Pirandello, Luigi (1867-1936).


Dramaturgo y novelista italiano, nacido el 28 de junio de 1867 en Agrigento (Sicilia) y muerto el 10 de diciembre de 1936, en Roma. Es el autor teatral italiano más importante del periodo de entreguerras, y uno de los de mayor influencia en el teatro del s. XX. Estudió Filosofía y Letras en las universidades de Palermo, Roma y Bonn. Fue catedrático de Lengua y Literatura italianas en el Instituto Superior de Magisterio de Roma, y profesor de literatura italiana en la Escuela Normal Femenina de Roma entre los años 1897 y 1921, hasta que su creciente reputación como escritor le permitió dedicarse por completo a su carrera literaria. Sus obras dramáticas son de trascendencia universal. Fundó en 1925 en Roma el Teatro Odescalchi, con el que presentó sus obras e hizo giras por Europa y América. Le fue concedido el Premio Nobel de Literatura en 1934, y se le distinguió como miembro de la Academia de Italia.

Antes de decidirse por escribir teatro, Pirandello ya era conocido como novelista. Su primera obra corta fue Lumìe di Sicilia (1910) y la primera de duración normal Se non così (Si no así, 1915). En su producción teatral se distinguen dos grandes épocas claramente diferenciadas: una primera época dedicada a obras de carácter regionalista y otra segunda en la que hace «teatro de ideas». Las obras de la primera época, escritas en dialecto siciliano, siguen la antigua tradición popular del drama satírico de la Grecia clásica; son dramas impregnados de pasión dionisíaca y de paganismo, como Liolà, considerada la obra maestra de este periodo. En la segunda época, Pirandello abordó un teatro de elevadas ambiciones intelectuales y de mayor complejidad técnica. Los temas fundamentales son la soledad del individuo, la búsqueda de la identidad personal, el relativismo del conocimiento y de la verdad, etc. La trilogía compuesta por Seis personajes en busca de autor, Cada uno a su manera y Esta noche se improvisa es de este periodo; en estas obras demuestra un gran dominio de la mecánica teatral, y muchos directores de escena las consideran como uno de los ejercicios de montaje teatral más apasionantes y aleccionadores. Pirandello utiliza la fórmula del «teatro dentro del teatro», es decir, los actores dan vida a unos personajes que a su vez se representan a sí mismos como personajes de un teatro que es su propia vida.

Esencialmente, Pirandello es un autor cuyo realismo pone en cuestión el hecho mismo de la realidad. Para Ibsen el personaje podía ser complejo, pero el personaje era siempre uno, a despecho de la complejidad. Para Pirandello, «cada uno de nosotros cree que es uno solo, pero eso es una asunción falsa; cada uno de nosotros es tantos, tantos, cuantas son todas las potencialidades del ser que hay en nosotros… Conocemos únicamente una parte de nosotros mismos, y con toda probabilidad, la menos significativa». Es el concepto de la máscara. Hay, para él, una máscara interna vista solamente por la persona que la usa, y también máscaras externas, por las cuales uno es conocido por los demás. Esta máscara exterior puede ser algo creado por la propia persona o, por el contrario, impuesta por la sociedad, cuya opinión pública le impide desembarazarse de ella. Esta discusión la traslada a la creación artística: ¿qué esperanza hay para cualquier escritor de poder describir las profundidades de cualquier personaje? ¿qué conexión tienen estos entes de ficción que actúan en el escenario con los individuos reales que se supone que representan? Pirandello pone en cuestión el naturalismo teatral.

Todas sus obras indagan el mismo problema, y él fue capaz de hallar asuntos variados con los que dar expresión a sus ideas. Sus primeras piezas incluyen, además de la mencionada Lumìe de Sicilia, La morsa (El vicio, 1913) y las obras sin fecha Il dovere de medico (El deber del médico), Cecè y L’imbecile (El imbécil), de poca importancia. Su primera tentativa en los temas que le hicieron famoso fue Pensaci, Giacomino! (¡Piénsalo bien, Giacomino!, 1916). Un viejo maestro llamado Toti tiene una peculiar extravagancia: comprendiendo que la junta de su escuela está obligada a pagar una pensión a las viudas de los miembros fallecidos, se casa deliberadamente con una joven, Lillina, que está a punto de tener un hijo de Giacomino. Toti intenta estrechar los lazos entre su esposa y su amante, con lo que crecen las habladurías, pero él es feliz porque ha conseguido a la vez placer para sí mismo y la satisfacción de una buena acción al salvar a una muchacha de una situación difícil.

