Sahagún, Fray Bernardino Ribeira de (1499-1590).
Misionero, autor de la Historia Universal de las cosas de la Nueva España y padre de la Antropología americana, nacido en Sahagún entre 1499 y 1550, y muerto en México en 1590.
Vida
Nada se sabe de su origen ni de su entorno familiar. Únicamente Jules-César Beltrami, en una biografía casi hagiográfica del misionero, señala que su nombre original era Bernardino Ribeira y que procedía de una familia española «respetable». Se formó en la Universidad de Salamanca, dentro del ambiente intelectual innovador heredero de la labor intelectual de Antonio de Nebrija.
Profesó como franciscano reformado de la Observancia en la misma ciudad, donde terminó sus estudios de Teología. Su ocupación como religioso coincide con los años en que parece triunfar la reforma del franciscano, cardenal e inquisidor general Cisneros, que se caracteriza por insistir no sólo en la piedad y en una restauración rigurosa de la regla, sino sobre todo por destacar la necesidad de dignificar el clero mediante una sólida formación.
No obstante, las simpatías humanistas y la preocupación por el estudio de Sahagún generaron serias resistencias en otras corrientes de reforma, como pueda ser el caso de las franciscanas tradicionales que, a pesar del enorme poder de Cisneros, se mantuvieron suspicaces sobre todo frente al estudio, por considerarlo inútil y peligroso, y hasta llegaron a prohibir que sus miembros recibieran grados universitarios por considerarlo algo contrario a la humildad y la pobreza. A finales de 1529 Sahagún marchó a Nueva España (México) como misionero. Allí, tras una etapa de aprendizaje de la lengua náhuatl y de dedicación a otras tareas, se incorpora a la evangelización de los indígenas, residiendo en México, Xochimilco, Tlamanalco, el valle de Puebla y especialmente en Santiago Tlatelolco. Algunos indígenas habían aceptado el evangelio como una alternativa a sus creencias religiosas, aunque al mismo tiempo fundieron verdades cristianas con credos paganos. La tarea de Sahagún fue separar el «grano de la paja» para evitar que la adaptación misionera, verificada con naturalidad por los primeros apóstoles de la Nueva España, se convirtiese en un sincretismo total. Para lograrlo, Sahagún se propuso conocer a fondo el mundo indígena. Después de cinco años dedicados a la actividad misional, entre 1536 y 1539 Sahagún pasó a formar parte del grupo de profesores que enseñaban latinidad, humanidades y otras disciplinas en el famoso colegio universitario para indígenas, el Colegio Imperial de Santa Cruz, en Santiago de Tlatelolco. Allí compartirá su trabajo con Arnaldo Bassacio, de quien hereda la tarea de traducir al náhuatl los textos bíblicos; Alonso de Molina, gran especialista en escritos en náhuatl, y posteriormente con Andrés de Olmos, encargado por la Orden y por la Real Audiencia de realizar un tratado etnográfico sobre las antigüedades prehispánicas, que se convertirá en un antecedente directo de la obra etnográfica de Sahagún. La tarea didáctica realizada en Santa Cruz, dirigida a formar una elite indígena cristianizada, fue apoyada por el obispo de México, el franciscano Juan de Zumárraga, que iniciaba entonces como inquisidor una serie de procesos contra indígenas que iban creciendo en número y rigor punitivo.
A finales de 1539, Sahagún abandona el colegio y reanuda su actividad misional directa por un período de seis años. Durante ese lapso, vuelve a practicar la predicación de la fe y la extirpación de las idolatrías, viviendo entonces en el valle de Puebla, probablemente en el convento de Huexotzinco, y vinculándose al nuevo pueblo de indios que surgió a su alrededor. El período comprendido entre 1545 y 1558 es fundamental en la vida del misionero, ya que a raíz de una profunda crisis, en la que llega a replantearse la eficacia de la acción evangelizadora realizada, da inicio a la elaboración de la formidable obra etnográfica y lingüística a la que dedica el resto de su vida. Durante ese tiempo, Sahagún parece haber estado residiendo esencialmente en el Colegio de Santa Cruz en Tlatelolco. En 1545 se desató entre la población de México una de las más graves y mortíferas epidemias ocurridas durante el siglo XVI, que alteró drásticamente la estructura cultural y social indígena, tanto en los pueblos de tradición prehispánica como en las nuevas poblaciones cristianas. También ésta afectó al propio Colegio de Santa Cruz, alcanzando al mismo Sahagún. Esta tragedia, que dejó profundas secuelas sociales y morales, coincidió con los efectos producidos por la aplicación de las Leyes Nuevas en México, con el nombramiento de fray Bartolomé de Las Casas como obispo de Chiapas, y con su presencia vinculada a la Junta Eclesiástica celebrada en 1546.
