Juan Cruz Varela (1794–1839): Poeta y Teórico Literario que Defendió la Independencia Cultural de Argentina
Juan Cruz Varela (1794–1839): Poeta y Teórico Literario que Defendió la Independencia Cultural de Argentina
Los Primeros Años y el Despertar Intelectual
Orígenes y Formación Académica
Juan Cruz Varela nació en Buenos Aires en 1794, en una época marcada por profundos cambios sociales y políticos que sentarían las bases de la independencia de Argentina. Hijo de una familia de la élite porteña, desde joven se mostró interesado por los estudios y las humanidades, impulsado por una curiosidad intelectual insaciable. Su formación académica se centró en la Teología, que cursó en la Universidad de Córdoba, donde completó sus estudios y se graduó como doctor. Esta rigurosa educación religiosa fue la base de su sólida preparación filosófica, que posteriormente influyó en su producción literaria y en su visión del mundo.
Aunque la religión era un pilar fundamental en su formación, Varela nunca se limitó a la Teología en su búsqueda intelectual. Su curiosidad lo llevó a explorar otras disciplinas, como la filosofía y la historia, y a desarrollar una mirada crítica hacia la realidad de su país, que aún luchaba por consolidar su independencia. Este enfoque multidisciplinario sería clave en su futuro como escritor y pensador.
Primeros Pasos en la Literatura y la Prensa
Tras finalizar sus estudios, Varela comenzó a destacarse como escritor, inicialmente con ensayos filosóficos y poesía heroica, en los cuales exaltaba el proceso de independencia de Argentina. Su obra poética y literaria pronto empezó a reflejar su compromiso con los ideales patrióticos que comenzaban a germinar en la sociedad argentina. Varela veía en la literatura un medio para contribuir al desarrollo de la nación y la construcción de una identidad propia.
Además de su trabajo como escritor, Varela se involucró activamente en el ámbito periodístico. A partir de 1821, comenzó a colaborar en importantes publicaciones de la época, como El Argos y La Abeja Argentina, donde sus ideas y escritos reflejaban el fervor por la emancipación cultural y política de Argentina. Durante este tiempo, se unió a la Sociedad Literaria, un grupo de intelectuales que compartían su visión de la literatura como una herramienta para la educación y el progreso social.
Su participación en estos periódicos fue significativa porque Varela no solo se limitaba a publicar textos literarios, sino que también utilizaba su pluma para difundir principios de comportamiento racional y ciudadano. En sus escritos, promovía la necesidad de trascender lo privado en favor del bienestar colectivo, y sugería que la literatura debía inculcar en los ciudadanos una mentalidad que favoreciera el desarrollo de una sociedad republicana.
Activismo Político y los Primeros Conflictos
En sus primeros años de carrera, Varela también se vinculó con la administración pública durante el gobierno de Bernardino Rivadavia, quien fue el primer presidente de las Provincias Unidas del Río de la Plata. No obstante, el carácter crítico e independiente de Varela pronto lo llevó a distanciarse del régimen de Rivadavia. A pesar de sus primeros acercamientos a la política oficial, Varela se opuso a las autoridades en varias ocasiones, y comenzó a manifestar sus desacuerdos mediante la sátira y la crítica feroz.
Utilizando la pluma como su principal arma, Varela empezó a atacar tanto al gobierno como a las instituciones religiosas, que consideraba como obstáculos para el progreso y la modernización de la nación. A través de sus escritos en El Centinela, Varela desarrolló una crítica mordaz y corrosiva contra figuras públicas de la época, incluyendo a fray Luis de Paula Castañeda y fray Cayetano Rodríguez, quienes representaban el poder eclesiástico que Varela consideraba retrógrado y opresivo.
El uso del humor y la sátira política fue una de las características distintivas de su obra, y Varela entendía que este recurso era una manera eficaz de denunciar los abusos del poder, fueran estos políticos o religiosos. Su enfoque subversivo y sus escritos de oposición le ganaron tanto seguidores como enemigos, y lo posicionaron como una figura clave en los debates culturales y políticos de la época.
