José María de Cossío y Martínez Fortún (1893–1977): El Humanista que Definió la Tauromaquia en la Literatura Española
José María de Cossío y Martínez Fortún (1893–1977): El Humanista que Definió la Tauromaquia en la Literatura Española
Contexto y Primeros Años de José María de Cossío
Entorno Histórico y Social del Nacimiento de José María de Cossío
José María de Cossío nació en Valladolid, España, en 1893, en un contexto histórico que se caracterizaba por intensas transformaciones políticas, sociales y culturales. La España de finales del siglo XIX y principios del siglo XX vivió un proceso de modernización y conflictos, como la pérdida de las últimas colonias en 1898, que provocó una crisis de identidad nacional. La restauración borbónica, aunque oficialmente estableció un periodo de estabilidad, también generó una serie de tensiones políticas, sociales y culturales que darían paso a la llegada de la II República y la Guerra Civil española.
Valladolid, la ciudad natal de Cossío, tenía una rica tradición cultural, siendo la cuna de varias personalidades destacadas en el ámbito de las letras y las artes. En este ambiente, Cossío pudo desarrollar sus inquietudes intelectuales, rodeado de una sociedad que valoraba profundamente la cultura española. Esta ciudad se convirtió en el punto de partida para que Cossío se formara tanto en el ámbito literario como en su profunda pasión por la tauromaquia, una de las tradiciones más arraigadas en el espíritu español.
Orígenes Familiares y Contexto Social
Cossío provenía de una familia acomodada, lo que le permitió acceder a una formación académica de calidad. Sus padres, influenciados por el ambiente cultural y artístico de la época, fomentaron en él el interés por el arte, la literatura y las tradiciones españolas. Su entorno familiar fue fundamental para que Cossío desarrollara una profunda admiración por la cultura clásica española, particularmente por la literatura del Siglo de Oro. Además, su familia tenía una fuerte vinculación con el mundo taurino, lo que permitió que Cossío cultivara desde joven una afición que marcaría su vida y obra.
Valladolid, siendo una ciudad que valoraba tanto las tradiciones culturales como la vida intelectual, fue el espacio perfecto para que Cossío se iniciara en el mundo de las letras. A través de la influencia de sus padres y su entorno, desarrolló un amor por la literatura española que se traduciría en su posterior carrera como ensayista y crítico literario.
Formación Académica e Intelectual
José María de Cossío completó sus estudios secundarios en Valladolid antes de trasladarse a Madrid, donde continuó su formación académica en la Universidad Central, en la que se especializó en literatura. Su periodo de estudios universitarios coincidió con una etapa en la que la literatura española estaba siendo objeto de un intenso análisis, especialmente los clásicos del Siglo de Oro. Durante su tiempo en Madrid, Cossío se empapó de la producción literaria de autores como Garcilaso de la Vega, Cervantes, Góngora y Calderón, cuyas obras serían una de sus principales fuentes de estudio a lo largo de su vida.
Sin embargo, su formación académica no se limitó a la literatura. Desde joven, Cossío mostró un profundo interés por la tauromaquia, una pasión que, aunque marginal en términos académicos, se convirtió en una parte esencial de su vida y obra. En su juventud, Cossío comenzó a asistir con frecuencia a las plazas de toros, y su dedicación al mundo taurino se fue consolidando, lo que le permitió desarrollar una comprensión técnica y estética de la fiesta que lo distinguiría más tarde como una figura clave en el ámbito de los estudios taurinos.
Primeros Talentos y Decisiones
Desde muy joven, Cossío se destacó por su curiosidad intelectual y su capacidad de análisis. Su interés por la literatura española, especialmente por la poesía y la narrativa del Siglo de Oro, fue evidente desde su primer contacto con los grandes autores. Cossío se dedicó a estudiar a fondo los textos de los escritores del Renacimiento y el Barroco, y pronto comenzó a escribir ensayos literarios que le permitirían ganar reconocimiento en círculos académicos y literarios.
Aunque su carrera literaria se desarrollaba con éxito, fue su afición por los toros lo que verdaderamente definiría su vida. Cossío no solo era un espectador apasionado de la tauromaquia, sino que comenzó a estudiar el fenómeno taurino con una mirada crítica e intelectual. Este interés se traduciría en una serie de publicaciones sobre el mundo de los toros, que, con el tiempo, lo consagraron como una de las mayores autoridades en este campo.
