Juan Romero Alpuente (1762–1835): El Político y Abogado que Luchó por la Revolución Liberal en España

Juan Romero Alpuente (1762–1835): El Político y Abogado que Luchó por la Revolución Liberal en España

Introducción

Juan Romero Alpuente fue un personaje crucial en los primeros momentos de la Revolución Liberal española. Nacido en Valdecuenca, Teruel, el 9 de marzo de 1762, Romero Alpuente fue abogado, escritor y político, cuyo nombre está indisolublemente ligado a los tumultuosos años de la Guerra de la Independencia y la transición hacia un régimen constitucional. A lo largo de su vida, se distinguió por su firme postura política, sus escritos radicales y su activa participación en los eventos clave de la época. Su figura, polémica y admirada en igual medida, continúa siendo un referente en los estudios sobre los movimientos liberales tempranos en España.

Orígenes y primeros años

La familia y los primeros años en Valdecuenca

Juan Romero Alpuente nació en una familia de labradores acomodados. Sus padres, Pedro Romero Gómez y Josefa Alpuente, aunque de origen rural, permitieron que su hijo tuviera acceso a una educación formal. Su temprana formación tuvo lugar en Madrid, donde, junto a su hermanastro, el presbítero Joaquín Romero Cansino, comenzó a estudiar las primeras letras y gramática. Desde su infancia, Romero Alpuente mostró una inclinación por el aprendizaje, lo que lo llevó a ingresar a la Universidad de Alcalá, y posteriormente a la Universidad de Valencia, donde continuó su formación académica.

Estudios y primeros contactos con la intelectualidad

En las universidades de Alcalá y Valencia, Romero Alpuente estudió Derecho, una disciplina que no solo le permitió forjar una carrera profesional exitosa, sino que también le abrió las puertas a círculos intelectuales y políticos clave. En 1783, completó sus estudios en Derecho Civil y obtuvo su doctorado en Derecho en el mismo año. Su formación no se limitó a lo jurídico, ya que también asistió a cursos de Cánones en Zaragoza y Derecho Natural en Madrid, lo que le permitió construir una base sólida para sus futuras intervenciones en el ámbito político y social.

Formación académica y primeros trabajos

Su carrera en el Derecho y primeros encargos

Después de obtener su doctorado, Romero Alpuente comenzó su carrera como abogado. En 1785, hizo oposiciones a una prebenda doctoral en la catedral de Albarracín, aunque renunció a ella para asistir al estudio de derecho del abogado Francisco Antonio Mendoza, con quien trabajó hasta 1791. También fue discípulo de José Antonio Fita, lo que enriqueció su formación legal. A la par, se vinculó a la Academia del Espíritu Santo, donde desarrolló su primera producción científica, la Disertación sobre competencias, publicada en el Memorial literario en 1786.

Ascenso en la carrera judicial y primeras controversias

En 1787, Romero Alpuente fue admitido en el Colegio de Abogados de Madrid, donde se destacó rápidamente por su habilidad y conocimiento. Su carrera como magistrado comenzó formalmente en 1794, cuando fue nombrado fiscal de la Audiencia de Valencia. Durante este periodo, su postura independiente y sus críticas a la administración local, como la oposición al impuesto militar impuesto por el capitán general, el duque de la Roca, lo pusieron en conflicto con las autoridades. Su valentía para cuestionar a figuras de poder le valió ser encarcelado en diciembre de 1794, aunque fue liberado poco después por orden de Manuel Godoy.

Carrera política y primeros enfrentamientos

Nombramientos y enfrentamientos con el poder

A lo largo de la década de 1800, Romero Alpuente continuó ascendiendo en la administración pública. En 1802, fue nombrado oidor de la Chancillería de Granada y, en 1805, gobernador de la sala primera del crimen. Sin embargo, sus enfrentamientos con las figuras de poder continuaron. En 1807, abrió una causa contra el regente de la Audiencia de Granada, Rodrigo Riquelme, y también contra el capitán general Ventura Escalante, a quien acusó de imprudencia al causar la muerte de una persona. Estos actos de valentía lo llevaron a ser suspendido y enviado a la Audiencia de Canarias en septiembre de 1807, aunque la Guerra de la Independencia española evitó que realizara el traslado.

