Mahatma Gandhi (1869–1948): Líder Visionario y Pacifista que Transformó la India y el Mundo
Mahatma Gandhi (1869–1948): Líder Visionario y Pacifista que Transformó la India y el Mundo
Primeros Años y Formación (1869–1893)
Infancia en Porbandar y Rajkot
Mohandas Karamchand Gandhi nació el 2 de octubre de 1869 en Porbandar, una ciudad costera en el actual estado de Guyarat, en el oeste de la India. Su padre, Karamchand Gandhi, ocupaba el cargo de diwan (primer ministro) en varios principados del estado de Kathiawar, entre ellos Porbandar, Rajkot y Vankaner. Su madre, Putlibai, era la cuarta esposa de Karamchand y profundamente devota, seguidora del jainismo, una religión que promueve la no violencia, el vegetarianismo, el ayuno y la espiritualidad.
Gandhi fue el menor de cuatro hijos en un hogar donde la tradición hindú, el deber familiar y la administración pública se entrelazaban constantemente. Desde temprana edad, se destacó por su timidez, su conciencia moral y su disposición a cumplir con las expectativas de sus mayores. En 1876, cuando tenía siete años, la familia se trasladó a Rajkot, donde Karamchand fue nombrado diwan. Gandhi se educó en escuelas locales, mostrando un rendimiento académico modesto pero destacando por su carácter introspectivo y disciplinado.
Un evento decisivo en su infancia fue su matrimonio arreglado con Kasturbai Makhanji, una niña de su misma edad, con quien se casó en 1883, cuando ambos tenían apenas trece años. Aunque este matrimonio precoz era común en la India del siglo XIX, dejó en Gandhi una huella duradera que luego criticaría abiertamente en sus reflexiones sobre el sistema de castas y las prácticas sociales de su país.
La muerte de su padre en 1885, cuando Gandhi tenía 16 años, marcó otro hito en su vida temprana. En medio del duelo, también tuvo que enfrentar la pérdida de su primer hijo recién nacido. Estos episodios tempranos de sufrimiento personal lo empujaron a reflexionar sobre el dolor, la moral y la espiritualidad, factores que se volverían centrales en su pensamiento posterior.
Estudiante en Bhavnagar y Londres
En 1887, Gandhi aprobó el examen de matriculación y se inscribió en el Samaldas College de Bhavnagar, aunque su adaptación fue difícil debido a que las clases se impartían en inglés, un idioma que apenas dominaba. Pronto surgió la idea de enviar al joven Gandhi a estudiar Derecho en Inglaterra, una propuesta que encontró resistencias en su comunidad, que consideraba impuro cruzar los mares (kalapani). Sin embargo, con el respaldo de su familia y el consentimiento de su madre, partió rumbo a Londres en septiembre de 1888.
Su llegada al University College de Londres supuso un cambio radical. Enfrentado a una cultura muy distinta, Gandhi vivió un profundo conflicto de identidad. Al principio intentó integrarse imitando el estilo de vida británico: vestía con sobriedad, tomaba clases de baile, pronunciación y etiqueta, y frecuentaba ambientes respetables. Sin embargo, pronto comprendió que su fuerza no residía en la imitación, sino en la afirmación de sus propias raíces culturales.
Durante esta etapa, Gandhi descubrió el vegetarianismo como una práctica ética, más allá de la tradición religiosa que había heredado. Se afilió a la Vegetarian Society, escribió artículos para la revista The Vegetarian y fundó un club vegetariano en el barrio de Bayswater. Este interés lo condujo hacia lecturas que cambiarían su visión del mundo. Se sumergió en los textos de Buda, en el Nuevo Testamento, especialmente en el Sermón de la Montaña, y en obras filosóficas de humanistas europeos. Uno de los más decisivos fue León Tolstoi, cuya obra El reino de Dios está dentro de vosotros lo marcaría profundamente por su defensa de la no violencia y la fe activa.