Un Compromiso con la Cultura Nacional
Una de las facetas más destacadas de la figura de Juan Cruz Varela fue su contribución a la creación de una literatura nacional que estuviera desvinculada del legado colonial español. Varela fue uno de los primeros en señalar la necesidad de una producción literaria auténticamente argentina, que reflejara las peculiaridades y la identidad de su pueblo, en lugar de seguir las formas y estilos impuestos por la tradición literaria española.
En este sentido, fundó y editó El Tiempo, un diario político, literario y mercantil que comenzó a circular en 1828. A través de esta publicación, Varela continuó su defensa de una literatura que reflejara los ideales de la independencia y de la construcción de un estado libre de las influencias extranjeras. El periódico se convirtió en un espacio clave para la difusión de sus ideas y para la crítica social, en especial contra las formas de poder que él consideraba corruptas y anacrónicas.
Varela, además de escribir y editar, se dedicó a la promoción activa de la literatura argentina. A través de su selección de obras y antologías, buscó dignificar y dar valor a los autores nacionales, un gesto que marcó un hito en el desarrollo de la identidad cultural de Argentina. Su antología Colección de Poesías Patrióticas (1828) es un claro ejemplo de su esfuerzo por consolidar una literatura que fuera verdaderamente representativa de la nación.
La Obra Literaria y el Exilio
El Poeta y Dramaturgo
A lo largo de su carrera, Juan Cruz Varela dejó una profunda huella en la poesía y el teatro argentino. Su obra poética se caracteriza por un tono heroico y patriótico que buscaba exaltar la independencia y el sentimiento nacional. Su primer gran éxito como poeta fue el poema La Elvira (1817), una obra de corte bucólico y amoroso que marcó el inicio de su carrera literaria. Sin embargo, fue a partir de su compromiso con la independencia y la lucha por la libertad que sus escritos adquirieron una fuerza y un enfoque más combativos.
El poema Triunfo de Ituzaingó (1827) es uno de sus trabajos más emblemáticos y refleja claramente su fervor por la causa patriota. Este poema celebraba la victoria argentina en la batalla de Ituzaingó (1827), un hecho crucial en la guerra contra el imperio portugués y sus aliados brasileños. A través de su lírica, Varela no solo exaltó el triunfo militar, sino también los ideales republicanos que estaban en juego durante la época. A pesar de su tono grandilocuente y su visión heroica, su poesía también reflejaba un profundo amor por la tierra y la identidad de Argentina, lo que lo convirtió en uno de los primeros poetas en definir una literatura nacional.
En 1831, ya en el exilio, Varela reunió sus composiciones poéticas en un volumen titulado Poesías Completas, que fue publicado en Montevideo. En este libro, recopiló los poemas escritos a lo largo de su carrera, dejando un testimonio de su pasión por la independencia y la cultura argentina. Si bien el volumen contenía tanto sus obras más celebradas como otras más modestas, se consolidó como una pieza clave de la literatura argentina.
Además de su producción lírica, Varela mostró un gran interés por la poesía de sus compatriotas. En 1828, publicó la Colección de Poesías Patrióticas, una antología en la que incluía una selección de versos que, en su opinión, representaban lo mejor de la poesía nacional. Aunque él mismo reconocía que la calidad de la selección era desigual, la obra constituyó un intento por sistematizar y dignificar la producción literaria local, en oposición a la literatura española, que hasta entonces había sido vista como el único modelo a seguir.
La Tragedia en el Teatro Neoclásico
El teatro de Juan Cruz Varela marcó un hito en la literatura argentina. Influenciado por las ideas del neoclasicismo francés, especialmente por el dramaturgo Jean Racine, Varela se dedicó a escribir tragedias que seguían las convenciones del teatro clásico europeo, pero con una perspectiva local. Su primer gran éxito fue la tragedia Dido (1823), que fue estrenada con gran éxito en Buenos Aires. En esta obra, Varela adaptó el mito clásico de Eneas y Dido, en el que el héroe troyano debe abandonar a la reina cartaginesa para cumplir con su destino. La obra, además de ser un éxito de público y crítica, mostró las influencias del teatro europeo en la obra de Varela, que se mantenía fiel a los principios del teatro neoclásico.