También en 1916, Pirandello produce dos obras más: All’uscita (A la puerta) y Così è se vi pare (Así es si así os parece). Esta última ya trata plenamente de lo irracional fantásticamente racional. Un marido, Signor Ponza, ha perdido supuestamente a su primera mujer en un terremoto y se casa de nuevo, manteniendo a esta segunda esposa alejada de la supuesta suegra del primer matrimonio, la Signora Frola, que cree que la Signora Ponza, su hija, está aún viva. Pero la suegra dice que la Signora Ponza actual es realmente su hija, y que se ve forzada a fingir que es una segunda esposa por un capricho del marido. Por su parte, la Signora Ponza está dispuesta a seguir uno u otro planteamiento. La lógica de los racionamientos de los personajes provoca en el espectador una duda acerca de dónde está la verdad.

Sus dos piezas siguientes son Il berretto a sonagli (El gorro de cascabeles, 1917) y Il piacere dell’onesta (El placer de la honradez, 1917). La primera es, exteriormente, un drama siciliano sobre los celos. Beatrice Fiorica, a causa de los chismes maliciosos de una comadre, La Saracena, se consume pensando en que su marido tiene un amorío con la mujer de Ciampa, un funcionario feo y grotesco. Para atrapar a su marido consigue que Ciampa pida a la policía que irrumpa en su casa cuando él se haya ido. Si Fiorica es sorprendido, Beatrice tendrá que abandonarlo, con lo que quedará en una mala situación; por eso Ciampa, que sabe que sólo tolerar los pecadillos de su esposa y enfrentarse al mundo puede mantener el respeto por sí mismo, convence a Beatrice de que consienta que la tomen por loca, para mantener la máscara social que les hace la vida más fácil. La última parte de la obra introduce el tema de los títeres, y revela la influencia en Pirandello de la Commedia dell’Arte. El Ciampa real tiene una existencia por debajo del muñeco en que lo ven sus vecinos.

El placer de la honradez trata de la sociedad aristocrática. Una muchacha, Agata Renni, ha sido seducida por un casado rico, el marqués Fabio Colli. Para ocultar el escándalo, éste procura que un amigo suyo empobrecido, Angelo Baldovino, se case con Agata y así pueda continuar sus relaciones con ella. Baldovino acepta pero, una vez casado, exige que Agata sea decente. Esta rectitud hace que Agata se enamore de él también.

En L’innesto (El injerto, 1917) el análisis psicológico de Pirandello todavía no se hace creíble totalmente. En Il gioco delle parti (El papel de cada cual, 1918) presenta la situación de un marido, Leone Galla, que acepta la intriga amorosa de su mujer, Silia, con Guido. Ella maniobra para conseguir la muerte del marido y, pretendiendo que ha sido insultada por un joven noble, declara que Leone debe desafiarlo a duelo para proteger su honor. El esposo acepta y pide a Guido que sea su padrino. Cuando llega la hora del duelo, el esposo no se presenta, con lo que el padrino tiene que ocupar su lugar y muere.

Ma non è una cosa seria (Pero no es una cosa seria, 1918) fue seguida por L’uomo, la bestia e la virtù (El hombre, la bestia y la virtud, 1919). Esta obra se enraiza en la tradición renacentista de La mandragola, de Maquiavelo, y es una farsa en la que un marido, capitán de navío, rara vez va a casa de su mujer, la Signora Perella, y cuando lo hace, es tal su miedo a tener otro hijo, que busca inmediatamente la oportunidad de disputar con ella y abandonar el hogar. Ella se consuela con el pequeño maestro Paolino, que la deja embarazada. Con objeto de salvar las apariencias, Paolino urde una estratagema que incluye el uso de un afrodisíaco para que el Signor Perella se acueste con su esposa.