La publicación de obras como Romancero popular de la montaña (1933) y La obra literaria de Pereda: su historia y crítica (1934) lo posicionaron como un erudito destacado en el ámbito literario. Sin embargo, fue su decidido enfoque hacia la tauromaquia lo que marcó un antes y un después en su carrera. En 1934, Cossío decidió emprender un ambicioso proyecto: crear un tratado enciclopédico sobre la tauromaquia. Este proyecto se convertiría en su obra maestra y en la piedra angular de su legado.
Con el paso del tiempo, Cossío se convirtió en una figura clave en la crítica literaria y taurina, y su obra no solo trascendió su época, sino que influyó profundamente en generaciones posteriores de estudiosos y aficionados de ambas disciplinas.
La Carrera y los Logros de Cossío en la Literatura y la Tauromaquia
Desarrollo de su Carrera Literaria
José María de Cossío inició su carrera como ensayista y crítico literario en un momento crucial para la literatura española. A lo largo de la década de 1930, Cossío publicó varias obras que lo posicionaron como un referente en el estudio de la literatura española clásica. En 1933, su primer gran trabajo, Romancero popular de la montaña, destacó por su rigor en el análisis de la poesía popular, un tema que en ese momento no había recibido la atención que merecía. Esta obra fue seguida por La obra literaria de Pereda: su historia y crítica (1934), en la que ofreció una visión crítica y académica sobre la obra del novelista cántabro, destacando la relevancia de su contribución a la literatura española de la época.
A lo largo de su carrera, Cossío también se dedicó a profundizar en las obras de los grandes autores del Siglo de Oro, como en Siglo XVII: Espinosa, Góngora, Gracián, Calderón, Polo de Medina, Solís (1939), un compendio de estudios sobre estos gigantes literarios. Su capacidad para analizar la obra de los escritores del Renacimiento y Barroco le permitió obtener un lugar destacado entre los intelectuales de su época.
Otra obra fundamental en su carrera literaria fue El romanticismo a la vista: tres estudios (1942), en la que abordó el desarrollo del movimiento romántico en España. Cossío mostró, con su estilo único, cómo los movimientos literarios estaban conectados con las transformaciones sociales y políticas de la época, un enfoque que le permitió crear una narrativa coherente sobre la evolución de la literatura española.
La Inmortalidad en la Tauromaquia: «El Cossío»
Aunque su labor como crítico literario le brindó reconocimiento, fue en el mundo de la tauromaquia donde Cossío dejó una huella indeleble. A partir de 1934, influenciado por el filósofo y escritor José Ortega y Gasset, quien también era un apasionado de los toros, Cossío decidió emprender la monumental tarea de crear un tratado exhaustivo sobre la tauromaquia. Este proyecto, que más tarde se conocería como Los Toros, tratado técnico e histórico, no solo abarcaba la historia del toreo, sino que también profundizaba en su técnica, sus figuras más representativas y su relación con la cultura española.
El trabajo de Cossío en la creación de esta obra fue meticuloso y arduo, y a lo largo de los años contó con la colaboración de destacados expertos en distintos campos, como el torero Domingo López Ortega, el escritor Néstor Luján, y el historiador Enrique Lafuente Ferrari, entre otros. Estos colaboradores aportaron sus conocimientos para enriquecer el contenido del tratado, convirtiéndolo en una obra colectiva que trascendió la figura de Cossío y se consolidó como la principal referencia de los estudios taurinos.
El primer volumen de Los Toros fue publicado en 1943, y rápidamente se consolidó como una obra fundamental en el campo de la tauromaquia. La influencia de Cossío en este ámbito fue tal que, incluso hoy en día, la obra sigue siendo la referencia por excelencia en los estudios taurinos. Su capacidad para analizar el toreo desde una perspectiva técnica y artística, así como su habilidad para situarlo dentro del contexto cultural español, le dieron un lugar único en la historia de la tauromaquia.