En junio de 1891, Gandhi terminó sus estudios y fue admitido como abogado en el Colegio de Abogados. Poco antes de regresar a la India, recibió la devastadora noticia de que su madre había fallecido durante su estancia en Inglaterra. Su regreso fue amargo: no solo debía enfrentar el luto, sino también la desaprobación de algunos miembros de su comunidad por haber cruzado el océano, lo que lo situaba, según ciertas interpretaciones religiosas, fuera del sistema de castas.
Primeros Fracasos Profesionales en la India
Una vez de regreso en Bombay, Gandhi intentó establecerse como abogado. Sin embargo, su timidez y falta de experiencia en oratoria lo llevaron al fracaso en su primer juicio, en el que fue incapaz de interrogar a los testigos. La vergüenza de aquel momento lo llevó a abandonar los tribunales. Para sobrevivir, dio clases particulares y luego trabajó redactando peticiones legales en Rajkot. Allí, un conflicto con el agente político británico lo llevó a cortar su carrera administrativa, y fue en ese contexto que recibió una propuesta que cambiaría su vida.
En 1893, le ofrecieron representar a un comerciante indio en un litigio civil en Sudáfrica. Sin muchas expectativas y con la esperanza de conseguir algo de experiencia, aceptó el caso y emprendió el viaje. Este traslado marcaría el verdadero inicio de su trayectoria como líder político y social, aunque en aquel momento Gandhi no lo sabía.
Antes de partir, su situación personal era la de un joven abogado frustrado, con escasa confianza profesional y poca experiencia en la vida pública. Su viaje a Sudáfrica parecía una escapatoria temporal, pero se transformaría en un despertar ideológico, espiritual y político que lo conectaría con las grandes causas de su tiempo.
La Estancia en Sudáfrica y el Surgimiento de la Filosofía de la No Violencia (1893–1915)
El Despertar en Durban: La Humillación como Motor de Cambio
Cuando Mohandas Gandhi llegó a Durban en mayo de 1893 para encargarse de un caso civil entre comerciantes indios, no podía prever que este viaje marcaría un punto de inflexión en su vida. Su primera experiencia con la discriminación racial fue inmediata: tras intentar viajar en un vagón de primera clase con un billete válido, fue expulsado del tren en Pietermaritzburg por negarse a ceder su asiento a un pasajero blanco. Este incidente, junto con muchos otros actos de humillación cotidiana, sacudió su conciencia moral.
Hasta entonces, Gandhi se había considerado un súbdito leal del Imperio Británico. Sin embargo, los abusos sistemáticos que presenció en Sudáfrica contra los inmigrantes indios lo impulsaron a organizar un mitin en Pretoria y, por primera vez, a intervenir políticamente. Aunque logró mediar con éxito en el caso legal que lo llevó al país, decidió permanecer en Sudáfrica para luchar contra un proyecto de ley que buscaba despojar a los indios de sus derechos políticos. A partir de ese momento, su lucha personal se transformó en una misión colectiva.
En agosto de 1894, fue admitido como abogado en el Tribunal Supremo de Natal. Poco después, fundó el Congreso Indio de Natal, una organización destinada a coordinar la resistencia política y legal de la comunidad india. El joven abogado se convirtió rápidamente en un referente de lucha pacífica, combinando su formación jurídica con su profundo sentido de la justicia moral.
La Radicalización Ética y Espiritual
Gandhi regresó brevemente a la India en 1896 para promover su causa mediante conferencias y folletos, y volvió a Sudáfrica con su esposa Kasturbai y sus dos hijos. A su regreso, fue víctima de un intento de linchamiento en el puerto de Durban por parte de colonos europeos que lo consideraban un agitador. Aunque fue rescatado por el jefe de policía, Gandhi rehusó presentar cargos, lo que sorprendió a sus detractores y dio inicio a una estrategia basada en la no violencia activa que pronto se convertiría en su sello distintivo.
Durante la Guerra de los Boers (1899–1902), Gandhi ofreció su ayuda al gobierno británico organizando un cuerpo de ambulancias formado por voluntarios indios. Esta decisión, aparentemente paradójica, tenía una lógica política: buscaba demostrar que los indios eran ciudadanos leales, con derechos que debían ser reconocidos. Su participación le valió elogios, pero también decepción: la igualdad seguía lejos de alcanzarse.
