Pedro Américo (1843-1905)


Pintor brasileño, nacido en Areias (Paraíba) el 29 de abril de 1843 y fallecido el 8 de noviembre de 1905 en Florencia (Italia). Dotado de extraordinario talento, incursionó también en literatura, las ciencias y la política.

Nacido en el seno de una familia de artistas, Pedro Américo de Figueiredo e Melo (nombre completo), demostró muy pronto sus dotes intelectuales y artísticas, bajo la orientación de su padre, el violinista Daniel Eduardo de Figueiredo, quien le introdujo en los rudimentos de la música y de la cultura en general. Eran tan excepcionales sus cualidades de dibujante, que cuando llegó a la ciudad el naturalista francés Louis Jacques Brunet en misión exploradora en la provincia de Paraíba, lo llevó como auxiliar dibujante de la comisión, aunque apenas contaba con 10 años de edad. En 1885 viajó a Río de Janeiro donde ingresó en el colegio D. Pedro II para pasar luego a la Academia de Bellas Artes. Muy pronto llamó la atención en la Academia, con pinturas como Jesus da Cana Verde, São Miguel o São Pedro ressuscitando a filha de Tabira. En vista de su gran talento, el emperador Pedro II le concedió una bolsa de estudio para que completara su formación en París, cosa que hizo en el período de 1859 a 1864, frecuentando la Escuela de Bellas Artes, el Instituto de Física Ganot y la Universidad de la Sorbona. De vuelta a Río de Janeiro, ganó la cátedra de dibujo en la Academia Imperial de Bellas Artes con su obra Sócrates afastando Alcebíades dos braços do vício. Más tarde enseñó historia de las artes, estética y arqueología.

En 1865 regresó a Europa donde realizó varios trabajos -entre los que destacan São Marcos, Visão de São Paulo y Cabeça de São Jerônimo– y defendió su tesis para el título de doctor en Ciencias Naturales, que consiguió en la Universidad de Bruselas.

Su obra se desenvuelve entre la temática religiosa y la épica nacional. Su obra maestra es el cuadro Batalha do Avaí, que esbozó en Brasil en 1872 por requerimiento del consejero imperial João Alfredo, quien le había encargado la representación de uno de los grandes hechos históricos del país. La obra fue terminada cinco años después en Florencia (Italia), donde fue expuesto al público, siendo objeto de las críticas más positivas y laudatorias, lo que convirtió a Américo en uno de los artistas más destacados de su tiempo. Ese juicio fue ratificado por el Gobierno de Italia, que mandó colocar el retrato de Pedro Américo en la sala de pintores famosos de la Galería Nacional de los Uffizzi (Florencia).

Elegido diputado por su estado natal al Congreso Constituyente de 1889, ese mismo año trasladó su residencia definitiva a a Río de Janeiro, aunque no dejó de viajar al viejo continente.

Otras de sus obras más destacadas son A Batalha de Campo Grande, O Passo da Pátria, Rabequista Arabe, Grito do lpiranga, Judith e Holofernes, A Carioca, Joana D’Arc, Judite, D Catarina de Ataíde, D. João VI, Heloísa, Virgem dolorosa, Jacober, Daví e Abisag, Voltaire, A visão de Hamlet, Tiradentes esquartejado y Proclamação da Independência, encargada por el Gobierno de São Paulo en 1888. Su último cuadro, Paz e Concórdia (1897), decora el peristilo del palacio de Itamarati.

Pedro Américo también cultivó la filosofía esotérica, la ciencia y la literatura, publicando, entre otras, las obras A reforma da Academia de Belas Artes de Paris, Discursos sobre a Estética, A Ciência e os sistemas, Foragido (1899) y Na Cidade Eterna (1901).

CCG.