Nina Vyroubova (1921-2007). La bailarina rusa que conquistó los escenarios de París
Nina Vyroubova, una de las figuras más destacadas de la danza clásica del siglo XX, nació en Gurzof, Crimea, el 4 de junio de 1921. Con una carrera que abarcó desde el ballet ruso hasta las principales compañías de Europa, su legado como bailarina y profesora sigue vivo en la historia de la danza. A lo largo de su vida, Vyroubova no solo destacó por su excepcional técnica, sino también por su habilidad para adaptarse a diferentes estilos y colaborar con coreógrafos de renombre internacional.
Orígenes y contexto histórico
El contexto histórico de la vida de Nina Vyroubova estuvo marcado por la agitación social y política de su época. Nacida en Crimea, en el seno de una familia de artistas rusos, su vida se vio profundamente alterada por la Revolución Rusa y la posterior emigración de su familia. Su padre murió cuando ella era muy pequeña, y fue su madre quien, tras el exilio, se trasladó a París con el grupo de artistas rusos que huían del régimen soviético. Fue en la capital francesa donde Vyroubova comenzó su formación en la danza, una disciplina que marcaría su vida.
En 1928, comenzó sus estudios de danza con su madre, quien también era bailarina. Este inicio fue solo el comienzo de una formación más profunda que continuaría con destacados maestros en París. En 1935, Vyroubova comenzó a estudiar con la reconocida profesora Vera Trefilova, y luego continuó su formación en la prestigiosa Salle Wacker, bajo la tutela de Olga Preobrajenska. Esta sólida base técnica le permitió forjarse como una de las bailarinas más prometedoras de su generación.
Logros y contribuciones
La carrera de Vyroubova se desarrolló en los escenarios más importantes de Europa, y su habilidad para adaptarse a diferentes estilos y coreógrafos la convirtió en una de las figuras más codiciadas del mundo de la danza. En 1944, tuvo su primer gran éxito al estrenar la coreografía Le Rossignol et la Rose de Roland Petit, una obra que mostró su capacidad para interpretar el mundo del ballet de vanguardia. Este éxito inicial fue el preludio de una serie de colaboraciones con el propio Petit y otros coreógrafos de la época.
En 1945, Vyroubova se unió a Les Ballets des Champs-Elysées, una de las compañías más importantes de la época, donde participó en el estreno de varias coreografías de Petit. Entre las más destacadas figuran Les Forains (1945) y L’Oeuf à la Coque (1949). Esta etapa de su carrera consolidó su reputación, y poco después, en 1946, bailó junto al propio Roland Petit en la obra La Sílfide, con coreografía de Victor Gsovsky.
Su ascenso a la prominencia continuó cuando fue nombrada étoile de la Ópera de París, un título reservado a las mejores bailarinas de la compañía. Entre 1949 y 1956, Vyroubova estrenó varias obras de Sergei Lifar, como Blanche-Neige (1951), Fourberies (1952), Cinema (1953), L’Oiseau de Feu (1954), y Les Noces Fantastiques (1955). Cada uno de estos ballets demostró su capacidad para abordar estilos complejos, desde el ballet clásico hasta la danza más experimental.
Durante su carrera, Vyroubova fue invitada a bailar en algunas de las compañías más prestigiosas del mundo, como el Teatro alla Scala de Milán (1956), el Grand Ballet du Marquis de Cuevas (1957-1961), el Ballet Russe de Monte Carlo (1961-1962) y el Ballet de Hamburgo (1965). En todas estas instituciones, su talento se reconoció rápidamente, y sus actuaciones fueron aclamadas por el público y la crítica.
Momentos clave de su carrera
La carrera de Vyroubova estuvo marcada por varios momentos clave que evidencian su habilidad técnica y su influencia en el mundo del ballet. Entre los hitos más significativos de su trayectoria destacan:
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1944: Estreno de Le Rossignol et la Rose de Roland Petit.
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1945: Se une a Les Ballets des Champs-Elysées y participa en los estrenos de Les Forains y L’Oeuf à la Coque.
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1946: Participación en la obra La Sílfide, con coreografía de Victor Gsovsky.
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1949-1956: Bailarina étoile en la Ópera de París, donde estrena varias obras de Sergei Lifar.
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1957-1961: Invitada a bailar en el Grand Ballet du Marquis de Cuevas.
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1965: Participación en el Ballet de Hamburgo.
A lo largo de su carrera, Vyroubova interpretó diversos papeles en ballets clásicos, pero fue también una excelente intérprete de obras contemporáneas. Uno de los roles más emblemáticos de su carrera fue el de Princesa Aurora en La Bella Durmiente, donde compartió escenario con el legendario Rudolf Nureyev, quien sería su partenaire en esta obra. Esta actuación fue uno de los momentos más significativos de su carrera, consolidando su lugar entre las grandes estrellas del ballet.
Relevancia actual
Aunque Nina Vyroubova se retiró de los escenarios tras una carrera brillantísima, su legado sigue presente en la formación de nuevas generaciones de bailarines. Tras su retiro, pasó varios años como profesora en el Conservatorio de Troyes, y más tarde abrió su propia escuela de danza en París. Fue durante este tiempo que dejó una huella indeleble en muchos de sus estudiantes, transmitiendo su vasta experiencia y su amor por la danza clásica.
Además, Vyroubova recibió varios reconocimientos a lo largo de su vida, siendo uno de los más destacados el Premio Pavlova en 1957, un galardón que premió su contribución al mundo de la danza. Este premio subrayó su talento y la importancia de su trabajo en la evolución del ballet contemporáneo.
La influencia de Vyroubova se extiende más allá de los escenarios, ya que su dedicación a la enseñanza y su capacidad para innovar dentro del mundo de la danza siguen siendo una inspiración para bailarines y coreógrafos de todo el mundo. Su carrera, llena de colaboraciones con grandes maestros y su labor como profesora, aseguran que su legado perdure.
Contribuciones adicionales al repertorio de ballet
A lo largo de su carrera, Vyroubova estrenó varias coreografías que ampliaron el repertorio de ballet, contribuyendo con su arte a la evolución de este. Algunas de las coreografías más destacadas que interpretó o ayudó a crear incluyen:
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La Chanson de l’Éternelle Tristesse (1957) de Ana Ricarda.
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L’Amour et Son Destin (1957) de Sergei Lifar.
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Abraxas (1965) de Van Dyk.
Estas obras fueron fundamentales para el desarrollo de la danza moderna, y su interpretación por parte de Vyroubova marcó un antes y un después en el panorama del ballet.
Nina Vyroubova falleció el 24 de junio de 2007 en París, dejando un legado imborrable en el mundo de la danza. A través de su arte, su dedicación y su influencia, sigue siendo recordada como una de las grandes maestras y estrellas de la danza clásica del siglo XX.
MCN Biografías, 2025. "Nina Vyroubova (1921-2007). La bailarina rusa que conquistó los escenarios de París". Disponible en: https://mcnbiografias.com/app-bio/do/vyroubova-nina [consulta: 28 de septiembre de 2025].