Fue entonces cuando Gandhi empezó a experimentar una profunda transformación espiritual. En Johannesburgo, donde estableció su residencia en 1902, leyó con fervor textos sagrados del hinduismo como el Bhagavad Gita, así como el Corán, el Nuevo Testamento y obras de Tolstoi. Estos estudios consolidaron su visión ética del mundo y lo llevaron a formular su principio central: el satyagraha, que definió como “fuerza del alma” o “firmeza en la verdad”.
En 1904, fundó su primera comunidad autosuficiente, la Granja Phoenix, cerca de Durban, inspirada por la obra de John Ruskin, Unto This Last. Gandhi adoptó un estilo de vida austero, abandonó sus trajes europeos, hizo voto de castidad (brahmacharya) y renunció progresivamente a sus posesiones materiales. Esta conversión fue total: de abogado acomodado a líder ascético, comprometido con la transformación ética de la sociedad.
La Lucha contra la Ley de Registro Asiático
En 1906, el gobierno del Transvaal promulgó la Ley de Registro Asiático, que obligaba a todos los indios a registrarse y dejar sus huellas dactilares. Esta normativa, abiertamente discriminatoria, fue el catalizador de una nueva etapa en la lucha de Gandhi. El 11 de septiembre de 1906, en un mitin en Johannesburgo, hizo un llamado a la desobediencia civil no violenta: había nacido el satyagraha como estrategia política.
A pesar de los intentos diplomáticos, la ley fue aprobada y Gandhi viajó a Inglaterra para buscar apoyo, pero encontró indiferencia. Al regresar, organizó un boicot contra el registro obligatorio y promovió la quema pública de certificados de inscripción. Las autoridades respondieron con arrestos masivos y trabajos forzados. Gandhi fue detenido y encarcelado en múltiples ocasiones, pero su resistencia no cedió.
En 1908, fue arrestado nuevamente junto a cientos de seguidores. La brutal represión aumentó, pero también lo hizo la determinación de la comunidad india. En 1909, volvió a viajar a Inglaterra para exponer la situación ante periodistas y autoridades, aunque sin resultados concretos. Ese mismo año escribió su primer gran texto político, Hind Swaraj, donde criticó duramente la civilización occidental y esbozó su ideal de una India autosuficiente, moralmente regenerada y gobernada por la verdad.
Consolidación del Movimiento y Triunfos Parciales
Durante los años siguientes, Gandhi amplió su red de apoyo y fundó una segunda comunidad agrícola, la Granja Tolstoi, en las afueras de Johannesburgo, con la ayuda de seguidores locales y donantes indios. Su estilo de vida basado en el trabajo manual, la meditación y la autosuficiencia comenzó a atraer a intelectuales, trabajadores y líderes comunitarios. La granja se convirtió en un laboratorio ético y político donde se forjaban los futuros activistas del movimiento.
En 1911, el rey Jorge V permitió la entrada de indios al Transvaal, y el influyente político indio Gopal Krishna Gokhale obtuvo promesas del gobierno británico de suavizar la legislación discriminatoria. Sin embargo, estas promesas fueron pronto incumplidas. En 1913, un nuevo ataque a la comunidad india invalidó los matrimonios no cristianos, lo que desató una huelga de mineros en Natal.
Gandhi, junto con su esposa Kasturbai, fue arrestado nuevamente. La represión fue feroz: condenas a trabajos forzados y prisión para mujeres y niños. Esta vez, la protesta adquirió resonancia internacional. En la India, se organizaron campañas de solidaridad y el gobierno sudafricano se vio forzado a negociar. En 1914, el gobierno de Jan Smuts, presionado por la opinión pública, aceptó las principales demandas indias.
Este triunfo parcial fue una señal clara: la resistencia no violenta podía doblegar al poder colonial. Gandhi había demostrado que la verdad, la ética y la organización podían superar a la represión. En julio de 1914, partió definitivamente hacia la India, dejando atrás dos décadas de lucha que moldearían su papel en el escenario mundial.
