Vargas, Chavela (1919-2012)


Cantante mexicana, aunque nacida en Costa Rica el 17 de abril de 1919 y fallecida en Cuernavaca el 5 de agosto de 2012, de verdadero nombre Isabel Vargas Lizano. Fue ella misma quien resolvió algunas de las incógnitas sobre sus raíces, que permanecieron sin respuesta durante la mayor parte de su vida, cuando en 2002 publicó el libro autobiográfico Y si quieren saber de mi pasado. En la obra desveló que, contra la creencia mayoritaria sobre su origen mexicano, llegó al mundo el 17 de abril de 1919 en un pueblo del cantón de San Joaquín de Flores, en la provincia costarricense de Heredia.

Propietaria de una vida agitada, rica y cargada de mitos y leyendas, vivió, según relata, una infancia desgraciada perseguida por la poliomielitis, los problemas en la vista y las carencias afectivas de una familia formada por un matrimonio roto y cinco hijos. La menor de las niñas murió de tosferina y, tras el divorcio de la pareja, Chavela y su hermana Ofelia se trasladaron a San José con su madre, mientras los hermanos varones, Álvaro y Rodrigo se emplearon en la compañía bananera estadounidense United Fruit Company. Poco tiempo después, Herminia Lizano envió a su hija Chavela a la finca de unos familiares donde trabajó duramente en los cafetales, la recogida de frutas y el cuidado del ganado. Huyó de la finca cuando se le presentó la ocasión y partió hacia San José en busca de su padre, con quien también vivió algunos meses amargos.

Viajó a México con el sueño de convertirse en cantante y su vida dio el giro esperado cuando conoció a los grandes compositores del país como Agustín Lara, José Alfredo Jiménez y Chucho Monje y, sobre todo, a los pintores Diego Rivera y Frida Kahlo. En la Casa Azul de Frida, en Coyoacán, vivió Chavela una larga temporada y de su mano aprendió el valor del arte y la poesía.

El comienzo de su carrera musical se emplaza en el comienzo de los años cincuenta, cuando marchó a Cuba por espacio de dos años. Allí compuso el que sería su primer gran éxito, la canción «Macorina”. Editó su primer disco en 1961 y pasó buena parte de su vida musical repartiendo actuaciones por toda Hispanoamérica, con su típico jorongo (poncho) y sus pantalones, cantando los temas de los mejores compositores mexicanos. Su popularidad aumentaba en la misma proporción que su leyenda negra. El abuso del alcohol y la homosexualidad que nunca escondió tiñieron de escándalo su prometedora carrera. Llegó al límite de sus posibilidades físicas y también artísticas y durante quince años desapareció de los escenarios.

No faltaron en este tiempo rumores sobre la muerte de La Vargas, pero todavía estaba por llegar lo mejor de Chavela. Según contó la propia artista en miles de ocasiones, una mañana de 1990 salió de casa en busca de alcohol y se descubrió como un cadáver ante la gente cargada de vida que circulaba por las calles. Tomó la determinación de abandonar la bebida y recuperar su deteriorada salud. Ese mismo año volvió a subirse a un escenario en México y en 1991 participó en la película de Werner Herzog, Grito De Piedra.

Artista muy querida en España, Almodóvar incluyó en la banda sonora de Tacones Lejanos el “Piensa en mí” de Chavela en voz de Luz Casal, y en 1992 regresó al país después de veinte años de ausencia. Recibió un merecido homenaje y, desde entonces, actuó con asiduidad en España. En 1993, incluso, grabó el disco, Volver, Volver, y alargó su estancia para tocar en varios recitales.

Ya en 1994, grabó y editó en España Macorina, y poco más tarde, con setenta y cinco años cumplidos, actuó en el teatro «Olympia» de París. Su recuperada fama atrajo al sello Warner Music, con el que grabó y editó en 1996 Somos, que fue presentado después en directo por todo el territorio español. A este disco le siguió Chavela Vargas, con músicos como Nacho Mañó (de Presuntos Implicados) y con duetos junto a Ana Belén, Joaquín Sabina o Lucrecia. En 2000 recibió la Gran Cruz de Isabel la Católica.