Rutherford, Ernest (1871-1937).


Químico británico, nacido en Nelson, en Nueva Zelanda, en 1871 y fallecido en Cambridge en 1937. Nacido en el seno de una nutrida familia de carreteros, durante su etapa escolar fue un niño inquieto, cuya curiosidad se sintió atraída por un amplio espectro de materias. El brillante expediente obtenido durante sus años colegiales le permitió optar a una beca para el Canterbury College, donde en sus últimos años se especializó en los estudios de matemáticas y física. Es considerado el padre de la física nuclear.

Ernest Rutherford.

Su innata preocupación por el saber y su mente abierta le llevaron a interesarse por las investigaciones que había realizado Hertz sobre las ondas de radio algún tiempo antes, e inventó un detector para dichas ondas.En 1895 fue pensionado por Cambridge para continuar sus estudios bajo la dirección de J. J. Thomsom, del que fue el primer tutorando de investigación. A su llegada a Inglaterra comenzó a estudiar la sobre la conductividad generada en el aire por los rayos X, que acaba de descubrir Roetgen.Tres años después encontramos al joven físico en la Universidad de MacGill en Montreal, dedicado por entero a la docencia, labor que, sin embargo, no le impidió continuar con sus investigaciones

Durante cierto tiempo estuvo trabajando en colaboración con el científico británico Soddy, junto al que publicó en un corto espacio de tiempo gran número de artículos en los que daban a conocer sus más recientes investigaciones. Los primeros pasos hacia el descubrimiento de la radiactividad los había dado Becquerel en 1896, cuando se hallaba experimentando con el uranio, pero además estaban trabajando en este campo científicos tan prestigiosos como Schmidt, que investigó con otro elemento, el torio, o el matrimonio Curie, que detectó dos elementos radiactivos más, el radio y el polonio.

Rutherford, sobre esta base, descubrió en 1898, que las emisiones radiactivas constaban de dos tipos de rayos: los alfa (núcleos de helio) y los beta (electrones); dos años después, descubrió un tercer tipo de rayos: los gamma (ondas electromagnéticas). En 1903, junto a su colega Frederick Soddy, formuló la teoría de la radiactividad; lanzó al mundo científico sus teorías, estableció la existencia y naturaleza de las transformaciones radiactivas, y determinó que los átomos de ciertos elementos son susceptibles de seguir un proceso de desintegración, lo cual fue una idea revolucionaria para su época, ya que se contradecía con el dogma central de la química del siglo XIX que defendía la condición intransmutable de los átomos.

A partir de este momento, Rutherford se dedicó a experimentar con los rayos alfa, estudios que amplió a su vuelta a Manchester, donde trabajó con Geiger en la invención del contador que lleva su nombre, y en la pantalla de titilación que permitió observar el movimiento de las partículas. El propio Rutherford afirmó que era el suceso más increíble que había visto jamás y, a partir del movimiento de los electrones, dedujo la composición del átomo, estableciendo un modelo planetario que luego desarrolló Bohr.

Después del lapso que significó la Primera Guerra Mundial, durante la cual se dedicó a la investigación con fines bélicos, volvió a acometer las labores de docencia, ya como catedrático en Cambridge. Dado que aún no había terminado la guerra, continuó sus investigaciones en solitario y descubrió que era posible provocar la desintegración de los núcleos atómicos de forma artificial, sin necesidad de esperar que lo hicieran espontáneamente descubriendo, entre 1920 y 1924,que la mayor parte de los átomos podían ser desintegrados mediante partículas alfa, trabajo para el que contó con la colaboración de uno de sus alumnos, Chadwickque, posteriormente, sería premiado con el Nobel. El descubrimiento del neutrón, las desintegraciones de átomos más pesados, el uso de un acelerador de partículas, etc. son hallazgos que proceden de su laboratorio y que convierten el año 1932 en un momento especial para la física nuclear.

Rutherford fue el iniciador de la física nuclear, ya que sus labores prepararon el terreno a los que le siguieron; en 1905 se le concedió la medalla Rumford y, en 1908, se le otorgó el premio Nobel de Química. En 1922 fue galardonado con la medalla Copley; pero éstos no son más que algunos de los muchos premios que sus investigaciones merecieron. La simplicidad y potencia de sus trabajos le colocó en uno de los primeros puestos de los científicos de todos los tiempos. Fue un hombre preclaro, de carácter enérgico y vigoroso, que contó con la admiración de sus colegas físicos y con numerosas amistades en el ámbito científico a lo largo y ancho del mundo y que, curiosamente, no siempre estuvo convencido de la utilidad de sus trabajos.

En 1994, la IUPAC le concedió su nombre (rutherfordio) al elemento químico 106 de la tabla periódica y de símbolo Rf, que antes correspondía al 104.