Regreso a la India y Consolidación como Líder del Movimiento de Independencia (1915–1930)
Reencuentro con la India y Búsqueda de la Verdad
Cuando Mahatma Gandhi regresó a la India en enero de 1915, después de más de dos décadas en Sudáfrica, fue recibido con gran entusiasmo. Pero el país que encontró era muy diferente al que había dejado. La efervescencia política crecía, las tensiones sociales eran visibles, y los movimientos en favor del autogobierno comenzaban a estructurarse con mayor claridad. Gandhi, sin embargo, eligió no involucrarse de inmediato en la política activa.
Instalado en Ahmedabad, fundó el Ashram Satyagraha, una comunidad basada en los mismos principios que había desarrollado en Sudáfrica: autosuficiencia, verdad, no violencia, castidad y servicio. Allí vivía junto a sus seguidores, incluyendo a su esposa Kasturbai, exintocables (a quienes comenzó a llamar harijan, “hijos de Dios”) y antiguos colaboradores. El ashram se convirtió en un espacio de formación moral y espiritual, pero también en un centro de organización social y política.
Durante sus primeros años en la India, Gandhi recorrió el país para comprender mejor su realidad. Se reunió con el poeta y filósofo Rabindranath Tagore, quien lo apodaría “Mahatma” —alma grande— y a quien respetaba profundamente. Aunque no compartían del todo las mismas visiones, su diálogo fue esencial en la evolución del pensamiento de Gandhi. También se mantuvo al margen de los conflictos del Congreso Nacional Indio, observando con atención y afinando sus ideas para la acción futura.
Los Primeros Conflictos Sociales y el Salto a la Política Nacional
Fue en 1917 cuando Gandhi decidió intervenir en un conflicto en Champaran, en el estado de Bihar, donde los campesinos eran explotados por los terratenientes británicos que los obligaban a cultivar añil bajo condiciones abusivas. A pesar de que el caso parecía local, Gandhi lo transformó en un modelo de resistencia no violenta. Rechazó las órdenes judiciales, lideró investigaciones en el lugar y movilizó a la comunidad local. El éxito de la campaña y la atención nacional que generó lo convirtieron en una figura política de primer orden.
Al año siguiente, medió en un conflicto laboral en Ahmedabad entre obreros textiles y propietarios, y lideró una protesta de campesinos en Kheda contra la recaudación de impuestos en tiempos de hambruna. Ambas campañas mostraron su habilidad para conciliar, su insistencia en la no violencia y su capacidad de generar resultados tangibles sin recurrir a la violencia.
Con la entrada de la Primera Guerra Mundial, Gandhi adoptó una postura ambigua: promovió el alistamiento de indios en el ejército británico con la esperanza de que su colaboración sería recompensada con mayores libertades políticas. Sin embargo, la decepción llegó pronto. En 1919, el gobierno británico promulgó la Ley Rowlatt, que permitía encarcelamientos sin juicio y otras restricciones draconianas. El rechazo fue inmediato y generalizado.
El punto de ruptura ocurrió en abril de 1919 con la matanza de Amritsar, donde tropas británicas abrieron fuego sobre una manifestación pacífica, matando a casi 400 personas e hiriendo a más de mil. Este acto de brutalidad transformó a Gandhi en el líder indiscutido del movimiento nacionalista indio. Su fe en la justicia británica se quebró definitivamente.
La Primera Gran Campaña de No Cooperación
En 1920, Gandhi lanzó su primera gran campaña nacional de no cooperación, una forma activa de resistencia pacífica basada en el boicot de instituciones británicas: escuelas, tribunales, elecciones, productos extranjeros y servicios públicos. El Congreso Nacional Indio, que hasta entonces había funcionado como un foro de élites moderadas, abrazó esta nueva táctica. El movimiento se amplió rápidamente, y en poco tiempo millones de indios adoptaron el khadi (tela hilada a mano) como símbolo de autosuficiencia y dignidad nacional.
Durante este período, Gandhi escribió con frecuencia en el diario Young India, donde difundía sus ideas, orientaba a sus seguidores y defendía la estrategia de la no violencia como un deber moral, no solo una táctica política. El hilado se convirtió en el símbolo central de esta etapa, y la rueda de hilar (charkha) fue incorporada incluso en la bandera del movimiento.
