Soto y Alfaro, Bernardo (1854-1931).
Político costarricense nacido en Alajuela el 12 de febrero de 1854 y muerto el 28 de enero de 1931 en San José. Hijo del general Apolinar de Jesús Soto Quesada, fue presidente de la República entre 1885 y 1886 y de nuevo entre 1886 y 1889.
Estudió derecho y llegó a ejercer la abogacía durante algún tiempo. En 1880 se trasladó a Estados Unidos, y de regreso a su país, al año siguiente fue nombrado gobernador de su provincia natal, pero dejó pronto su cargo ya que sus intereses se centraban más en viajar por Europa. De regreso a Costa Rica, volvió a ocupar el mismo puesto de gobernador, y en 1882, el presidente, el general Próspero Fernández, le confió la cartera de Gobernación, Policía y Fomento. Su primera actuación fue proclamar una amnistía general por motivos políticos. En 1883 el Congreso le designó para ejercer el poder ejecutivo en las ausencias o enfermedades del presidente, y en 1884, en contra de su voluntad, la propia Asamblea le concedió el cargo de general de brigada. En 1882 obtuvo la cartera del ministerio de Hacienda; su aportación más importante mientras estuvo al frente de este ministerio fue la elaboración de un decreto en el que declaraba libres de derechos todos los productos nacionales del suelo y de la industria y, en otro documento, la creación del impuesto del timbre.
Además, Soto y Alfaro dirigió al Congreso una exposición contra el convenio particular y las bases de un proyecto para el pago de la deuda exterior, que fue rechazado; nombró una comisión encargada de redactar y presentar al Ministerio un proyecto de Reglamento de Hacienda con objeto de reorganizar las rentas públicas; concertó un contrato muy ventajoso para la explotación del ferrocarril entre Río Sucio y el puerto de Limón; fijó la conversión de deuda interior. También son destacables: la celebración de contratos con distintos bancos; el inicio de la ley del papel sellado; la reducción de las tarifas telegráficas y el precio del tabaco; y, por último, el establecimiento del alumbrado en San José. Éstos y otros méritos le alzaron a la presidencia de la República en 1855 tras la muerte de Próspero Fernández, justo en el momento en el que Costa Rica iniciaba la guerra contra Guatemala.
En las elecciones de 1886 fue elegido presidente por elección popular, una vez que había finalizado el mandato para el que había sido elegido el fallecido Próspero Fernández. Durante su presidencia decretó, con la ayuda de Mauro Fernández, la Ley General de Educación Común; creó el Liceo de Costa Rica, el Colegio Superior de Señoritas, el Instituto de Alajuela, el Museo Nacional, la Biblioteca Nacional y canceló la Universidad de Santo Tomás. Fundó el Asilo Nacional de Locos; construyó el Parque Morazán; estableció la Cruz Roja y la Lotería Nacional.
En la dura campaña electoral de 1889, el candidato presidencialista José Joaquín Rodríguez Zeledón fue derrotado por el candidato del partido Liberal Progresista, Ascensión Esquivel. El intento del ejército de imponer al candidato presidencialista desencadenó un alzamiento popular que obligó a Bernardo Soto a entregar el poder el 7 de noviembre de 1889 al tercer designado, Carlos Durán, quien gobernó durante un período de seis meses. Esta actuación del presidente Soto es rememorada en Costa Rica con la celebración del Día de la Democracia el 7 de noviembre.
Bernardo Soto fue declarado Benemérito de la Patria el 15 de mayo de 1885.
DFCF