Mantegna, Andrea (1431-1506).
Pintor y grabador italiano, nacido en Padua en 1431 y muerto en Mantua el 13 de septiembre de 1506. Discípulo y ahijado de Squarcione, permanece bajo su tutela hasta 1450.
Se forma en Padua, en un rico ambiente cultural y allí conoce la escultura de Donatello, en los relieves de San Antonio, que serán una referencia en toda su obra. Su experiencia pictórica se inicia partiendo de su maestro Squarcione, florentino de origen y perfecto conocedor de las experiencias de esta ciudad. Su acercamiento a la Antigüedad se realiza a través de los círculos universitarios de Padua, ciudad donde habían alcanzado un máximo desarrollo los estudios de las lenguas clásicas, y que era la ciudad de Tito Livio y Virgilio. En este ambiente culto se relaciona con personajes como el numismático Boldú, que le acerca a un conocimiento preciso de los restos arqueológicos, muy abundantes en su ciudad. Estudios que completa con viajes a Roma y a Venecia. Además su obra se va a ver enriquecida por las nuevas experiencias venecianas, que conoce por el contacto que mantiene durante toda su vida con Giovanni Bellini, y sirve así de enlace entre las experiencias florentinas y las de los artistas venecianos, al tiempo que es un divulgador de las últimas.
(Véase Giovanni Bellini).
Cronológicamente se encuentra dentro de los denominados artistas de la segunda generación (Andrea del Castagno, Piero della Francesca, Paolo Ucello, etc.), pero partiendo de los mismos problemas que ellos: la representación de los espacios perspectívicos y la investigación de la luz, va más allá, mostrando inquietudes propias de los maestros de la tercera generación, planteando ya de forma erudita y científica el problema de la Antigüedad, introduciendo formas que traducen una Antigüedad cierta, y tratando temas específicos de ella como la historia de Roma o la mitología. Es un artista renovador en toda su producción.
El hecho de estar casado con una hermana de Giovanni Bellini marcará una continua trasferencia de experiencias entre ambos pintores, que incluyen en sus obras el mundo de la naturaleza veneciana perfectamente conjugado con el más absoluto clasicismo, sin ninguna polémica.
Su pintura va a estar caracterizada por la investigación continua en problemas como el de la representación espacial, llegando a romper con el espacio representado en el Quattrocento e introduciendo efectos fingidos, que amplían el espacio hacia los exteriores. La figuración se representa mediante un preciso estudio de la estatuaria clásica, y así consigue su densidad y su volumen. La luz está tratada conforme a las nuevas experiencias venecianas. Sin embargo, el acercamiento a la Antigüedad se va a realizar a través de una interpretación de las ruinas, mediante un conocimiento directo de ellas y con la introducción de temas como la Historia, el mito y la fábula, provenientes de la literatura y los escritos antiguos.
Sus primeras obras de juventud se han perdido, siendo los frescos de la capilla Ovetari en los Eremitani en Padua la primera obra segura que conocemos; fueron iniciados en 1448 junto a Nicolo Pizzolo y terminados en 1456-1457, pero en gran parte se perdieron tras un bombardeo en 1944: se conservan sólo las Escenas de la vida de los Santos Jaime y Cristóbal y la Asunción de María. Posteriores son el Políptico de San Lucas de Milán y el Retablo de San Zenón de Verona, realizados hacía 1456, obras en las que ya introduce todos los problemas y búsquedas fundamentales de su pintura. A esta época pertenecen también La oración en el huerto, de la National Gallery de Londres, y la Presentación en el templo, de Berlín.
En 1460 acepta la invitación del marqués Ludovico III de Gonzaga, y se traslada a Mantua, donde permaneció como pintor de su corte hasta su muerte, alejándose solo durante dos breves viajes a Toscana, en 1466 y 1467, y una estancia a Roma, durante los años 1488 a 1490, con el encargo de realizar los frescos de la capilla del Papa Inocencio VIII, que fueron destruidos en 1780.
Entre 1465 y 1478 realiza una de sus más importantes obras: La Cámara de los Esposos del Palacio Ducal de Mantua. De esta misma época son cuadros de tema sacro como San Jorge, de la Galería de la Academia de Venecia, el Tríptico de los Uffizi, con las escenas de la Ascensión de Cristo, La Adoración de los Magos y la Presentación en el templo, así como El tránsito de la Virgen, del Museo del Prado de Madrid. Realiza también en este momento importantes retratos como los de El cardenal Ludovico Mezzarota y el Cardenal Carlo de Médici.
Durante 1480 y 1495 realiza las nueve tablas para El triunfo de Cesar. De 1480 es el San Sebastián del Louvre de París, La Virgen de las Cuevas de los Uffizi de Florencia y El Cristo Muerto de Milán. A sus últimos años pertenecen las tablas del altar de la Virgen de la Victoria, hoy en el Louvre, la Virgen Trivulzio, los cuadros monocromos de Sansón y Dalila, el Triunfo de Escipión y el San Sebastian de la Ca' d'Oro de Venecia. En 1497 recibe su último encargo: realizar dos grandes telas para el studiolo de Isabel de Este en Mantua, y así realiza El Parnaso y el Triunfo de la virtud, actualmente en el Louvre.