Sahagún continuó trabajando en la docencia y en la elaboración de nuevos instrumentos de evangelización, además de traducir los textos bíblicos al náhuatl, pero sobre todo centró su atención en la realización de un nuevo concepto de sermonario, a partir de principios retóricos clásicos. Su propuesta partía del hecho de que los sermones debían adaptarse a los problemas específicos, a la mentalidad y a la lengua del público americano al que iban dirigidos, y no ser simples traducciones de textos ya existentes. Hacia 1547, elaboró su primer y fallido vocabulario trilingüe, en castellano, latín y náhuatl, al mismo tiempo que recogía, en su búsqueda de modelos indígenas de expresión, una colección de discursos retóricos tradicionales utilizados en época prehispánica. Como tales discursos se pronunciaban en cada momento importante de la vida pública y privada, esa extensa colección textual es al mismo tiempo un importante documento lingüístico y una descripción de las fases y ceremonias relacionadas con el transcurso de la vida. Sahagún reunió otros textos parecidos, como el relato de la conquista de México según los indígenas, su única obra verdaderamente histórica, escrita bajo una perspectiva muy peculiar y original para la época en que fue realizada. En 1558 recibió por parte de la Orden el encargo de realizar una gran investigación etnográfica y lingüística, empresa que alternó con las tareas de predicación directa. Es así como nace la Historia Universal de las cosas de la Nueva España, que comienza a elaborar en Tepepulco, lugar donde residió hasta 1561, siendo asistido por varios colaboradores trilingües. El proyecto comienza a ser realizado como una encuesta basada en un cuestionario predefinido, dirigido principalmente a indígenas que se habían formado y vivido en la época prehispánica, por lo que las respuestas se daban como escritos pictográficos a los que se agregaba su explicación verbal en náhuatl. En 1560 terminó la primera fase de la obra, conocida como Primeros Memoriales, esencialmente una especie de diccionario temático monolingüe que hacia referencia a todas las materias de la antigua cultura indígena y estaba ilustrado con dibujos.
Entre 1563 y 1565, Sahagún realizó la segunda fase del proyecto en Santiago de Tlatelolco. Repitiendo la indagación y el sistema anterior, dio prioridad esta vez a las respuestas orales, con cuestionarios mucho más abiertos y modificables. Los textos adquirieron una extensión muy importante y la obra perdió el aspecto de diccionario, dominando la descripción etnográfica. Entre 1565 y 1569, en la capital virreinal, Sahagún ordenó sus materiales en libros, que fueron de nuevo confrontados y ampliados con encuestas de indios mexicanos, agregando materiales más antiguos. La obra se concibió dividida en doce libros de tres columnas: la central, con el texto náhuatl; la izquierda, con su traducción castellana; y la derecha, con notas explicativas del léxico náhuatl. La temática incluida en cada uno de los libros comprendía los siguientes apartados:
-Dioses.-Calendario Ritual.-Mitos y Vida de Ultratumba.-Astrología Adivinatoria.-Agüeros y Abusiones.-Discursos Morales.-Astrología Natural.-Señorío.-Comercio.-Cosas Humanas (clases de edad, sexo, oficio, etc.).-Cosas Naturales.-Historia de la Conquista.
En 1569, la obra fue aprobada por la Orden, pero se le retiró el apoyo económico. En 1570, el provincial fray Alonso de Escalona recogió todos sus libros, que se dispersaron por toda la provincia. Fue así como otros autores, entre ellos el protomédico de Felipe II, Francisco Hernández, pudieron aprovecharse de la información recogida.