Con Tutto per bene (Todo por lo mejor, 1920), Pirandello vuelve al contraste entre la imagen y la realidad. Éste es uno de sus dramas más incisivos y conmovedores. Todo el mundo cree que la muchacha que pasa por Palma Lori es en realidad la hija del senador Manfroni. Manfroni ha proporcionado el dinero para su educación y todos aceptan esto como justo. Martino Lori, su padre teórico, parece conocer esta opinión común y finge simplemente estar consagrado a Palma, simulando el dolor por la memoria de su difunta esposa. La hija le trata con irritación porque piensa que él sabe lo que todos aceptan como verdadero. Martino, a su vez, cree en lo más hondo de sí mismo que su esposa era una santa, y su amor hacia Palma es verdadero. Al enterarse de lo que ha estado pasando, su mundo se desmorona y aunque continúa su anterior fingimiento, lo hace deliberadamente, y su hija comprende la situación y pasa a admirarle profundamente. La superficie de los comportamientos sigue siendo la misma, pero la profundidad ha cambiado.

A lo largo de todas sus obras, Pirandello indaga en este concepto de la máscara, ya sea de un modo satírico o trágico. Una línea de desarrollo posterior está marcada por La Signora Morli una e due (La señora Morli, una y dos, 1920), revisada en 1926 como due in una (dos en una). En ella el autor escudriña en las distintas personalidades contenidas en un ser humano. Una mujer dividida casi por igual entre la criatura jovial y atolondrada que ha sido la esposa de Ferrante Morli y la madre de familia seria y responsable en que se ha convertido por su unión con Lello Carpani. Ambos aspectos conviven en su naturaleza vinculados, irónicamente, a un esposo y a un amante, en un juego de contrarios.

Tras este estudio sobre una doble personalidad salió a la luz su obra más famosa, Sei personaggi in cerca d’autore (Seis personajes en busca de autor, 1921), que alcanzó un gran éxito en el montaje de Pitoëff en París, en 1923. En un teatro en el que se está ensayando una pieza nueva del propio Pirandello, entran seis personajes iluminados por una luz propia. Son criaturas de la imaginación de un artista, algunos con la personalidad plenamente desarrollada, otros sólo a medias. Al buscar a un autor están ansiosos de realizar su destino, e intentan explicarse al Director teatral: «usted sabe que la vida está llena de absurdos que ni siquiera necesitan parecer verosímiles, porque son verdaderos… Digo que la locura sería precisamente lo contrario: esforzarse en crear cosas verosímiles para que parezcan verdaderas. Por otra parte, lo que usted llama locura… es la razón de ser del oficio de ustedes.» Es una demostración de la incapacidad del realismo para desentrañar la realidad. En el fantástico esbozo de la trama en que los seis personajes están envueltos, Pirandello muestra la total imposibilidad de adscribir motivos a sus acciones y de esperar que sus vidas puedan ser adecuadamente traducidas en términos teatrales.

Enrico Quarto (Enrique IV, 1922) fue su siguiente obra maestra. Durante la celebración de una cabalgata, el protagonista cayó de su caballo, y ha estado viviendo largos años bajo la ilusión de que él es, en efecto, el personaje que había representado en la mascarada. Rodeado de una cuadrilla de servidores, mantiene una pompa regia adecuada a la posición del monarca alemán del s. XI. Después de algunos años se cura de su demencia y comprende quién es, pero odia tanto el mundo ordinario que prefiere conservar la apariencia de su locura ante los demás. A esta extraña corte llega la marquesa Matilda Spina, a la que Enrique IV había amado en el pasado, su hija Frida y el barón Tito Belcredi, que había causado el accidente responsable de la obsesión del protagonista. Éstos se disfrazan con ropas del s. XI y Enrique, tras denunciarlos, empuña una espada y mata a Belcredi, con lo que, aunque esté sano ahora, ha de continuar su mascarada si quiere salvar su vida.