El Congreso lo eligió líder supremo en 1921. Por primera vez en la historia moderna de la India, un movimiento de masas superaba las divisiones de casta, religión y región. Gandhi se había transformado en un símbolo viviente de la causa nacional. Su imagen austera, con dhoti blanco y bastón, recorriendo pueblos y mercados, contrastaba con la opulencia del Raj británico.
Repliegue y Reflexión: La Cárcel como Escuela de Sabiduría
A comienzos de 1922, tras un estallido violento en Chauri Chaura, donde manifestantes asesinaron a policías, Gandhi suspendió abruptamente la campaña de no cooperación. Su decisión desconcertó a muchos, pero estaba convencido de que cualquier éxito político sin pureza moral estaba condenado al fracaso. El gobierno británico aprovechó la ocasión para arrestarlo. Fue condenado a seis años de prisión por sedición.
Durante su estancia en la cárcel de Yeravda, Gandhi profundizó en sus estudios religiosos y escribió una de sus obras fundamentales: su Autobiografía, titulada Historia de mis experimentos con la verdad. En ella relató su evolución espiritual, sus luchas internas y su búsqueda constante de coherencia entre pensamiento, palabra y acción. También reflexionó sobre su relación con la política, la ética y la religión.
Liberado anticipadamente en 1924 por razones de salud, encontró un país convulsionado. Las tensiones entre hindúes y musulmanes se habían intensificado, y el Congreso Nacional Indio estaba dividido entre los que buscaban reformas dentro del sistema colonial y los que impulsaban la independencia total. Gandhi se retiró temporalmente de la política activa para reorientar sus esfuerzos hacia la reforma social.
La Reconstrucción desde Abajo: Castas, Hilado y Educación Ética
Entre 1924 y 1928, Gandhi se dedicó a recorrer el país, condenando la práctica de la intocabilidad y promoviendo el hilado como medio de empoderamiento rural. Fundó la Asociación de Todos los Hilanderos, que llegó a contar con decenas de miles de miembros. Defendía la producción artesanal como un acto político: cada hilo hilado a mano era una declaración de independencia frente al poder colonial y el materialismo occidental.
Durante estos años, Gandhi también desarrolló su propuesta de una educación básica integral (Nai Talim), en la que el aprendizaje debía estar vinculado al trabajo manual y a los valores éticos. La idea era formar ciudadanos libres, responsables y autosuficientes, en contraposición a la educación colonial que, según él, había producido “esclavos con títulos”.
En 1927, reanudó sus giras políticas y comenzó a preparar el terreno para una nueva etapa de resistencia. A medida que el Congreso Nacional Indio se inclinaba cada vez más hacia la exigencia de independencia total, liderado por figuras como Pandit Motilal Nehru, Gandhi se preparaba para volver a escena. El plazo de un año dado al gobierno británico para negociar el autogobierno expiraba en 1930, y con él, la paciencia del pueblo indio.
Intensificación de la Lucha por la Independencia y el Cierre de la Era Colonial (1930–1942)
La Marcha de la Sal y el Renacer del Satyagraha
En enero de 1930, al no obtener respuesta positiva del gobierno británico al plazo otorgado por el Congreso Nacional Indio para negociar el autogobierno, Mahatma Gandhi tomó una decisión audaz. Escogió como símbolo de desafío el impuesto a la sal, una carga cotidiana pero profundamente injusta que afectaba a los más pobres. Así nació la histórica Marcha de la Sal, que dio inicio a un nuevo capítulo de desobediencia civil masiva.
El 12 de marzo de 1930, Gandhi partió desde el ashram de Sabarmati acompañado de 78 seguidores, en una caminata de más de 300 kilómetros hacia el pueblo costero de Dandi, donde el 6 de abril recogió sal del mar en abierto desafío a la ley colonial. Este gesto simple, casi ritual, encendió una llama en todo el país: millones de indios dejaron de pagar el impuesto, fabricaron su propia sal y boicotearon productos británicos. La represión fue inmediata: decenas de miles de personas, incluidos Jawaharlal Nehru y otros líderes, fueron arrestadas.