Recuperados los escritos en 1575, gracias a la protección del visitador franciscano fray Rodrigo de Sequera, Sahagún obtuvo el apoyo necesario para hacer una transcripción en limpio de cuanto había reunido, pero sólo en lo referente al texto náhuatl y su traducción castellana. El manuscrito resultante, realizado en Tlatelolco, con la versión nuevamente corregida y ampliada, constituye el Códice Florentino, texto bilingüe, ricamente ilustrado, que se terminó en 1577, llamado así por conservarse en la Biblioteca Medicea Laurenziana de Florencia. Ese mismo año, una cédula de Felipe II ordenaba su confiscación y prohibía además ese tipo de estudios, argumentando que no debía consentirse que «persona alguna escriba cosas que toquen a supersticiones y maneras de vivir que estos indios tenían«. Sin embargo, Sahagún volvió a trabajar sobre sus materiales entre 1582 y 1585, reelaborando algunas de las partes (calendario, arte adivinatoria y relato de la conquista). A partir de 1562 y hasta su muerte, el 5 de febrero de 1590, Sahagún permanecerá retirado, residiendo entre el convento de San Francisco de México y el de Santiago de Tlatelolco, donde generalmente estuvo a cargo del Colegio de Santa Cruz. Con la excepción de un breve retorno a la predicación directa en el convento de Tlalmanalco en 1573, Sahagún, con la ayuda de su equipo de colaboradores trilingües, estuvo consagrado en la construcción de su inmensa obra, que no sería publicada hasta 1830. También realizó labores de enseñanza y escribió textos menores, como el Libro de los coloquios, donde reconstruye los diálogos acerca de materias religiosas que debieron tener los primeros franciscanos con los sabios indígenas sobrevivientes. La única obra que alcanzó a ver publicada Sahagún fue su Salmodia Christiana, impresa en México en 1583.
A pesar de la actitud que puede personificarse en Bernardino de Sahagún y en Francisco Hernández, las culturas científicas de los indios americanos no pudieron resistir el traumatismo que significó la colonización española, y quedaron reducidas a una actividad marginal. Sin embargo, al mismo tiempo que las desarticulaba o destruía, dicha colonización creó los cauces que transmitieron al mundo europeo muchos de sus elementos. Ambas funciones contrapuestas llegaron a coincidir a veces en una misma persona. Diego de Landa, por ejemplo, fue uno de los principales responsables de la destrucción de los textos mayas. «Hallámosles gran número de libros -afirma- y porque no había cosa en que no hubiera superstición y falsedades del demonio, se los quemamos todos, lo cual a maravilla sentían y les daba pena.» Sin embargo, su Relación de las cosas de Yucatán tiene, para el conocimiento de la cultura científica maya, una importancia sólo comparable a la del libro de Bernardino de Sahagún para la mexicana.
Método científico
Al menos 45 años de la vida de Sahagún estuvieron dedicados a la investigación y la escritura de una obra lingüística y etnográfica sobre las poblaciones nahuas del centro de México. El depurado método, esencialmente filológico, que utilizó para elaborar, entre 1558 y 1569, su Historia general de las cosas de Nueva España, está generalmente considerado como uno de los más importantes antecedentes del que emplea la moderna antropología cultural, y, en cualquier caso, es innegable que es el pionero de los métodos modernos de investigación etnográfica y lingüística en América e, incluso, el padre de la Antropología del Nuevo Mundo. «No sólo utiliza pinturas indígenas -afirma Esteve Barba- sino que las suscita para utilizarlas. No sólo escribe en náhuatl, que conoce a la perfección, sino que investiga además la naturaleza del idioma que emplea, considerándolo como el mejor auxiliar para sus trabajos de investigación etnográfica… Es un etnólogo y un lingüista que se adelanta en varios siglos a su época«.
Además, su obra está considerada como fuente básica para los estudios modernos del México prehispánico, y su utilización desde el siglo XIX ha contribuido esencialmente a la formación de la escuela etnohistórica mexicana. Por otra parte, la actividad pedagógica de Sahagún en el Colegio de Santa Cruz, a la que dedicó alrededor de cuarenta años, favoreció la formación de un grupo intelectual indígena que preparó textos históricos y etnográficos muy importantes sobre el pasado prehispánico.
Sahagún dedica amplios estudios al calendario, la astrología y la medicina. No obstante, destaca especialmente el libro undécimo de su Historia general…, titulado «De las propiedades de los animales, aves, peces, árboles, hierbas, flores, metales y piedras, y de los colores», que es una auténtica exposición sistemática de la zoología, la botánica y la mineralogía de los indios mexicanos. Resulta muy significativa la «minuta» o formulario de preguntas -reconstruido por Garibay- que Fray Bernardino propuso a sus informantes en lo que respecta a los animales:
«1-El nombre del animal, y si tiene varios, díganse. Agréguese la razón de haberle dado este nombre.2-Cómo es, qué aspecto, cualidades y forma tiene.3-En dónde se cría y anda.4-Qué hace, cuál es su oficio, bueno o malo, o si no tiene.5-Cómo se proporciona el alimento. Díganse los modos raros para ello, si los tiene.6-Cómo se coge o caza.7-Costumbres y particularidades dignas de conocerse.8-Historias populares en que entre el animal.9-Dichos salidos de sus costumbres, o modos que tiene.«
Bibliografía
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M. Lucena Giraldo / Corina Salas/ José María López Piñero.