Víctor Manuel III (1869-1947). El monarca que presenció el auge y la caída del fascismo en Italia
Víctor Manuel III fue rey de Italia durante casi medio siglo, un periodo marcado por profundas transformaciones políticas, sociales y militares. Su reinado fue testigo del colapso del liberalismo italiano, el ascenso del fascismo y la tragedia de la Segunda Guerra Mundial. A pesar de su aparente neutralidad política, su figura quedó inevitablemente ligada a los grandes eventos que definieron el destino de Italia en el siglo XX.
Orígenes y contexto histórico
Nacido en Nápoles en 1869, Víctor Manuel III fue hijo del rey Humberto I y de la reina Margarita Teresa de Saboya. Su educación estuvo marcada por una fuerte formación militar y un apego a los principios dinásticos de la casa de Saboya. Se casó en 1896 con la princesa Elena de Montenegro, unión que buscaba fortalecer los vínculos políticos con los Balcanes.
Ascendió al trono en 1900, tras el asesinato de su padre. Desde los primeros años de su reinado, el país se encontraba en una encrucijada política. La Italia liberal, aún joven y en proceso de consolidación como nación unificada, enfrentaba desigualdades sociales, inestabilidad política y presiones militaristas que desafiaban la autoridad del Estado.
Logros y contribuciones
Aunque su figura no se asocia con reformas estructurales profundas, Víctor Manuel III trató de preservar la unidad y estabilidad del reino. Mantuvo una actitud generalmente escéptica respecto a las iniciativas políticas, apegándose al rol constitucional de la monarquía.
Uno de sus intentos más visibles de afianzar su popularidad fue durante la Primera Guerra Mundial. En un acto simbólico de compromiso con el pueblo y el ejército, se estableció cerca del frente, delegando la regencia en su tío Tomás, duque de Génova. Esta acción fue bien recibida por la opinión pública y reforzó temporalmente la imagen de la monarquía.
Durante su reinado, Italia amplió su presencia colonial, siendo coronado emperador de Etiopía en 1936 tras la invasión de este país africano, y más tarde, rey de Albania en 1939. Estas proclamaciones, aunque promovidas por el régimen fascista, aumentaron la proyección internacional de la monarquía italiana, aunque a un altísimo costo ético y político.
Momentos clave
La historia de Víctor Manuel III está profundamente entrelazada con algunos de los eventos más críticos del siglo XX en Italia. Entre los momentos clave de su reinado, destacan:
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1900: Asciende al trono tras el asesinato de su padre, Humberto I.
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1915-1918: Participación de Italia en la Primera Guerra Mundial; se establece cerca del frente.
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1922: Rechaza firmar el decreto de estado de sitio contra los camisas negras; facilita la llegada de Mussolini al poder.
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1936: Es proclamado emperador de Etiopía tras la conquista fascista.
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1939: Se convierte también en rey de Albania.
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Julio de 1943: El Gran Consejo Fascista le pide que retome el poder; destituye a Mussolini.
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Septiembre de 1943: Huyendo de los alemanes, se traslada a Brindisi tras la ocupación de Roma.
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Junio de 1944: Renuncia a sus funciones reales en favor de su hijo, el príncipe de Piamonte.
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Mayo de 1946: Abdica oficialmente del trono.
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Diciembre de 1947: Fallece en Alejandría, Egipto.
Estos hitos revelan la ambigüedad política de su figura. Su negativa a detener la marcha sobre Roma en 1922 fue determinante para el ascenso del fascismo. Por otro lado, en 1943 destituyó a Mussolini, aunque lo hizo presionado por el colapso del régimen y la presión aliada.
Relevancia actual
La figura de Víctor Manuel III sigue siendo objeto de debate histórico y político en la Italia contemporánea. Por un lado, es recordado como un monarca que intentó mantenerse dentro de los límites constitucionales, en una época marcada por la violencia política y los extremismos. Por otro, se le critica por su inacción frente al fascismo y su complicidad tácita con el régimen de Mussolini.
Su rol durante la persecución de los judíos en Italia y su falta de oposición firme a las leyes raciales de 1938 han empañado su imagen, provocando que su figura sea vista con distancia crítica por muchos sectores de la historiografía moderna.
El fin de su reinado marcó también el ocaso de la monarquía en Italia. Tras el referéndum institucional de 1946, se proclamó la república, y la familia Saboya fue exiliada del país por décadas. Esta transición fue vivida por el propio Víctor Manuel desde el exilio en Egipto, donde falleció un año más tarde.
En términos historiográficos, Víctor Manuel III representa la transformación de la monarquía en una figura simbólica y subordinada al poder político real, que en su caso fue progresivamente absorbido por el régimen fascista. Su vida es un testimonio de cómo las monarquías europeas del siglo XX se vieron atrapadas entre el pasado imperial y los nuevos órdenes autoritarios o democráticos emergentes.
Legado histórico
A pesar de los errores cometidos, el reinado de Víctor Manuel III ofrece una valiosa lección sobre la fragilidad de las instituciones frente a los totalitarismos. Su historia refleja la dificultad de mantener una posición neutral o constitucional cuando las circunstancias históricas exigen decisiones audaces y firmes.
Su legado es complejo y matizado. Si bien nunca fue un tirano ni un dictador, su pasividad en momentos críticos lo convirtió en un facilitador del fascismo. La historia no lo absolvió, pero tampoco lo condenó sin matices. Su figura permanece como un símbolo de una época en que Europa caminó al borde del abismo.
MCN Biografías, 2025. "Víctor Manuel III (1869-1947). El monarca que presenció el auge y la caída del fascismo en Italia". Disponible en: https://mcnbiografias.com/app-bio/do/victor-manuel-iii-rey-de-italia [consulta: 16 de julio de 2025].