Como grabador tendrá una influencia decisiva en su generación y en generaciones siguientes. En sus grabados va a combinar temas de carácter religioso con temas mitológicos, como El Cristo en el Limbo y las Bacanales, posiblemente obras de juventud. De sus últimos años son La reyerta de los dioses marinos, Cristo entre los santos Andrés y Longino y el Descendimiento al sepulcro, de gran calidad en la ejecución, y que están consideradas obras maestras del arte del Renacimiento.
Capilla Ovetari de los Eremitani de Padua
Es la primera obra que conocemos de Mantegna, y la realiza después de salir del taller de su maestro Squarcione. En ella representa escenas de la Vida de San Jaime y San Cristóbal. En El juicio de San Jaime ante Herodes se recogen todas las características de esta obra. La escena responde al sistema de representación en el que existe un tratamiento consciente de la perspectiva; las figuras, adecuadas al marco, se presentan con la monumentalidad típica de los temas clásicos y el estudio de la indumentaria, la anatomía, los gestos y las actitudes son propias del arte de la antigüedad. Su vinculación erudita a la Antigüedad hace que represente elementos arquitectónicos, como el arco de Tito en Padua, el cual sitúa la escena en su periodo cronológico, así como la decoración de relieves, bustos e inscripciones, que coinciden exactamente con la realidad. Con una temática religiosa realiza la pintura más secularizada de toda la Italia del momento. Los colores cálidos e intensos responden a su conocimiento de la pintura veneciana.
La Adoración en el Huerto
Conservada en la National Gallery de Londres, es una obra anterior a 1460.
En ella se aprecia su enorme vinculación con la pintura veneciana: es una composición que la une directamente con las obras de Giovanni Bellini, y está conservada en un cuaderno de dibujo. Su preocupación por la Antigüedad se manifiesta en la representación de la ciudad del fondo, donde aparecen edificios que recuerdan a Roma, al mismo tiempo que se mezcla con un gusto orientalizante, propio de Venecia.
San Sebastian
Conservada en el Museo del Louvre. Obra realizada en 1480, se enmarca en un ambiente erudito de conocimiento de la Antigüedad. La figura está representada en un desnudo que tiene un tratamiento idéntico al de las esculturas clásicas. Pese a ese gran clasicismo, en esta obra se refleja perfectamente el conocimiento de la pintura del Norte. En el rostro hay un minucioso estudio de las calidades, que en los arqueros se muestra como auténticos retratos. En el San Sebastian de la Ca' d'Oro de Venecia se acentuarán los rasgos dramáticos incipientes en esta obra, que es considerada un antecedente de la pintura devocional del siglo XVI.
El altar de San Zenón de Verona
Lo más novedoso de la obra es que la división del tríptico se realiza mediante elementos de marquetería, que entran a formar parte de la composición, siendo un precedente de los efectos de Trompeloi que desarrolla ampliamente en la Cámara de los Esposos.
Cristo Muerto
Su preocupación por la representación clásica de las figuras se funde con un pronunciado escorzo, el cual se representa mediante un detallado análisis de perspectiva y un perfecto conocimiento de la anatomía. El cuerpo está idealizado y contrasta con los efectos dramáticos que introducen el tratamiento del rostro de la Virgen y de San Juan. La luz ayuda en el escorzo marcando planos en profundidad. Se conserva en la Pinacoteca de Milán.
La Cámara de los Esposos, del Palacio ducal de Mantua
En una habitación rectangular de no muy grandes dimensiones y de apariencia circular, Mantegna pinta entre 1465 y 1474 los frescos de las paredes y el techo, creando los denominados efectos de Trompeloi.
En el techo adintelado se crea la sensación fingida de la existencia de una cúpula, organizando una serie de bandas y lunetos donde se relata el mito de Orfeo con el mismo tratamiento de un relieve clásico, y con la inclusión de medallones con bustos de los Claudios, dentro de un afán erudito y arqueológico.
En el centro la cúpula se rompe abriéndose hacia el exterior a modo de gran óculo desde el cual se puede ver el cielo. Una serie de angelotes y personajes alegóricos se asoman desde la cúpula para ver el interior de la habitación. El efecto de espacio fingido de este fresco se puede decir que es prácticamente Barroco: marcará todos los frescos que a partir de este momento se realicen en el Renacimiento y será punto de partida para el Barroco.
En las paredes, al igual que en la bóveda, se rompe con el espacio tradicional mediante espacios fingidos. Se representa una escena laica de fiesta, el recibimiento del Cardenal Gonzaga, que acude a las bodas. El espacio se compartimenta mediante la representación de pilastras pintadas, idénticas a otras reales. Pero la escena es continua por la introducción de personajes que sobre las arquitecturas fingidas acceden al espacio del espectador, recurso que ya había sido utilizado por Andrea del Castagno. Las pilastras sostienen cortinas que se abren hacia el paisaje, donde se desarrolla la escena y la sensación es de una logia abierta al campo.
Cada personaje está tratado de forma individual y con un carácter de retrato; es la primera pintura de retratos de conjunto.
Sansón y Dalila
Es una pintura de tema clásico y con un tratamiento muy espacial del relieve. El fondo se representa como un mármol jaspeado. Los personajes no presentan color.
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