El impacto internacional fue enorme. La prensa mundial cubrió los acontecimientos, y figuras políticas comenzaron a ver en Gandhi no solo un líder anticolonial, sino un referente moral global. En 1931, tras un breve periodo en prisión, fue liberado y participó en la Conferencia de Londres, invitado por el gobierno británico a dialogar sobre el futuro de la India. Viajó vestido con su característico dhoti, llevando consigo un mensaje de paz y verdad. Aunque fue recibido con curiosidad y respeto, la conferencia no alcanzó ningún acuerdo.
En su paso por Europa, Gandhi se reunió con diversos líderes, incluyendo al dictador italiano Benito Mussolini, en un gesto que evidenciaba su disposición al diálogo incluso con quienes representaban ideologías opuestas. Su paso por Londres fue un episodio emblemático: prefirió alojarse en el barrio obrero de East End, en lugar de un hotel de lujo, y conversó con los ciudadanos comunes sobre pobreza, colonialismo y dignidad humana.
La Represión, las Huelgas de Hambre y la Defensa de los Intocables
A su regreso a la India en 1932, Gandhi fue arrestado una vez más. Esta vez, el motivo fue su oposición a las reformas electorales propuestas por el gobierno británico, que establecían electorados separados para los intocables, lo que Gandhi consideraba una forma de consolidar su marginación. En protesta, inició una huelga de hambre desde la prisión de Yeravda, que conmocionó al país y al mundo.
La protesta generó un intenso debate político y ético. Finalmente, se alcanzó un pacto entre castas que anuló la cláusula de electorados separados, reemplazándola por cuotas dentro del sistema común. Gandhi, debilitado físicamente, emergió de este episodio aún más fortalecido espiritualmente. Redobló sus esfuerzos por eliminar la intocabilidad, recorriendo aldeas, fundando escuelas y creando la Organización de Toda la India para el Bienestar de los Harijan, además del semanario Harijan, donde divulgaba sus ideas sobre justicia social, moralidad y religión.
La lucha no fue solo contra los británicos, sino también contra la inercia y la rigidez del sistema hindú. Recibió ataques de sectores ortodoxos por convivir con intocables, y sufrió amenazas incluso de parte de hindúes conservadores. Pero su firmeza era inquebrantable: “No hay dios más alto que la verdad”, repetía una y otra vez.
La Transición a la Reforma Económica y la Retirada Estratégica
En 1934, Gandhi anunció su retiro formal del Congreso Nacional Indio, preocupado por la fragmentación interna y el rumbo cada vez más politizado del movimiento. Decidió concentrarse en la reforma económica desde la base: fundó la Asociación de Industrias de todas las Aldeas de la India, con el propósito de revivir las economías rurales destruidas por el colonialismo.
Su propuesta económica se basaba en la autosuficiencia local, el rechazo a la industrialización masiva y la dignificación del trabajo manual. Este modelo, aunque criticado por modernistas y liberales, respondía a una lógica moral: “La verdadera independencia no consiste en cambiar de amos, sino en construir una sociedad donde todos sean iguales y libres”.
A pesar de su retiro, su figura seguía pesando en el ámbito político. En 1937, con la promulgación de la nueva constitución colonial que otorgaba cierta autonomía a las provincias indias, Gandhi reapareció como consejero informal de los líderes del Congreso, que ganaron la mayoría de las provincias. Sin embargo, el distanciamiento entre hindúes y musulmanes se hacía cada vez más pronunciado.
El musulmán Mohamed Alí Jinnah, líder de la Liga Musulmana, comenzó a promover la teoría de las dos naciones, según la cual hindúes y musulmanes eran pueblos distintos con destinos separados. Gandhi, defensor a ultranza de la unidad nacional y religiosa, se opuso frontalmente a esta visión. Para él, la India era una entidad espiritual, plural y solidaria, no una suma de identidades religiosas enfrentadas.
El Impacto de la Segunda Guerra Mundial y la Crisis del Raj
El estallido de la Segunda Guerra Mundial en 1939 obligó al Imperio Británico a movilizar recursos y buscar el apoyo de sus colonias. El virrey de la India declaró la entrada del país en guerra sin consultar al Congreso Nacional Indio, lo que generó una crisis inmediata. Los líderes del Congreso dimitieron en señal de protesta, mientras Gandhi se debatía entre la oposición al nazismo y su rechazo a apoyar a un régimen colonial.