El Trabajo en Equipo y la Colaboración
Aunque el tratado Los Toros es inseparable del nombre de José María de Cossío, este no fue un proyecto realizado en solitario. Desde el principio, Cossío contó con el apoyo de un equipo de colaboradores que aportaron su experiencia y conocimientos en diversas áreas. Uno de los primeros en unirse al proyecto fue el poeta Miguel Hernández, quien, además de ser un gran aficionado a los toros, se encargó de algunas de las tareas editoriales del tratado. Sin embargo, la participación de Hernández en el proyecto fue breve debido a su incorporación al frente durante la Guerra Civil española.
Posteriormente, el escritor y cronista taurino Antonio Díaz-Cañabate, quien se haría cargo de la prestigiosa sección taurina del diario ABC, se unió a la redacción de la obra, aportando su vasta experiencia en el mundo del toreo. Además, figuras como Álvaro Domecq, un rejoneador y criador de reses bravas, y los médicos veterinarios Mariano Zúmel y Fernando Claramunt López, también colaboraron en la obra, garantizando una cobertura completa y multidisciplinar del tema.
Cossío también se rodeó de importantes historiadores, como Enrique Lafuente Ferrari, y escritores especializados en la crítica literaria y las artes, como Néstor Luján, lo que permitió que Los Toros se convirtiera en una obra exhaustiva y multidimensional. El trabajo en equipo y la colaboración fueron fundamentales para el éxito de este proyecto, que, a lo largo de las décadas, seguiría creciendo y consolidándose como un referente cultural.
Obstáculos y Desafíos
El camino de Cossío no estuvo exento de obstáculos. La Guerra Civil española, que estalló en 1936, tuvo un impacto profundo en su vida y en su obra. Durante este periodo, muchas de sus publicaciones se vieron interrumpidas o modificadas debido a la situación política y social del país. No obstante, Cossío nunca abandonó su proyecto taurino, y su determinación por concluir Los Toros fue inquebrantable. A pesar de las dificultades que enfrentó durante y después de la guerra, logró completar varios volúmenes de su tratado, lo que consolidó su estatus como una figura central en el estudio de la tauromaquia.
La obra también enfrentó críticas y oposiciones. La propia naturaleza de la tauromaquia, una tradición profundamente arraigada en la cultura española pero también polémica debido a sus implicaciones éticas y sociales, generó debates entre los sectores más conservadores y los más progresistas. Sin embargo, Cossío, con su estilo académico y riguroso, logró mantener una objetividad que permitió a su obra mantenerse como una de las más influyentes de su tiempo, tanto en el ámbito taurino como en la cultura española en general.
El Legado Duradero de Cossío
Últimos Años y Declive
Los últimos años de vida de José María de Cossío fueron testigos de una etapa de consolidación para su legado, aunque también de algunos retos personales y familiares. A pesar de la enfermedad que lo aquejó en sus últimos años, Cossío siguió trabajando incansablemente en el desarrollo de su monumental tratado sobre la tauromaquia. A lo largo de la década de 1960, cuando la obra ya había alcanzado una gran magnitud, Cossío vio cómo su trabajo era completado y ampliado por su hermano, Francisco de Cossío, quien asumió la dirección de los volúmenes posteriores.
El último volumen de Los Toros se completó poco después de la muerte de Cossío en 1977, un hecho que marcó el fin de una era en el estudio de la tauromaquia en España. Sin embargo, su influencia permaneció. Durante los últimos años de su vida, Cossío también fue reconocido por su aportación a la cultura española en general, siendo invitado a conferencias y colaborando con instituciones académicas y culturales que valoraban su trabajo tanto en la literatura como en la tauromaquia.
José María de Cossío falleció en su ciudad natal, Valladolid, el 24 de octubre de 1977, dejando un legado que se extendería mucho más allá de su muerte. La obra Los Toros, que él había iniciado y dirigido con gran dedicación, siguió siendo una referencia crucial para todos los estudiosos del toreo y de la cultura española en general.
Impacto en su Época y Relevancia Posterior
En vida, José María de Cossío fue una figura central en el panorama cultural y literario de España. Reconocido tanto por su obra literaria como por su aportación al mundo de la tauromaquia, Cossío logró combinar la rigurosidad de la investigación académica con una profunda pasión por las tradiciones españolas. Su obra le otorgó una posición de autoridad en ambas áreas, y su influencia trascendió las fronteras de la academia para llegar también a la práctica del toreo, donde fue ampliamente respetado.
