Tito Vespasiano, Flavio. Emperador de Roma (9-79).
Emperador romano del 69 al 79. Nació en Falacrinae (cerca de Rieti) en el año 9, y murió en Cutilia (Sabina) en el 79.
Biografía
Era de la región de la Sabina, zona cercana a Roma y asimilada a ésta desde el principio del imperio. En su familia, de clase media, la tradición hizo que iniciase su carrera en el ejército y en la administración. Su padre, Flavio Sabino, era banquero y publicano. Su madre, Vespasia Polla, era hermana de un senador. Se cuenta de ella que influyó, con sus encantos, en la carrera política tanto del padre como de los hijos. Ambos pertenecían a un grupo que se oponía a la aristocracia senatorial, el conocido por los «hombres nuevos». Su hermano, T. Flavio Sabino, llegaría a prefecto de Roma (62-69).
Vespasiano fue primeramente tribuno militar en Tracia, cuestor en Creta y Cirenaica, edil y pretor en tiempos de Calígula. Se casó con la hija de un caballero, con la que tuvo dos hijos, Tito y Domiciano, que también serán emperadores. Éstos, junto con su padre, formaron la dinastía de los Flavios (69-96). Con Claudio, estuvo al mando de una legión en Germania en 43-44 y luego en Bretaña, donde desempeñó un brillante papel al apoderarse de la isla de Wight. Recibió el triunfo y en el 51 fue cónsul sufecto. Entre el 62 y el 65, en época de Nerón, llegó a procónsul de África. Acompañó a Nerón a Grecia y, en el 66, como procónsul, recibió el mando para reprimir la revuelta de Judea. En Jerusalén, los judíos habían expulsado la guarnición romana y Vespasiano se encargó de restablecerla disciplina en el ejército derrotado. Reconquistó gran parte de la provincia: comenzando por la costa, fue ascendiendo hacia el norte hasta llegar a los accesos de Jerusalén, a la que sitió (66-68).
La toma de poder
Allí estaba cuando, tras la muerte de Galba, se produjo la lucha entre Otón y Vitelio. Dejó que su hijo Tito prosiguiera el asedio a Jerusalén y, debidamente sostenido por Tiberio Julio Alejandro, prefecto de Egipto, y por Cayo Licinio Muciano, el gobernador de Siria, y apoyado por su ejército, dirigió el pronunciamiento del ejército de Egipto, seguido por el de Judea (11 de Julio del 69). Tras éste, sus tropas le reconocieron Emperador. Ocupado Egipto, cortó el suministro de trigo a Roma. Muciano, por otro lado, emprendió el camino de Italia. Las tropas de Panonia y Mesia, capitaneadas por Antonio Primo, ocuparon Aquileya y el valle del Po y establecieron su cuartel general en Verona. Al poco, estas mismas tropas vencieron a Vitelio en Bedriac (Betricum), cerca de Cremona, y llegaron sin combatir a Narni. El hijo de Vespasiano, Domiciano, y su hermano Flavio, prefecto de Roma, intentaron llegar a un acuerdo con Vitelio para conseguir que abdicara y poner fin a la guerra civil en diciembre del 69. Sin embargo, un motín en Roma acabó con la vida de Flavio y de muchos partidarios de Vespasiano (18-19 diciembre). Al fin el 20 de Diciembre Antonio Primo ocupó Roma, tras vencer la enorme resistencia de los pretorianos. Vitelio fue muerto por el pueblo y Vespasiano reconocido como emperador por el senado. Durante los primeros meses, Domiciano, ya nombrado César, gobernó en Roma, mientras Vespasiano, por razones desconocidas, permaneció en Egipto hasta agosto del 70.
Gobierno
Desde el primer momento asoció al poder, como césares, a sus hijos Tito y Domiciano. Con ello intentaba establecer en el Imperio el principio de suesión hereditaria (dinastía Flavia). Premió a los jefes militares pero, al mismo tiempo, quiso retirarlos a la vida civil para evitar sublevaciones o que la gloria de ellos ensombrecieran la de sus hijos. La lex de imperio Vespasiani, ley que le sanciona en su puesto, le concedía la misma titulatura que a Augusto.
Con Vespasiano, la burguesía progresó, mientras la antigua nobleza senatorial vio decrecer su influencia: se creó un grupo adicto al senado con elementos de la burguesía itálica, gala e hispana que, con el tiempo, vendría a sustituir a la ya desgastada romana. Los caballeros y los provinciales también fueron favorecidos. Chocó con una fuerte oposición senatorial y tuvo que hacer frente a varias conjuraciones como la de Helvidio Prisco, senador influyente, que acabó ejecutado.
Mantuvo una postura y legislación moralizante y, en el terreno religioso, protegió los cultos egipcios y fue tolerante con el cristianismo.
Las provincias
Como Augusto, Vespasiano conocía casi la totalidad de sus dominios gracias a los numerosos viajes que realizó. Esto le sirvió a la hora de tomar decisiones muy acertadas respecto a las provincias. En el 73 ó 74, Hispania recibió el ius Latii (derecho latino), además de reducir los efectivos militares romanos en la misma, esto respondía tanto a un deseo de recompensar a las clientelas de los senadores hispanos, que tan firmemente le habían apoyado, como a un intento de incorporar a los indígenas a la vida romana. Varió el estatuto de algunas provincias, ya devolviéndolas al Senado o bien colocándolas bajo la administración imperial: durante su gobierno más de noventa ciudades de la Península pasaron a ser latinas. Las legiones se reclutaron desde entonces en las provincias y las cohortes pretorianas, reorganizadas y confiadas a Tito, se nutrieron sobre todo de italianos. En el problema judaico, mantuvo acertadamente en el poder a Julio Agripa II.
Política exterior
En la Galia, la revuelta del bátavo Civilis la resolvió mediante legados, aunque hizo falta ocho legiones; y la del lingón Sabino también fue reprimida (70). Se construyó una vía a través de los campos Decumanos. En Britania, Petilio Cerealis sometió a los brigantes (71-74) y Frontino a los siluros (74-77). Después de ellos, Agrícola prosiguió y organizó la conquista romana, consolidando Britania. Se reforzaron las fronteras del Rin y del Danubio, y en oriente el propio Vespasiano ocupó la Comagena (72), incorporándola a Siria. Menos importancia debió tener la lucha contra los partos en el 76, en la que participaron Trajano, padre, y su hijo, el futuro emperador.
Economía
El emperador restauró las finanzas, muy empobrecidas tras los excesos de Nerón y la larga guerra civil. En general, fue tachado de parco; sin embargo, la política económica no fue gravosa y la administración de las provincias fue especialmente honrada. También se preocupó de reparar las obras públicas en ruinas de Roma, pues aún perduraban los destrozos del incendio de Nerón: construyó el templo del Capitolio, dedicó el templo de la Paz, comenzó la construcción del gran anfiteatro flavio (el Coliseo). Además protegió las letras. A pesar de todas estas mejoras, tuvo medidas bastante impopulares como la supresión de donativos extraordinarios a los soldados o el hecho de que no aumentara sus pagas, la recuperación de tierras públicas o la reintrodución de los impuestos que Galba había abolido.