Jenaro Pérez Villaamil (1807-1854). El pintor romántico que transformó el paisaje español
Jenaro Pérez Villaamil (1807-1854), destacado pintor español del siglo XIX, es una figura clave en la historia del Romanticismo español, especialmente en el campo del paisaje. Nacido en La Coruña y fallecido en Madrid el 5 de junio de 1854, su obra refleja un cambio trascendental en la manera de concebir y representar el paisaje y la historia. A lo largo de su vida, Pérez Villaamil exploró el mundo de la pintura con una mirada única y personal, introduciendo en su trabajo una visión romántica que se alejaba de la tradición académica. Su vida y legado son un testimonio de la evolución artística de la época.
Orígenes y contexto histórico
Jenaro Pérez Villaamil nació en La Coruña, en el seno de una familia con una notable inclinación hacia las artes. Su padre, profesor de dibujo, fue una influencia fundamental en sus primeros años. Desde temprana edad, Pérez Villaamil demostró una excepcional habilidad para el dibujo, lo que le permitió convertirse en el ayudante de su padre con tan solo ocho años. Aunque su inclinación natural era la pintura, su formación también estuvo vinculada a la carrera militar, una decisión que fue influenciada por el contexto histórico de la época.
En 1823, España vivió una invasión militar protagonizada por los Cien Mil Hijos de San Luis, enviados por la monarquía francesa para restaurar el absolutismo de Fernando VII. Este evento tuvo un profundo impacto en la vida de Pérez Villaamil, quien abandonó sus estudios y se unió al ejército con el grado de subteniente, luchando a favor del liberalismo. Sin embargo, su carrera militar fue breve, ya que fue apresado durante un enfrentamiento en Sanlúcar la Mayor y enviado a Cádiz, donde aprovechó la oportunidad para continuar sus estudios de pintura en la Escuela de Bellas Artes.
Logros y contribuciones
Pérez Villaamil se trasladó a Puerto Rico en 1828, acompañado de su hermano Juan, también pintor. Durante su estancia en la isla, ambos hermanos fueron encargados de la decoración del Teatro de San Juan, uno de los hitos más importantes de su carrera temprana. Este período en Puerto Rico fue clave, ya que le permitió desarrollar su habilidad como escenógrafo y experimentar con la pintura de grandes formatos, algo que influiría notablemente en su estilo posterior.
A su regreso a España en 1833, comenzó a trabajar junto al pintor escocés David Roberts, quien tenía una visión romántica del paisaje. Este encuentro resultó ser fundamental en el desarrollo artístico de Pérez Villaamil. A través de sus viajes por la península, Pérez Villaamil adoptó la visión idealizada del paisaje, característica del Romanticismo. Esta influencia se reflejó en su obra, donde las escenas de la naturaleza se transformaron en representaciones más emocionales y evocadoras, alejadas de la realidad objetiva que había predominado en el Neoclasicismo.
En 1834, Pérez Villaamil se estableció en Madrid, donde su carrera despegó. Pronto logró hacerse un nombre en el círculo artístico de la ciudad, siendo presentado a la reina regente y comenzando a exponer en la Academia de Bellas Artes. A tan solo 28 años, fue admitido en la institución con su cuadro Lavanderas del Manzanares. Durante este tiempo, Pérez Villaamil se convirtió en una figura central en el mundo artístico de Madrid, participando activamente en la tertulia de El Parnasillo y colaborando en el Semanario Pintoresco Español. Su fama creció rápidamente, lo que le permitió recibir la Gran Cruz de Isabel la Católica de manos de la reina regente.
Momentos clave
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La Guerra y el Exilio (1840-1842): En 1840, la situación política en España dio un giro significativo. Los progresistas depusieron a la reina madre, María Cristina de Borbón, y colocaron a Espartero como regente. Este cambio político forzó a Pérez Villaamil al exilio, durante el cual aprovechó para viajar por Europa y continuar con su labor artística. En París, llevó a cabo la impresión de La España Artística y Monumental, una serie de litografías de monumentos españoles basadas en sus propios cuadros.
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La influencia de París y otros viajes: Durante su estancia en París, Pérez Villaamil visitó también Bélgica y Holanda, donde su fama como pintor le permitió codearse con la alta sociedad y los círculos artísticos. Su don de gentes y la reputación que había adquirido en España le abrieron las puertas a importantes contactos internacionales. En Bélgica, concibió la idea de un proyecto similar al de La España Artística, para el que hizo algunas láminas, como La Capilla de los Condes de Aerschot.
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Su retorno y cátedra en la Escuela de Bellas Artes: En 1842, Pérez Villaamil regresó a España tras la caída de Espartero, y se le otorgó la cátedra de paisaje en la Escuela Superior de Bellas Artes de San Fernando en Madrid. Aunque su labor docente fue deficitaria y caótica, su influencia como artista seguía siendo considerable. A pesar de la falta de éxito en su cátedra, la obra de Pérez Villaamil continuó siendo un referente para los jóvenes pintores del momento.
Relevancia actual
La obra de Jenaro Pérez Villaamil tiene un lugar destacado en la historia del arte español. Su estilo innovador, que fusionó la técnica clásica con la visión romántica del paisaje, dejó una marca indeleble en la pintura de su tiempo. Hoy en día, sus cuadros se conservan en diversas colecciones y museos, y su influencia es apreciada por historiadores y críticos del arte.
El Romanticismo español, con su énfasis en lo emocional y lo subjetivo, alcanzó una de sus cumbres con la obra de Pérez Villaamil. Su representación idealizada del paisaje, combinada con su atención al detalle arquitectónico, abrió nuevas posibilidades para los pintores contemporáneos y posteriores. Obras como Catedral de Toledo en misa mayor y Interior de la Catedral de Sevilla siguen siendo estudiadas por su capacidad para capturar la atmósfera de lugares emblemáticos de España.
El legado de Pérez Villaamil también se mantiene vivo en la pintura histórica, donde su estilo único dejó una huella en escenas como El Juramento de Álvar Fáñez Minaya, una obra que refleja su interés por crear ambientes más que narrar historias concretas. Esta tendencia lo alejó de la pintura histórica tradicional, dotando a sus obras de una atmósfera evocadora que trasciende la mera representación de hechos históricos.
Algunos de sus trabajos más destacados
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Catedral de Toledo en misa mayor
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Interior de la Catedral de Sevilla
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Ruinas clásicas en las cercanías de Jerusalén
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El Juramento de Álvar Fáñez Minaya
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Álvar Fáñez Minaya después de la conquista de Cuenca
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El viático en la posada
La diversidad temática de su obra, desde el paisaje hasta la pintura histórica, pasando por el género, demuestra la capacidad de Pérez Villaamil para adaptarse a los diferentes estilos y demandas del momento. Su legado como uno de los grandes exponentes del Romanticismo español sigue siendo relevante y es un punto de referencia para entender la evolución del arte en el siglo XIX.
Bibliografía
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ARIAS ANGLÉS, Enrique; El paisajista romántico Genaro Pérez Villaamil, Madrid, Centro de Estudios Históricos, 1986.
MCN Biografías, 2025. "Jenaro Pérez Villaamil (1807-1854). El pintor romántico que transformó el paisaje español". Disponible en: https://mcnbiografias.com/app-bio/do/perez-villaamil-jenaro [consulta: 24 de junio de 2025].