Siskind, Aaron (1903-1992).
Fotógrafo estadounidense, nacido en 1903 en Nueva York y muerto en 1992.
Vida
Siskind comenzó su carrera fotográfica como documentalista orientado a la fotografía social. Sus primeras tomas combinaron el comportamiento estético de un Stieglitz con las prácticas audaces de la Escuela de expresionistas abstractos de Nueva York.
Trabajó para la “New York Photo League”, hasta que el estallido de la Segunda Guerra Mundial cambió el rumbo de su vida. La Liga fotográfica de Nueva York fue el grupo más comprometido desde el punto de vista político, no con la explotación de los sectores más marginales, sino con la tendencia a representar la penosa influencia de la Crisis de 1929 sobre millones de ciudadanos. La Liga quería documentos directos sobre la vida de las clases populares, para lo cual definió proyectos colectivos, como la encuesta sobre Harlem realizada entre 1936 y 1940 por un grupo liderado por Siskind. En realidad, su actuación se limitó a ser un retrato compasivo, a menudo novelado, de una clase obrera asaltada por el paro y la pobreza.
Fue a partir de 1940 cuando Siskind sufrió un profundo proceso de transformación y reflexión virando hacia una fotografía subjetiva que cristalizó en 1951 con la disolución oficial de la Liga bajo la presión de la persecución política. De este modo, menos interesado en los aspectos políticos que en su propia introspección, comenzó a fotografiar rocas, graffitis y objetos relacionados con la abstracción. Su trabajo fue abandonando paulatinamente su contacto con la realidad: “no estoy interesado en la naturaleza; estoy interesado en mi naturaleza. Cuando hago una foto, quiero que sea un objeto nuevo, completo y autosuficiente, cuya condición básica sea el orden, a pesar de que el mundo tiene una permanente condición: el cambio y el desorden”. Como Stieglitz, veía sus fotos donde el caos de la vida podía ser congelado: en sus tomas, las luces altas y las sombras se combinan como si incluyeran distintas moralidades. Los graffiti, abstraídos de su significado mundano, se convierten en formas simbólicas o “conversaciones” cuyas interrelaciones comunican poder, transformación, amor, lo inevitable de la pérdida y la decadencia. En ellos reconcilia la espontaneidad brutal del impulso y del gesto cotidiano con la seguridad y la exactitud de la composición, ya que el encuadre refuerza la realidad, separándola de su contexto habitual e infundiéndole vida propia.
En realidad, para Siskind, el desafío de la fotografía directa encumbrada por Stieglitz, está en la transformación de la temática cotidiana en composiciones abstractas y autónomas. Expresa la belleza obvia de las superficies y sus texturas, aislándola para la exclusiva contemplación del espectador. Se preocupó por obtener “una concentración del mundo en el interior del marco de la foto. Para encontrar mi material, he ido a un lugar común. A lo dejado de lado, a lo insignificante, los muros, los pavimentos, las estructuras de hierro […] las cosas alguna vez usadas y luego descartadas por la gente. […] En este trabajo, es incansable la fidelidad al objeto y a mi instrumento, la lente de la clara visión; la transformación en objeto estético es conseguida por el acto de ver y no por la manipulación”.
El resultado fue un estilo muy particular que enfatiza lo lineal, marca los bordes, satura los tonos, contrasta los contrastes, sin apenas profundidad, generando en el espectador una tensión entre lo obvio y lo que deja de serlo tras ser atrapado por el objetivo de Siskind: lo insignificante se re-significa. Es por ello que el americano consideró la foto como un nuevo objeto a contemplar por su propio significado y su propia belleza.
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