Víctor de Sabata (1892-1967): El director que marcó la historia de La Scala

Víctor de Sabata (1892-1967) fue uno de los directores de orquesta y compositores italianos más importantes del siglo XX. Nacido en Trieste el 10 de abril de 1892, su legado artístico sigue siendo recordado por su excepcional capacidad para interpretar y dirigir obras de los grandes compositores, con un particular énfasis en los estilos clásicos y contemporáneos. De Sabata dejó una huella indeleble en el mundo de la música, especialmente en el ámbito operístico y en su vinculación con el renombrado Teatro de La Scala de Milán.

Orígenes y contexto histórico

Victor de Sabata nació en el seno de una familia con una profunda conexión con la música. Su padre era profesor y maestro de coro en el Teatro de la Scala de Milán, lo que permitió que el joven Sabata tuviera un acceso temprano al mundo musical. Desde niño, recibió clases de piano y violín, disciplinas que dominaría con destreza a lo largo de su vida. Esta formación inicial resultó crucial para su futuro, ya que le brindó una sólida base técnica que sería fundamental para su carrera como director de orquesta.

Entre 1902 y 1910, de Sabata estudió en el Conservatorio de Milán, donde perfeccionó sus conocimientos de contrapunto con Michele Saladino y de composición con Giacomo Orefice. Durante este período, comenzó a forjar su propio estilo, caracterizado por un enfoque sensible y detallado hacia la dirección orquestal. Su carrera se desarrolló en un contexto histórico tumultuoso, ya que vivió y trabajó en un período de grandes cambios políticos y sociales, incluidos los efectos de la Primera Guerra Mundial.

Logros y contribuciones

Tras finalizar la Primera Guerra Mundial, Víctor de Sabata decidió centrarse en la dirección orquestal, una disciplina en la que demostraría su gran talento y sensibilidad. Inició su carrera en Italia y Montecarlo, donde tuvo la oportunidad de dirigir importantes estrenos de óperas y obras de compositores célebres. En el Teatro de la Ópera de Montecarlo, dirigió el estreno de L’enfant et les sortilèges de Maurice Ravel, así como la primera interpretación en Francia de La Rondine de Giacomo Puccini. Estos momentos fueron clave para su reconocimiento como director orquestal.

En 1929, La Scala de Milán lo convocó para sustituir a Arturo Toscanini como director artístico, una de las posiciones más prestigiosas en el mundo de la música. El debut de de Sabata en La Scala tuvo lugar en 1930 con La fanciulla del West de Puccini, una obra que marcó el comienzo de su relación con el teatro más importante de Italia. Sin embargo, fue en la dirección de Tristán e Isolda de Richard Wagner en 1931 donde alcanzó una de sus mayores consagraciones. Esta obra se convertiría en una de las piezas emblemáticas de su carrera, y en 1939 tendría la oportunidad de volver a interpretarla en el Festival de Bayreuth, un festival dedicado exclusivamente a la obra de Wagner.

Entre 1953 y 1957, de Sabata ocupó el cargo de sobreintendente artístico de La Scala, lo que le permitió consolidar aún más su influencia en el mundo operístico. Durante su periodo al frente de la institución, la calidad y el nivel de las producciones de la Scala alcanzaron nuevas alturas. A pesar de que los problemas de salud le obligaron a reducir su actividad a finales de la década de los cincuenta, su vínculo con La Scala continuó hasta 1963 como asesor artístico, lo que demuestra la profunda conexión que mantenía con la institución.

Momentos clave

A lo largo de su carrera, de Sabata vivió numerosos momentos clave que definieron su legado en la música clásica:

  1. Estreno de L’enfant et les sortilèges de Ravel (Montecarlo): Este fue uno de los primeros grandes logros de de Sabata en el ámbito internacional, lo que le permitió consolidarse como un director destacado.

  2. Dirección de La fanciulla del West de Puccini (1930, La Scala): Su debut en La Scala fue un hito en su carrera, marcando el inicio de una estrecha relación con el teatro.

  3. Interpretación de Tristán e Isolda de Wagner (1931, La Scala): Una de las producciones más emblemáticas de su carrera, que sería reestrenada en el Festival de Bayreuth en 1939.

  4. Dirección del Réquiem de Verdi (1957, Nueva York): Una de las grabaciones más famosas de su carrera, que destacó por su sensibilidad y cuidado en los detalles interpretativos.

A lo largo de su vida, de Sabata también fue un defensor de la música contemporánea, y su repertorio abarcaba tanto compositores clásicos como los más innovadores de su tiempo. Su capacidad para interpretar a compositores como Richard Wagner, Maurice Ravel y Giacomo Puccini, así como su afición por los compositores contemporáneos italianos como Ottorino Respighi y Umberto Giordano, le permitió desarrollar una carrera única y diversa.

Relevancia actual

A pesar de que Víctor de Sabata dejó de dirigir en 1957 debido a problemas de salud, su legado sigue presente en la música clásica. Las grabaciones de sus interpretaciones, especialmente de obras como Tosca con María Callas y el Réquiem de Giuseppe Verdi, continúan siendo consideradas algunas de las mejores versiones de estas composiciones. Su enfoque preciso y sensible en la dirección orquestal lo ha convertido en una figura venerada tanto en el ámbito de la ópera como en la música sinfónica.

De Sabata llevó a la cima el estilo de dirección típicamente latino, caracterizado por una moderación que le permitía capturar los matices y colores orquestales con una sensibilidad notable. Su habilidad para leer las partituras y trasmitir esas emociones a la orquesta fue uno de los elementos más destacados de su estilo, ganándose el respeto y la admiración de músicos y críticos por igual.

Su obra como compositor también permanece viva en el repertorio de la música clásica, especialmente en sus poemas sinfónicos La Notte di Platon (1923) y Gethsemani (1925), que siguen siendo valorados por su riqueza melódica y su innovador enfoque armónico. A pesar de que su producción como compositor fue relativamente reducida, sus obras muestran su profundo conocimiento de la orquestación y su capacidad para crear una atmósfera emocionalmente intensa.

Algunas de sus grabaciones más destacadas

  1. Tosca (con María Callas) – Su interpretación de esta obra es considerada una de las mejores de la historia de la ópera.

  2. Réquiem de Verdi – Una grabación que sigue siendo fundamental en el repertorio de este importante compositor.

  3. Tristán e Isolda de Wagner – La interpretación de esta obra en La Scala de 1931 es una de las más legendarias en la historia de la ópera.

Víctor de Sabata es recordado como un maestro de la dirección orquestal, cuya música sigue sonando en los escenarios más prestigiosos del mundo. Desde su tiempo en La Scala hasta su influencia en las generaciones posteriores de directores y músicos, su legado perdura como uno de los pilares de la música clásica del siglo XX.

Cómo citar este artículo:
MCN Biografías, 2025. "Víctor de Sabata (1892-1967): El director que marcó la historia de La Scala". Disponible en: https://mcnbiografias.com/app-bio/do/sabata-victor-de [consulta: 8 de julio de 2025].