La Guerra de la Independencia y el inicio de su activismo político

Con el estallido de la Guerra de la Independencia en 1808, Romero Alpuente se alineó con la causa patriota. Fue uno de los firmantes del manifiesto de la Junta de Teruel y publicó el Grito de la razón al español invencible en Zaragoza, un manifiesto que abogaba por la unidad y la resistencia de los españoles frente a la invasión napoleónica. Además, en 1809, fue nombrado comisionado de la Junta Central para Jaén y Córdoba, con la responsabilidad de alistar y requisar caballos para el ejército. Su gestión fue eficaz, aunque no exenta de tensiones con otros miembros de la Junta, como fray Alonso de la Puebla.

Los desafíos de la posguerra y su activismo en el exilio

Exilio y sus escritos

Tras la ocupación de gran parte de España por las tropas napoleónicas y el fin de la Guerra de la Independencia, Romero Alpuente se vio obligado a exiliarse. En 1813, regresó a la Audiencia de Valencia, donde continuó su trabajo y escribió varios folletos que defendían la independencia de España respecto a la intervención inglesa, como Wellington en España, y Ballesteros en Ceuta, Cádiz, Valencia y Granada. Sin embargo, sus ideales no fueron bien recibidos en el nuevo contexto político, y fue desterrado a Murcia en 1816, donde se unió a la masonería.

Su participación en la política española y su caída

A lo largo de los años, Romero Alpuente continuó defendiendo la causa liberal, pero su postura radical y su activismo le acarrearon problemas con las autoridades. Fue encarcelado en 1818 en las cárceles del Santo Oficio en Murcia y, aunque pasó tiempo en prisión, no dejó de escribir. A pesar de sus dificultades, en 1820, con la llegada de la Constitución, fue nombrado jefe político interino y elegido diputado a las Cortes de Cádiz en 1820. Durante este tiempo, Romero Alpuente se destacó como uno de los líderes más exaltados de la izquierda, publicando numerosos discursos y folletos en defensa de la Revolución.

Actividad en la Guerra de la Independencia y su exilio

Nombramientos y conflictos con la Junta Central

Después de su destacada participación en la Junta de Teruel, Romero Alpuente continuó su labor en la guerra, siendo comisionado por la Junta Central para las tareas de alistamiento y requisición de caballos en las provincias de Jaén y Córdoba. Durante este tiempo, se enfrentó a la difícil tarea de mantener el orden y movilizar los recursos necesarios para sostener la resistencia contra las fuerzas napoleónicas. Su gestión fue bien recibida por los militares y la población local, pero no estuvo exenta de dificultades. Uno de los puntos más conflictivos de su carrera fue su relación con fray Alonso de la Puebla, presidente de la Junta de la Carolina, con quien tuvo varios desacuerdos.

Sin embargo, su éxito en Jaén fue solo temporal. Tras su paso por la provincia, Romero Alpuente fue trasladado a Córdoba, donde las tensiones internas y sus críticas al régimen absolutista lo llevaron a una represión más directa. En julio de 1809, fue encarcelado, aunque los detalles de su detención y el tiempo que pasó en prisión siguen siendo inciertos. Para 1810, Romero Alpuente se retiró a Alicante y, en lugar de mantenerse al margen de la lucha, comenzó a hacer movimientos estratégicos, incluso fingiendo colaborar con los franceses, lo cual, según algunas versiones, le permitió escapar del cerco enemigo.

El regreso a la política tras la guerra

En 1813, cuando las tropas francesas fueron finalmente derrotadas, Romero Alpuente regresó a la Audiencia de Valencia, desde donde continuó su activismo. Fue entonces cuando comenzó a publicar sus escritos más conocidos, entre ellos Wellington en España, y Ballesteros en Ceuta, Cádiz, Valencia y Granada, en el que se oponía a la intervención británica en la política española. A través de este tipo de obras, Romero Alpuente se mostró como un ferviente defensor de la independencia española, desafiando tanto a los franceses como a sus aliados británicos.

En 1814, continuó con su producción intelectual con textos como Pensamientos diversos sobre la conservación y felicidad de la Patria, que defendían un modelo de nación basado en la soberanía popular y la constitución como herramienta de reforma política. Sin embargo, la caída de la Constitución en ese mismo año y el regreso al absolutismo de Fernando VII lo dejó sin trabajo y desplazado a Madrid. En la capital, sus ideales continuaron siendo una amenaza para el orden establecido, lo que lo llevó a ser confinado en Murcia.