Durante esta etapa, Gandhi propuso una postura de desobediencia individual, dirigida a mostrar el desacuerdo de forma pacífica sin desestabilizar al país. Esta táctica fue aplicada por centenares de activistas, que fueron arrestados sin recurrir a la confrontación directa.
A finales de 1941, con la entrada de Japón en el conflicto y la caída de Singapur, los británicos comenzaron a temer una insurrección armada en India. En respuesta, enviaron una delegación liderada por Sir Stafford Cripps, con una propuesta de Dominio Autónomo tras la guerra. Gandhi la rechazó por ambigua y discriminatoria, argumentando que el tiempo de la independencia había llegado.
La tensión estalló en agosto de 1942, cuando el Congreso Nacional Indio, bajo la dirección de Gandhi, lanzó el movimiento “Quit India” (Abandonen la India), exigiendo la retirada inmediata de los británicos. Fue la última gran campaña de desobediencia civil y, probablemente, la más radical. El gobierno colonial reaccionó con dureza: arrestó a todos los líderes, incluidos Gandhi y Jawaharlal Nehru, y desató una brutal represión.
Gandhi fue encarcelado en el palacio del Aga Khan, donde inició una huelga de hambre de 21 días en 1943. Las condiciones eran duras, su salud estaba deteriorada y, para agravar el dolor, Kasturbai, su compañera de toda la vida, falleció en prisión en febrero de 1944. Esta pérdida marcó profundamente al Mahatma, pero no quebró su determinación.
Liberado poco después, Gandhi se mantuvo firme en su exigencia: libertad total e inmediata. En una carta dirigida al primer ministro británico Winston Churchill, le recordó que el verdadero patriotismo no puede florecer bajo la opresión. Churchill, sin embargo, rechazó cualquier concesión, y el conflicto continuó hasta el final de la guerra.
La Independencia y el Legado de Gandhi (1947–1948)
La Partición de la India y la Tragedia del Triunfo
El fin de la Segunda Guerra Mundial en 1945 trajo consigo un cambio sustancial en la política británica hacia la India. Agotado económica y moralmente, el Imperio Británico ya no podía sostener su dominio colonial. El nuevo gobierno laborista, encabezado por Clement Attlee, envió una misión a la India con el objetivo de negociar una transición pacífica. Mientras tanto, la situación en el país era explosiva: la Liga Musulmana, liderada por Mohamed Alí Jinnah, exigía la creación de un estado separado para los musulmanes —Pakistán— basándose en la teoría de las dos naciones.
Mahatma Gandhi se opuso con firmeza a esta idea. Su sueño era una India unida, plural y basada en la convivencia. Viajó incansablemente por todo el país, intentando contener las tensiones religiosas y apaciguar los ánimos. En conversaciones con Jinnah, intentó persuadirlo de que la solución no estaba en la separación, sino en el entendimiento. Sin embargo, su voz fue cada vez más marginada dentro del mismo Congreso Nacional Indio, que bajo el liderazgo de Jawaharlal Nehru y Vallabhbhai Patel, aceptó la partición como el mal menor ante la amenaza de una guerra civil.
El 15 de agosto de 1947, la India obtuvo oficialmente su independencia, al tiempo que nacía el estado de Pakistán. Para Gandhi, aquel día fue un momento de duelo, no de celebración. No participó en las ceremonias oficiales. En su lugar, permaneció en Calcuta, tratando de detener las masacres entre hindúes y musulmanes que ensombrecieron el nacimiento de ambas naciones. Su presencia logró milagros momentáneos: en barrios enteros cesaron los enfrentamientos simplemente por su visita.
A pesar de sus esfuerzos, la violencia alcanzó niveles estremecedores. Más de un millón de personas murieron en enfrentamientos religiosos y unos quince millones fueron desplazados en una de las mayores migraciones forzadas de la historia. Gandhi, a sus 78 años, ayunó varias veces para poner fin al derramamiento de sangre. Su método seguía siendo el mismo: la apelación directa a la conciencia, sin armas, sin odio, sin amenazas. Y seguía funcionando, al menos temporalmente, allí donde el Estado fracasaba.
