Margot Fonteyn (1919-1991): La Leyenda del Ballet Clásico

Margot Fonteyn, nacida como Margaret Hookham el 18 de mayo de 1919 en Reigate, Surrey, es una de las figuras más emblemáticas del ballet clásico a nivel mundial. Su nombre resuena en la historia de la danza no solo por su impresionante técnica, sino también por su capacidad para interpretar con una elegancia incomparable a los más grandes personajes del repertorio clásico. Reconocida por su extraordinaria interpretación de «El Lago de los Cisnes» y su colaboración con grandes coreógrafos y bailarines como Rudolf Nureyev, su legado sigue siendo un referente para futuras generaciones de bailarines.
Orígenes y Contexto Histórico
Margot Fonteyn nació en una familia de ascendencia mixta: su padre era irlandés y su madre brasileña. Debido al trabajo de su padre, la familia se trasladó a Hong Kong, donde Fonteyn comenzó sus primeros estudios de ballet. Posteriormente, continuó su formación en Shanghái con los maestros Hilda Bosustov y George Gontcharov. Su carrera en la danza se forjó en Londres, donde a partir de 1933 comenzó a estudiar con la famosa Serafina Astafieva. A tan solo 14 años, se unió a la Escuela del Vic-Wells Ballet en 1934, donde debutó en 1935 con la compañía en «Cascanueces». A partir de ese momento, su carrera despegó de manera fulgurante.
Logros y Contribuciones
Desde el comienzo de su carrera, Margot Fonteyn demostró un talento excepcional. En su paso por el Vic-Wells Ballet, que más tarde se transformaría en el Royal Ballet, tuvo la oportunidad de interpretar papeles icónicos en obras clásicas, especialmente bajo la dirección del coreógrafo Frederick Ashton, quien creó una serie de ballets para ella. Entre sus estrenos más importantes se encuentran «El beso del hada» (1935), «Nocturno» (1936), «Cenicienta» (1949) y «Birthday Offering» (1956), obras que consolidaron su posición como una de las bailarinas más importantes del mundo.
Su actuación más emblemática, sin duda, fue la de Odette-Odile en «El Lago de los Cisnes» en 1949, una interpretación que definió su carrera y la convirtió en un ícono del ballet clásico. Además, destacó en otros papeles de gran relevancia como Aurora en «La Bella Durmiente» (1939) y Giselle en 1937, piezas que le aseguraron un lugar en la historia del arte de la danza.
Fuente de inspiración para muchos, Fonteyn también trabajó con otros coreógrafos importantes, como Robert Helpmann, Roland Petit y Peter Darrell, quienes crearon piezas para ella que enriquecieron aún más su repertorio. Entre estas se destacan «Hamlet» (1942) y «Les Demoiselles de la Nuit» (1948), con los Ballets de París.
Contribuciones Notables:
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Interpretación de «El Lago de los Cisnes» (1949).
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Frederick Ashton creó múltiples ballets específicamente para ella, como «Apparitions» (1936), «Dante Sonata» (1940) y «La Golondrina» (1941).
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Colaboración con Rudolf Nureyev en producciones como «Marguerite and Armand» (1963), «Romeo y Julieta» (1965) y «El Lago de los Cisnes» (1964).
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Creación de ballets para ella por coreógrafos como Kenneth MacMillan y Martha Graham, lo que enriqueció su repertorio con trabajos de gran trascendencia artística.
Momentos Clave
A lo largo de su carrera, hubo varios momentos clave que marcaron su legado. Uno de los más significativos fue su encuentro con Rudolf Nureyev en 1962. Nureyev, un bailarín que había desertado de la Unión Soviética, se unió a Fonteyn para interpretar juntos algunos de los ballets más importantes de la historia del ballet clásico, lo que resultó en una de las parejas más célebres del mundo de la danza. Su trabajo conjunto, especialmente en «Romeo y Julieta» y «Marguerite and Armand», destacó por su química artística y su dominio de la técnica.
En 1955, Margot Fonteyn contrajo matrimonio con Roberto Arias, un diplomático panameño. Sin embargo, en 1964, su esposo sufrió un atentado que lo dejó gravemente herido, lo que marcó profundamente a la bailarina. Pese a estos desafíos personales, Fonteyn continuó con su carrera, manteniendo su posición como una de las grandes figuras del ballet.
Momentos Clave de su Carrera:
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1935: Debut en «Cascanueces» con el Vic-Wells Ballet.
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1939: Interpretación de Aurora en «La Bella Durmiente».
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1949: Su famosa interpretación de Odette-Odile en «El Lago de los Cisnes».
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1962: Encuentro con Rudolf Nureyev, lo que dio lugar a una asociación artística revolucionaria.
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1955: Matrimonio con Roberto Arias, diplomático panameño.
Relevancia Actual
Margot Fonteyn sigue siendo una de las figuras más estudiadas y admiradas en el mundo del ballet. Su legado no solo está presente en la danza, sino también en la cultura popular, debido a sus interpretaciones que han quedado grabadas en películas y grabaciones. Además, sus contribuciones a la literatura como autora de su autobiografía «Margot Fonteyn: An Autobiography» (1975) y «A Dancer’s World» (1979) siguen siendo fuentes valiosas para los estudiosos de la danza.
Su influencia en el mundo del ballet es inmensa. El Royal Ballet y otras instituciones dedicadas a la danza continúan celebrando su trabajo a través de exposiciones, proyecciones y, por supuesto, el repertorio de las obras que interpretó y ayudó a crear. Fuente de inspiración para futuras generaciones de bailarines, su estilo refinado y su inquebrantable dedicación al arte de la danza clásica la mantienen viva en la memoria colectiva del mundo de las artes.
Reconocimientos y Distinciones
A lo largo de su carrera, Margot Fonteyn recibió innumerables premios y distinciones que reflejan la admiración global por su trabajo. Entre ellos destacan el título de Dama de la Orden del Imperio Británico (1950), la distinción de DBE (1956), y la Prima Ballerina Assoluta otorgada en Milán en 1979. Además, fue honrada con el título de Doctora Honoris Causa por universidades como las de Oxford, Cambridge y Londres, entre otras.
Premios y Distinciones:
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DBE (1956).
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Doctora Honoris Causa por las universidades de Leeds, Oxford, Cambridge y Londres.
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Premio Dance Magazine (1962).
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Prima Ballerina Assoluta en Milán (1979).
Su Legado
Margot Fonteyn no solo fue una bailarina excepcional, sino una mujer que trascendió el escenario. Su dedicación y pasión por el ballet fueron inquebrantables hasta el final de su vida. A pesar de los retos personales y los momentos difíciles, su amor por la danza nunca disminuyó, lo que la convierte en una de las figuras más queridas y admiradas en la historia del ballet. Su colaboración con grandes figuras como Frederick Ashton, Robert Helpmann, Rudolf Nureyev, y otros artistas de renombre, asegura que su legado siga vivo en la historia de la danza para siempre.
MCN Biografías, 2025. "Margot Fonteyn (1919-1991): La Leyenda del Ballet Clásico". Disponible en: https://mcnbiografias.com/app-bio/do/fonteyn-margot [consulta: 28 de septiembre de 2025].