Pío XI, Papa (1857-1939). El Papa de las Misiones y la Conciliación con Italia
Pío XI, conocido por su nombre de nacimiento como Ambrogio Damiano Achille Ratti, fue un papa clave en la historia de la Iglesia Católica, quien no solo jugó un papel fundamental en la resolución de la «cuestión romana», sino que también destacó como un gran impulsor de las misiones católicas y la ciencia en su época. Nació en Desio, Italia, el 31 de mayo de 1857, y falleció en Roma el 9 de febrero de 1939. Su pontificado estuvo marcado por una serie de encíclicas y actos que dejaron una huella profunda en la historia religiosa, social y política, tanto en Italia como en el mundo entero.
Orígenes y Contexto Histórico
Pío XI nació en el seno de una familia modesta en Desio, cerca de Milán, hijo de un hilandero. Tras completar su educación secundaria en el seminario diocesano, se trasladó a Roma donde fue ordenado sacerdote en 1879. Durante su formación, estudió Derecho Canónico y Teología, áreas en las que destacó y consiguió su doctorado. A lo largo de su carrera eclesiástica, desarrolló una intensa actividad literaria y científica, que lo llevó a la fama tanto en Italia como en el extranjero. Pío XI ocupó varias posiciones académicas, como la cátedra de Elocuencia Sacra en el seminario de Milán y la Prefectura de la Biblioteca Ambrosiana durante 26 años.
En 1914, fue nombrado prefecto de la Biblioteca Vaticana, y en 1918 fue nombrado visitador y nuncio apostólico en Polonia, un puesto que desempeñó hasta 1920. A partir de 1921, ascendió a arzobispo de Milán y cardenal, y poco después fue elegido Papa el 6 de enero de 1922, sucediendo a Benedicto XV en el solio pontificio.
La «Conciliación» con Italia: El Tratado de Letrán
Uno de los logros más destacados de Pío XI durante su papado fue la resolución de la «cuestión romana», un conflicto que había surgido con la unificación de Italia en el siglo XIX, que implicó la pérdida de los Estados Pontificios y una ruptura entre la Santa Sede y el recién creado Reino de Italia. La relación entre la Iglesia y el Estado italiano se había tensado, y fue Pío XI quien finalmente logró zanjar este conflicto a través del Tratado de Letrán.
El Tratado de Letrán fue firmado el 11 de febrero de 1929 entre la Santa Sede y el gobierno de Benito Mussolini, quien se encontraba al frente del Estado italiano. Las negociaciones, que comenzaron en 1926, fueron lideradas por el cardenal Pietro Gasparri, secretario de Estado del Vaticano, y por Mussolini. El acuerdo incluyó tres importantes convenciones: un Tratado Político que reconocía la Ciudad del Vaticano como un Estado independiente e inviolable, una Convención Financiera que compensaba a la Santa Sede por la pérdida de los Estados Pontificios, y un Concordato que regulaba las relaciones entre la Iglesia y el Estado italiano.
Este acuerdo marcó un hito en la historia moderna de la Iglesia Católica, ya que permitió una solución pacífica a la disputa secular entre la Iglesia y el Estado italiano. Además, consolidó el papel de la Santa Sede en el ámbito internacional, al mismo tiempo que ofreció estabilidad política a Italia en un período convulso.
Logros y Contribuciones al Mundo Religioso y Científico
Las Misiones Católicas
Pío XI es conocido como el Papa de las Misiones debido a su constante impulso a la expansión de la Iglesia en regiones no cristianas. Unificó y organizó el movimiento misionero en torno a diversas obras misioneras, como la Propagación de la Fe, la Santa Infancia y el Clero Indígena. Durante su papado, se fundaron numerosas misiones, y estableció el Museo Misionero en el Palacio de Letrán en Roma.
Además, en su esfuerzo por hacer que el catolicismo fuera percibido como una religión adaptada a las culturas locales y no como una imposición de las potencias coloniales, consagró en Roma a los primeros obispos de China y Japón, y fundó 78 nuevas misiones en territorios no cristianos. Su enfoque misionero no solo tenía una perspectiva evangelizadora, sino también una visión de adaptación cultural, en la que el misionero debía ser consciente de las particularidades de cada región y de las necesidades de los pueblos a los que se dirigía.