El Último Ayuno y el Asesinato
En enero de 1948, estalló un nuevo conflicto en Delhi, cuando radicales hindúes se oponían a que el gobierno indio entregara a Pakistán los fondos que le correspondían tras la partición. Gandhi, profundamente indignado, anunció el 13 de enero el inicio de un ayuno indefinido hasta que se detuviera la violencia y se respetaran los compromisos asumidos.
Su ayuno conmocionó a toda la India. Multitudes de diferentes credos se movilizaron, firmaron pactos de paz y, una vez más, la violencia cedió ante la fuerza moral del Mahatma. El 18 de enero, tras recibir la garantía de que se respetarían los acuerdos con Pakistán y cesarían los disturbios, rompió su ayuno. Había logrado, con su cuerpo debilitado, lo que ejércitos enteros no habían conseguido.
Pero no todos compartían su visión. El 30 de enero de 1948, a las cinco de la tarde, mientras se dirigía a su habitual rezo vespertino en los jardines de Birla House en Delhi, Nathuram Godse, un extremista hindú, se acercó y le disparó tres veces a quemarropa. “Hey Ram”, susurró Gandhi mientras caía. A la mañana siguiente, su cuerpo fue incinerado a orillas del río Yamuna. La India entera se sumió en una profunda tristeza, y el mundo lloró la pérdida de uno de los más grandes humanistas del siglo XX.
Repercusiones Globales e Influencias Posteriores
El asesinato de Gandhi no detuvo la expansión de su legado. Su filosofía de la no violencia activa (ahimsa) y del satyagraha tuvo un impacto profundo en todo el planeta. Inspiró a líderes como Martin Luther King Jr. en el movimiento por los derechos civiles en Estados Unidos, a Nelson Mandela en la lucha contra el apartheid en Sudáfrica, y a numerosos movimientos pacifistas y de justicia social en todos los continentes.
Su pensamiento no era una doctrina cerrada, sino una ética del compromiso activo con la verdad, la justicia y la dignidad humana. Rechazaba la violencia no por cobardía, sino por convicción: creía que la verdad debía imponerse por su propia fuerza moral, y no por la coerción. Su método requería valor, disciplina y amor hacia el adversario.
También tuvo un profundo efecto en la política india. Aunque su visión de una India rural, autosuficiente y moralmente regenerada no fue completamente adoptada por los gobiernos posteriores, su figura quedó consagrada como el “Padre de la Nación”. Su imagen se encuentra en los billetes, sus palabras en los libros escolares, y sus enseñanzas continúan siendo objeto de estudio, debate y admiración.
Gandhi Hoy: Un Faro en Tiempos de Crisis
A más de siete décadas de su muerte, Gandhi sigue siendo una figura indispensable para entender los desafíos de nuestro tiempo. En un mundo marcado por la polarización, el extremismo y la violencia, su mensaje de unidad en la diversidad, resistencia sin odio y verdad como fuerza transformadora mantiene una vigencia poderosa.
Su vida fue una lucha incesante contra todas las formas de injusticia: colonialismo, racismo, pobreza, discriminación, explotación. Pero también fue una búsqueda personal, un experimento continuo con la verdad, como lo expresó en su autobiografía. Fue, en palabras de Albert Einstein, “el único hombre de nuestro tiempo que se elevó por encima de sí mismo y guió a una nación sin recurrir a la violencia”.
Para la India, su figura representa no solo un pasado heroico, sino una brújula moral. Para el mundo, Gandhi es una promesa de que la ética puede, todavía, orientar la acción política. Su legado desafía a cada generación a elegir entre la fuerza y la compasión, entre la violencia y el amor, entre la mentira y la verdad.
MCN Biografías, 2025. "Mahatma Gandhi (1869–1948): Líder Visionario y Pacifista que Transformó la India y el Mundo". Disponible en: https://mcnbiografias.com/app-bio/do/gandhi-mohandas-karamchand [consulta: 16 de octubre de 2025].