Activismo político y masón

Su participación en las Cortes

A pesar de las adversidades y la represión, Romero Alpuente continuó luchando por sus ideales liberales. En 1820, tras la restauración de la Constitución de 1812, fue elegido diputado a las Cortes por Aragón. Durante su estancia en las Cortes, Romero Alpuente destacó por sus intervenciones radicales y sus propuestas de reformas profundas. Se alineó con los diputados más exaltados y contribuyó a debates políticos cruciales sobre el futuro de España en su transición hacia un sistema constitucional.

En sus discursos, Romero Alpuente mostró una feroz oposición al absolutismo y al regreso del Antiguo Régimen. Entre sus escritos más importantes se encuentran el Discurso sobre la urgente necesidad de Cortes extraordinarias (1820), en el que proponía medidas extremas para garantizar la estabilidad de la joven democracia española, y el Discurso sobre el Ministerio actual (1822), donde criticaba la gestión del gobierno.

Masón y su activismo en la Sociedad Landaburiana

En paralelo a su actividad política, Romero Alpuente también se adentró en el mundo de la masonería, lo que refleja su afinidad con las ideas de reforma y progreso. Se hizo masón alrededor de 1816, y su nombre masónico era Aristarco. A través de la Sociedad Landaburiana, presidió una agrupación que promovía la libertad, la justicia y el orden constitucional. Esta sociedad fue una de las muchas agrupaciones liberales que surgieron durante la década de 1820 en respuesta a la restauración absolutista.

Últimos años y exilio

Años de sufrimiento en el exilio

A medida que el absolutismo volvió a apoderarse de España en los años 1820, la situación política para los liberales como Romero Alpuente se volvía cada vez más difícil. En 1823, con la entrada de los Cien Mil Hijos de San Luis, el ejército francés que vino en apoyo del absolutismo, la vida de los liberales exiliados como él se tornó más sombría. Tras la caída de la Constitución y la represión de los movimientos liberales, Romero Alpuente se vio obligado a huir a Gibraltar. En Londres, vivió en condiciones precarias, sin apoyo gubernamental y con muy pocos recursos. Su situación de pobreza fue tal que, a menudo, pasó hambre, aunque algunos compatriotas intentaron ayudarlo en sus penurias.

Su vida en el exilio estuvo marcada por la continua lucha política, buscando apoyo y colaborando con otros exiliados en la construcción de una España más libre y moderna. En 1827, Romero Alpuente se trasladó a Lisboa, donde, en un giro dramático, fue expulsado por el gobierno portugués debido a las presiones del embajador británico A’Court, lo que marcó un nuevo fracaso en su vida política.

Regreso a España y últimos momentos

La revolución francesa de 1830 dio un respiro a las esperanzas de los exiliados liberales, y Romero Alpuente aprovechó la coyuntura para volver a escribir. Entre 1830 y 1831, publicó obras como Los tres días grandes de Francia (1830) y Proclama a los Aragoneses (1830), en los que se mostraba esperanzado en la influencia de los movimientos liberales internacionales. En estos textos, defendió una nueva España, libre de monarquías absolutistas y en línea con los ideales republicanos.

En 1834, tras el regreso de Fernando VII al trono, Romero Alpuente regresó a España. Fue nombrado procurador en las Cortes de Teruel, pero las autoridades no reconocieron su estatus, lo que lo llevó a ser arrestado en julio de 1834, bajo acusaciones de conspiración. Afortunadamente, la falta de pruebas lo llevó a la libertad en agosto de 1834. Sin embargo, su salud se vio gravemente afectada por su exilio y los constantes sufrimientos, y falleció en Madrid el 22 de enero de 1835 a la edad de 72 años debido a una afección catarral.

La memoria de Romero Alpuente

La figura de Juan Romero Alpuente es una de las más complejas y contradictorias de la historia española de principios del siglo XIX. Aclamado como uno de los más fervientes defensores del liberalismo y la independencia española, su legado es objeto de debate. Fue un hombre de ideas radicales, pero también un pragmático que supo moverse entre los altibajos de la política española de su época. A pesar de las controversias, Romero Alpuente sigue siendo recordado como uno de los diputados más destacados en la primera etapa de la revolución liberal en España. Su vida refleja las tensiones y los desafíos de un momento histórico crucial en la lucha por una España más democrática y moderna.

Cómo citar este artículo:
MCN Biografías, 2025. "Juan Romero Alpuente (1762–1835): El Político y Abogado que Luchó por la Revolución Liberal en España". Disponible en: https://mcnbiografias.com/app-bio/do/romero-alpuente-juan [consulta: 16 de octubre de 2025].