Mecenas de las Ciencias
Además de su impulso a las misiones, Pío XI fue un gran defensor de la ciencia, particularmente en el contexto de la Iglesia Católica. En 1931, promulgó la constitución apostólica Deus scientiarum Dominus, que reformaba y adaptaba los programas de seminarios y universidades católicas a las nuevas exigencias del tiempo. Bajo su liderazgo, la Iglesia se abrió más al mundo científico y estableció diversas instituciones, como el Instituto Pontificio de Arqueología Cristiana y la Academia Pontificia de las Ciencias, que agrupó a 70 de los científicos más destacados del momento.
El 12 de febrero de 1931, inauguró una emisora de radio en el Vaticano, la cual marcó un hito al permitir que el Papa se comunicara directamente con los fieles de todo el mundo a través de la radio, un medio de comunicación aún novedoso en la época. Su mensaje inaugural, titulado «Qui arcana Dei», fue un reflejo de su visión de un mundo más conectado y moderno.
Momentos Clave de su Pontificado
Pío XI también abordó una serie de temas sociales y políticos a través de sus encíclicas, reflejando su preocupación por los cambios que se estaban produciendo en Europa y el mundo. Entre sus encíclicas más importantes se encuentran:
-
Ubi arcano Dei (1922): Su primera encíclica, en la que expresó el deseo de resolver la «cuestión romana» en términos de justicia y paz.
-
Divini illius Magistri (1929): En esta encíclica defendió el derecho de la Iglesia a educar a la juventud en la fe cristiana.
-
Casti connubii (1930): Trataba sobre el matrimonio y la familia cristiana, estableciendo principios fundamentales para la educación familiar.
-
Quadragessimo anno (1931): En conmemoración del 40º aniversario de la Rerum novarum de León XIII, insistió en la instauración de una sociedad cristiana y en la importancia de la justicia social.
-
Acerba animi (1932): Condenaba las persecuciones de la Iglesia en México.
-
Mit brennender Sorge (1937): En esta encíclica, Pío XI condenó explícitamente las doctrinas nazis, en particular el antisemitismo, y en general la ideología del Hitler nacionalsocialista.
-
Dilectissima nobis (1933): Reflexionó sobre la situación de España, defendiendo la libertad religiosa y la civilización cristiana.
La Relación con el Nazismo y el Final de su Pontificado
Pío XI se mostró profundamente preocupado por el ascenso del nacionalsocialismo bajo Hitler y trató de establecer un concordato con el régimen nazi en 1933. Sin embargo, este acuerdo fue incumplido por Hitler, quien nunca respetó sus compromisos. Las relaciones entre el Vaticano y el régimen nazi se deterioraron rápidamente, y cuando Hitler visitó a Mussolini en Roma en mayo de 1938, se abstuvo de visitar el Vaticano, lo que marcó un punto de ruptura.
Pío XI murió en febrero de 1939, justo antes del estallido de la Segunda Guerra Mundial. En su lecho de muerte, ofreció su vida a Dios por la paz y la prosperidad de los pueblos, un acto que refleja el profundo dolor que sentía ante los turbulentos tiempos que se avecinaban.
Relevancia Actual de su Papado
Pío XI sigue siendo una figura fundamental en la historia de la Iglesia Católica, especialmente por sus esfuerzos por resolver la «cuestión romana» y por su promoción de las misiones y la ciencia. Su legado perdura no solo en los acuerdos establecidos con Italia, sino también en las numerosas reformas que implementó en la educación religiosa y en la apertura de la Iglesia hacia el mundo moderno.
Obras destacadas
-
Acta Ecclesiae Mediolanensis (tres volúmenes)
-
Missale Ambrosianum (revisión)
-
Deus scientiarum Dominus (1931)
-
Academia Pontificia de las Ciencias
Pío XI ha dejado una huella imborrable tanto en el ámbito religioso como en el político y social, consolidándose como uno de los papas más importantes del siglo XX.
MCN Biografías, 2025. "Pío XI, Papa (1857-1939). El Papa de las Misiones y la Conciliación con Italia". Disponible en: https://mcnbiografias.com/app-bio/do/pio-xi-papa [consulta: 17 de julio de 2025].