Rivel, Charlie (1896-1983).
Charlie Rivel fue el nombre artístico del payaso español mundialmente famoso Josep Andreu Lasserre, nacido en Cubelles (Barcelona) en 1896 y muerto en Sant Pere de Ribes en 1983. Estuvo considerado como uno de los mejores artistas de su género en todo el mundo. En 1972 publicó sus memorias bajo el título de Pobre payaso. Sus padres eran también artistas circenses: era hijo de una alambrista francesa, María Luisa Lasserre, y de Pedro Andreu, un trapecista que, a comienzos de siglo, llegó a poseer un circo propio. En este circo comenzaron a trabajar sus tres hijos mayores: Josep, René y Polo. En la década de 1920 se dio a conocer como trapecista, en un número de trapecios bajos que, con el nombre de «Rivels», presentaba junto a sus hermanos, haciendo Charlie Rivel una imitación del popular personaje cinematográfico Charlot (Charlie Chaplin) bajo el nombre de Charlot Rivel. Los hermanos obtuvieron un gran éxito con su «original atracción gimnástica serio-cómica». El número fue evolucionando hasta alcanzar fama mundial. La imitación de Charlot no era una imitación literal sino una recreación, hecha utilizando los recursos de la pantomima y de la acrobacia en una actuación casi muda pero llena de poesía. El mismo Chaplin, creador de Charlot, se mostraba encantado con el número circense hasta el punto de decir a Charlie Rivel: «¿Me imita usted a mí o soy yo quien le imito?». El éxito fenomenal de los Andreu causó problemas en el grupo familiar que terminó disolviéndose. Con el nombre de Charlie Rivel el payaso catalán continuó su carrera en solitario. Charlot Rivel se convirtió en Charlie Rivel, cuya apariencia contaba con una enorme peluca, una gran nariz roja, zapatones y una larguísima camiseta a rayas, junto a elementales recursos de utilería como una silla de anea y una guitarra. El arte de Josep Andreu, que aunaba la técnica circense -el juego del cuerpo, la fuerza y la precisión- con la capacidad expresiva, el humor y la imaginación, fue cada día más reconocido hasta que Charlie Rivel se convirtió en una estrella internacional. La utilización de técnicas de mimo, la apelación a la emotividad, dentro de un universo mínimo marcado por el desvalimiento del personaje que había inventado, y la incitación a la sonrisa y a la complicidad del espectador fueron determinantes para explicar el triunfo alcanzado por el personaje de Rivel, del que sin duda queda en la memoria de los que le vieron su peculiar llanto y su forma triste e inocente de aullar tras un desatino.
Bibliografía
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RUIZ RAMÓN, Francisco. Historia del teatro español. (2 vols.) (Madrid: Cátedra, 1983 [5ª ed]).
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YXART, J., El arte escénico en España, 2 vols., Barcelona, Alta Fulla, 1987.