchine, otro de los grandes referentes del ballet clásico. Este primer encuentro con el maestro Balanchine resultó crucial para su carrera, pues le permitió explorar nuevas dimensiones del ballet, alejándose un poco de los moldes más tradicionales y comenzando a adentrarse en las propuestas más innovadoras que marcarían su estilo.
A los 16 años, Tamara Grigorieva ingresó en los Ballets Russes del Coronel de Basil, una de las compañías más importantes de la historia de la danza. Su carrera en la compañía fue breve pero intensa, de 1934 a 1938, lo que le permitió adquirir una valiosa experiencia y exponer su talento ante públicos internacionales. Fue en este periodo cuando su nombre comenzó a ser reconocido dentro de los círculos artísticos del ballet, destacándose por su capacidad técnica y su interpretación expresiva.
Momento clave: el Teatro Municipal de Río de Janeiro
En 1938, Tamara Grigorieva comenzó una nueva etapa de su carrera al ingresar al Teatro Municipal de Río de Janeiro como primera bailarina, donde se presentó por dos años consecutivos. Esta etapa le permitió adquirir una nueva perspectiva del ballet, ya que tuvo la oportunidad de compartir escenario con algunos de los bailarines más importantes de la época y expandir su formación y estilo. Al mismo tiempo, la cultura brasileña le ofreció una nueva experiencia artística que enriqueció su interpretación.
Tras su paso por Río de Janeiro, Grigorieva regresó a los Ballets Russes del Coronel de Basil en 1940, donde continuó consolidando su carrera internacional. Esta relación con la compañía, que se extendió en varias etapas de su vida, le permitió enfrentarse a grandes desafíos y crecer artísticamente en un entorno que le permitió mezclar lo clásico con lo moderno.
Maestra y directora artística
Una de las contribuciones más significativas de Tamara Grigorieva al mundo del ballet fue su faceta como maestra y directora artística. En 1947, asumió la dirección del ballet del Teatro Colón de Buenos Aires, donde dejó una profunda huella. Su capacidad para enseñar y transmitir su vasta experiencia a nuevas generaciones de bailarines hizo que su labor en este campo fuera sumamente valorada. Durante las temporadas de 1947-48 y 1956-57, Grigorieva estuvo al frente de la formación de los bailarines del teatro, infundiendo en ellos la técnica y el amor por la danza que ella misma había aprendido de sus grandes maestros.
En sus últimos años de actividad, se encargó de la dirección artística de la compañía, lo que la convirtió en una figura clave en la danza argentina. Bajo su dirección, el ballet del Teatro Colón alcanzó una gran relevancia tanto en el ámbito nacional como internacional, con una programación innovadora que incorporaba obras clásicas junto con creaciones contemporáneas.
Relevancia actual
A pesar de su retiro, Tamara Grigorieva sigue siendo una figura central en la historia del ballet en Argentina. Su legado como maestra y directora artística sigue vivo, ya que muchos de los bailarines que formó se han convertido en referentes del ballet en el país. La influencia de su estilo, aprendido de maestros como Olga Preobrajenska, Boris Kniaseff y George Balanchine, perdura en el mundo del ballet clásico contemporáneo, no solo en Argentina, sino en toda América Latina.
Además, el aporte de Grigorieva a la consolidación del ballet en Argentina es incalculable. Su dedicación a la enseñanza y su trabajo en la dirección artística han hecho de ella una figura fundamental en la formación de una de las más importantes tradiciones dancísticas de la región. Sin lugar a dudas, su paso por el Teatro Colón marcó un antes y un después en la historia del ballet argentino.
La trascendencia de su carrera no solo se mide por los logros artísticos y las posiciones de liderazgo que ocupó, sino también por la huella que dejó en el corazón del ballet clásico, tanto en Europa como en América. Grigorieva, con su dedicación y amor por la danza, ha forjado una tradición que continúa inspirando a generaciones de bailarines.
Momentos clave en la carrera de Tamara Grigorieva
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1933: Debut con los Ballets 1933 de George Balanchine.
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1934-1938: Ballerina en los Ballets Russes del Coronel de Basil.
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1938-1940: Primera bailarina en el Teatro Municipal de Río de Janeiro.
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1940: Regreso a los Ballets Russes del Coronel de Basil.
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1947-48 y 1956-57: Maestra del Ballet del Teatro Colón de Buenos Aires.
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Director artístico del Ballet del Teatro Colón.
En la actualidad, la figura de Tamara Grigorieva sigue siendo un referente imprescindible del ballet en Argentina y un ejemplo de dedicación y esfuerzo que perdura más allá del escenario.
MCN Biografías, 2025. "Tamara Grigorieva (1918-VVVV). La historia de una bailarina argentina de origen ruso que conquistó los escenarios internacionales". Disponible en: https://mcnbiografias.com/app-bio/do/grigorieva-tamara [consulta: 28 de septiembre de 2025].