Al año siguiente, en 1824, estrenó otra tragedia titulada Argia, en la que profundizaba en la temática de la lucha por la libertad. En este caso, la obra abordaba los conflictos entre Adrasto y Creón, dos figuras mitológicas que representan la lucha entre la tiranía y la libertad. En Argia, Varela empleó los mismos esquemas estructurales del teatro clásico, pero adaptados a la realidad política de su tiempo, en un claro paralelo con las luchas que se libraban en Argentina.
En 1825, Varela continuó con su ciclo de tragedias con la obra Idomeneo, que, siguiendo los principios del teatro neoclásico, se centraba en los dilemas religiosos y filosóficos. La tragedia, que trataba temas como el sacrificio, la lealtad y el destino, consolidó aún más a Varela como uno de los dramaturgos más importantes de su época. A través de estas obras, Varela no solo contribuyó al desarrollo de un teatro nacional, sino que también intentó inculcar valores cívicos y republicanos a través de la representación de héroes y conflictos universales.
El Exilio y la Continuación de su Obra
La situación política en Argentina, particularmente bajo el gobierno de Juan Manuel de Rosas, obligó a Varela a abandonar su país. En 1829, tras una serie de enfrentamientos con el régimen rosista, Varela se vio forzado a exiliarse en Montevideo, Uruguay, donde continuó su labor de escritor y periodista. Durante su estancia en la capital uruguaya, Varela no solo se dedicó a la creación literaria, sino que también siguió comprometido con la política de oposición a Rosas.
En Montevideo, Varela se unió a su hermano Florencio Varela y a otros jóvenes intelectuales románticos que también habían huido de la dictadura rosista. Juntos, continuaron difundiendo sus ideas en la prensa, con especial énfasis en la crítica al régimen y en la promoción de un proyecto político y cultural más democrático. Durante su exilio, Varela fundó y editó varios periódicos, como El Mensajero Argentino, donde publicó sus últimas reflexiones políticas y culturales.
A pesar de la difícil situación en el exilio, Varela siguió produciendo obras literarias. Sin embargo, su salud se deterioró rápidamente, y en 1839, cuando tenía solo 45 años, falleció en Montevideo. Su muerte prematura puso fin a una carrera literaria y política que había tenido un impacto profundo en la cultura argentina.
Legado Literario y Cultural
El legado de Juan Cruz Varela es incuestionable. Su obra poética, dramática y ensayística sentó las bases de la literatura nacional argentina y su contribución al desarrollo de una identidad cultural independiente del legado colonial español fue fundamental. Su insistencia en la creación de una literatura autónoma, alejada de los modelos europeos, dejó una huella que perduró en generaciones posteriores de escritores argentinos.
Las reediciones de sus obras, como las Poesías de Juan Cruz Valera (1879) y Tragedias (1915), junto con los estudios biográficos de críticos como Manuel Mujica Láinez, continúan siendo una fuente importante para los estudios literarios en Argentina. A lo largo del tiempo, se ha reconocido a Varela como uno de los grandes pioneros de la literatura argentina, cuya producción sigue siendo relevante tanto por su calidad artística como por su aporte al pensamiento nacional.
Hoy, el nombre de Juan Cruz Varela permanece vinculado a la formación de una literatura argentina auténtica y a la lucha por la libertad y la independencia cultural de su país. Su obra sigue siendo una parte esencial de la historia literaria argentina, y su vida y legado continúan inspirando a quienes buscan comprender los primeros años de la nación y el papel de la cultura en su construcción.
MCN Biografías, 2025. "Juan Cruz Varela (1794–1839): Poeta y Teórico Literario que Defendió la Independencia Cultural de Argentina". Disponible en: https://mcnbiografias.com/app-bio/do/varela-juan-cruz [consulta: 26 de septiembre de 2025].