Rojas, Fernando de (ca.1465-1541)
Escritor español, nacido en La Puebla de Montalbán (Toledo) entre 1460 y 1470, y muerto el 2 de abril de 1541. De familia judía convertida al cristianismo, estudió en la Universidad Salamanca. Se estableció en Talavera en 1517 y allí ejerció la profesión de abogado; en esta ciudad, llegó a ocupar el puesto de alcalde. Cuando murió le enterraron como miembro laico de una orden religiosa. Escribió La Celestina, título de la Comedia de Calisto y Melibea, más tarde llamada Tragicomedia.
El tema de la obra es el amor apasionado de Calisto por Melibea. Sempronio, servidor interesado le aconseja que pida ayuda a Celestina para conquistar el amor de Melibea; Pármeno, criado fiel, se opone; Celestina se gana la confianza de Melibea y consigue un encuentro con Calisto, tras el que seguirán otros tantos; los criados disputan con Celestina la recompensa y la matan. En la noche siguiente Calisto seduce a Melibea, pero al salir del jardín cae y muere; Melibea confiesa su amor a Pleberio, su padre, y se suicida. La obra termina con el Lamento de Pleberio. La primera versión, correspondiente a la Comedia, fue impresa en Burgos en 1499; en 1502, seguramente (aunque el impreso más antiguo sea el zaragozano de 1507), se le añadieron 5 actos nuevos denominados Tratado de Centurio; a partir de esta fecha el título de la obra será Tragicomedia de Calisto y Melibea, decisión que tomaron los editores.
El mismo Fernando de Rojas nos dice que él no es el autor del acto primero, del que dice podría haber sido compuesto por Juan de Mena y Rodrigo de Cota; sin embargo, no hay pruebas concluyentes a este respecto y, en todo caso, el conjunto hubo de ser revisado y unificado por el estilo del propio Rojas. La fuente estructural de la obra es la comedia humanística del siglo XV, desviada hacia un final trágico por influjo de la exitosa novela o romance sentimental; además, es evidente el peso que ejerció Petrarca con su De remediis utriusque Fortunae, entre otras fuentes. La novedad de la obra, con su terrible lección de tipo existencial, su universo, sus personajes, su ambiente realista y su lenguaje entusiasmaron al público del final del siglo XV y comienzo del siglo XVI. El éxito editorial y el aplauso del público continuaron hasta nuestros días; por ello, no cabe extrañar que la Celestina diese vida a numerosas continuaciones e imitaciones y que, de forma más o menos clara, influyese en infinitas obras desde su época hasta el presente. Si los lectores del pasado atendieron muy en especial al inframundo celestinesco y, peculiarmente, a los proverbios y refranes que se entretejen en la obra, el lector moderno se ha fijado en especial en la realidad social que nos muestra la Celestina y en la tragedia de los amores y desesperado final de los principales personajes.