En Vestire gli ignudi (Vestir al desnudo, 1922) estudia una personalidad sin carácter. Ersilia Drei, una institutriz cuya vida gris sólo se ha visto interrumpida por un pasajero coqueteo con un joven oficial de la marina y por un amorío con su señor, se envenena. En la creencia de que va a morir, hace un relato sumamente romántico de sus aventuras a un periodista. Un viejo novelista, Ludovico Nota, impresionado por esta narración, la lleva del hospital a su casa. Allí, ella intenta crearse una personalidad adhiriéndose ansiosamente a la interpretación del novelista de sus acciones. Nota ve en ella una cosa, el joven oficial de marina ve otra, y su amo anterior, otra distinta. Este drama fue seguido por la obra en un acto L’uomo dal fiore in bocca (El hombre de la flor en la boca, 1923) y por Ciascuno a suo modo (Cada cual a su manera, 1924), donde nuevamente se interrelacionaban los mundos de realidad y ficción. En esta última obra, el primer acto muestra una obra que se está representando en la escena; acabada ésta, salimos al salón de descanso y oímos a los espectadores comentarla. La historia ficticia tiene una particular semejanza con la historia real de una mujer que está sentada en las butacas, Delia Moreno.

En las obras posteriores se acusa el agotamiento de la fórmula pirandelliana, y hay un movimiento hacia los elementos simbólicos que da a estas obras una apariencia un tanto abstracta. Las más importantes de esta etapa son Questa sera si recita a soggetto (Esta noche se improvisa, 1930) y Come tu mi vuoi (Como tú me quieras, 1930). La primera es un nuevo ensayo en la línea de Sei personaggi…, que hace patente el contraste entre la emoción fingida del actor con la emoción misma. En la segunda, una mujer es tenida por Bruno Pieri por su esposa Lucía, perdida desde hace tiempo. Su memoria parece estar volviendo a ella tras un ataque de amnesia, justamente cuando se encuentra a otra mujer a la que la familia reclama como la verdadera Lucía.

El estilo simbólico puede ejemplificarse con obras como La sagra del Signore della Nave (Nuestro Señor de la Nave, 1925) y I giganti della montagna (Los gigantes de la montaña, 1937). La primera fue escrita expresamente para el Teatro Odescalchi, fundado por Pirandello en 1925, y presenta el contraste entre la licencia de lo secular y la solemnidad de lo eclesiástico. La segunda, su última obra, presenta a un grupo de desdichados que viven en unas chozas bajo el hechizo de un mago, y hasta los cuales llegan unos personajes, medio reales, medio ficticios: una condesa que lleva una obra de teatro de un poeta fallecido, una compañía de actores y un conjunto de figuras alegóricas, espíritus de la montaña que simbolizan la fuerza de la naturaleza.

Sin fe en ninguno de los sistemas morales, políticos o religiosos establecidos, los personajes de este autor encuentran la realidad sólo por sí mismos y, al hacerlo, descubren que ellos mismos son fenómenos inestables e inexplicables, llenos de incoherencias y con una personalidad definida por el reflejo del juicio de los que les rodean. Nada es bueno o malo en sí mismo, sino según se mire.

Sin embargo, este profundo pesimismo pirandelliano se suaviza por medio del recurso al humor, aunque sea desconcertante porque surge de lo absurdo de la existencia humana. Su influencia en el teatro contemporáneo pasa por liberarlo de las convenciones del realismo, y preparó el camino al pesimismo existencialista de Anouilh y Sartre, así como al teatro del absurdo de Ionesco y Beckett, y al teatro religioso en verso de Eliot.

Paralelamente escribió poesía como Elegías romanas, Rimas de Sicilia y Mal alegre; narraciones breves que fueron reunidas bajo el título general Cuentos para un año (1933); y las novelas La excluida (1901), Los viejos y los jóvenes, Uno, ninguno y cien mil y El difunto Matías Pascal.

Bibliografía

  • AA.VV., The Cambridge Guide to World Theatre, ed. de Martin Banham, Cambridge University Press, 1988.

  • NICOLL, Allardyce, Historia del Teatro Mundial, Madrid, Aguilar, 1964.