No obstante, el impacto más profundo de Cossío vino después de su muerte. A lo largo de las décadas siguientes, su legado se mantuvo vivo no solo entre los aficionados a los toros, sino también entre los estudiosos de la literatura española. En los círculos taurinos, su nombre se convirtió en sinónimo de conocimiento exhaustivo y profunda dedicación al arte del toreo. Hoy en día, Los Toros sigue siendo el referente más importante para cualquier investigador o aficionado que desee comprender la historia, la técnica y la filosofía de la tauromaquia.
Por otro lado, en el ámbito literario, Cossío continuó siendo un modelo de erudición y pasión por la cultura española. Sus estudios sobre los autores del Siglo de Oro siguen siendo valorados por su capacidad de contextualizar y analizar las obras dentro de los movimientos sociales y políticos de la época. En este sentido, su trabajo no solo fue una aportación al estudio de la literatura, sino también una manera de comprender la identidad cultural de España.
La Influencia Duradera en la Cultura Taurina
El impacto de José María de Cossío en la tauromaquia ha sido tal que su nombre ha llegado a ser utilizado como un apelativo antonomástico para designar a aquellos que muestran un gran conocimiento sobre el mundo taurino. Su tratado Los Toros, conocido por todos como «El Cossío», sigue siendo una obra fundamental para quienes desean estudiar la historia y las técnicas del toreo.
Además, el enfoque interdisciplinario de Cossío, que incorporó aportaciones de la medicina, la veterinaria, la historia, el derecho, y la crítica literaria, transformó la forma en que la tauromaquia era entendida y estudiada. Su obra no solo es un manual de referencia, sino también un testamento de la riqueza cultural que la fiesta de los toros representa en la historia de España. A través de Los Toros, Cossío contribuyó a dotar de un marco académico riguroso a una tradición popular y controvertida, logrando que la tauromaquia fuera apreciada no solo como una manifestación artística, sino como un fenómeno cultural digno de estudio profundo.
Hoy en día, la relevancia de su trabajo sigue siendo incuestionable. Si bien la tauromaquia enfrenta en el presente un panorama complejo debido a las críticas por su naturaleza, la obra de Cossío continúa siendo un testimonio imperecedero de la historia de esta práctica, una referencia para todas las generaciones interesadas en comprender su evolución y significado cultural.
Reinterpretaciones Históricas y Su Relevancia en el Futuro
Aunque Los Toros sigue siendo el trabajo de referencia en el campo de la tauromaquia, también ha sido objeto de nuevas lecturas y reinterpretaciones. Investigadores contemporáneos han continuado el trabajo iniciado por Cossío, ampliando ciertos temas y analizando las transformaciones de la fiesta en contextos más modernos. A pesar de las críticas hacia la tauromaquia en los últimos años, debido a la creciente conciencia sobre el bienestar animal, el legado de Cossío ha sido clave para que la tradición taurina siga siendo parte del discurso cultural español.
En el campo literario, la obra de Cossío sigue siendo una referencia imprescindible para estudiosos de la literatura española. Sus escritos sobre el Siglo de Oro continúan siendo parte esencial de los programas académicos en universidades de todo el mundo. Su capacidad para combinar la historia literaria con el contexto social y político de la época es un legado que ha inspirado a generaciones de intelectuales a seguir explorando las complejas relaciones entre literatura, cultura y sociedad en la historia de España.
Cierre Narrativo: Un Legado Imperecedero
José María de Cossío y Martínez Fortún fue un hombre de profundos intereses y una enorme pasión por el conocimiento. Su obra abarcó dos campos aparentemente distintos, pero interconectados en su visión del mundo: la literatura española y la tauromaquia. A través de su trabajo, Cossío no solo dejó una huella en los estudios literarios y taurinos, sino que también contribuyó a la construcción de una identidad cultural española, que se basa tanto en sus tradiciones como en sus más grandes logros intelectuales. Su legado continúa vivo, y su nombre seguirá asociado con la erudición y el amor por la cultura que definieron su vida y obra.
MCN Biografías, 2025. "José María de Cossío y Martínez Fortún (1893–1977): El Humanista que Definió la Tauromaquia en la Literatura Española". Disponible en: https://mcnbiografias.com/app-bio/do/cossio-y-martinez-fortun-jose-maria-de [consulta: 18 de octubre de 2025].