Parménides (540-470 a.C.). El filósofo que estableció las bases de la metafísica

Parménides es considerado el primer filósofo auténticamente metafísico, cuyas ideas y enseñanzas han dejado una profunda huella en la historia del pensamiento. Nacido en Elea hacia finales del siglo VI a.C., su influencia se extiende no solo a los filósofos contemporáneos, sino también a los grandes pensadores de la posteridad. Su obra más conocida, Sobre la naturaleza, escrita en verso, ha sido clave para el desarrollo de la filosofía occidental, especialmente en la reflexión sobre la existencia, el ser y el devenir.

Orígenes y contexto histórico

Parménides nació en Elea, una ciudad en la región de Magna Grecia, hoy Italia, donde floreció la escuela eleática. Esta escuela es famosa por su enfoque radicalmente diferente al pensamiento de los filósofos presocráticos que le precedieron. A lo largo de su vida, Parménides se dedicó a la reflexión profunda sobre la naturaleza del ser y el no-ser, desafiando las concepciones prevalentes en su tiempo.

La Grecia del siglo VI a.C. se encontraba en una etapa de gran desarrollo intelectual. Filósofos como Tales de Mileto, Anaximandro y Heráclito estaban sentando las bases del pensamiento racional sobre el cosmos. Sin embargo, Parménides iba a dar un giro fundamental a este pensamiento, al negarse a aceptar las apariencias sensibles como una fuente válida de conocimiento.

Logros y contribuciones

La obra de Parménides se divide en dos partes fundamentales: la Vía de la verdad (alétheia) y la Vía de la opinión (doxa). En la Vía de la verdad, Parménides expone su famosa doctrina metafísica, donde afirma que el ser es y el no-ser no es. Este principio establece que solo el ser existe, mientras que todo lo relacionado con el devenir, el cambio y la multiplicidad es simplemente una ilusión creada por los sentidos.

La Vía de la verdad (alétheia)

El concepto clave en la Vía de la verdad de Parménides es la idea de que el ser es eterno, inmutable, indivisible e inmóvil. Según su doctrina, el ser no puede ser creado ni destruido, ya que no puede surgir de la nada. Este concepto se opone directamente al pensamiento de Heráclito, quien defendía la idea del flujo y el cambio constante del mundo.

Parménides sostiene que el cambio y el movimiento que percibimos con nuestros sentidos son ilusiones. El mundo que vemos está lleno de contradicciones, pero, en su visión, solo el ser es real. El ser es único y no puede dividirse. La razón debe ser la única guía para alcanzar la verdad, mientras que los sentidos nos engañan con su apariencia de multiplicidad y cambio. Este enfoque metafísico sentó las bases del idealismo y del racionalismo, aunque el propio Parménides no se considera un idealista, sino un materialista que concibe al ser como una entidad espacialmente finita y real.

La Vía de la opinión (doxa)

En la Vía de la opinión, Parménides presenta su visión del mundo de las apariencias. Este mundo está compuesto por opuestos, como la luz y la oscuridad, y es percibido a través de los sentidos. Aunque Parménides reconoce que el ser humano tiene acceso a este conocimiento de las apariencias, considera que este tipo de conocimiento es falaz y engañoso.

En esta sección de su obra, Parménides imagina un cosmos ordenado por esferas concéntricas, con el Daimon (una especie de principio divino) en su centro, dirigiendo el universo. Este modelo cosmológico refleja su intento de explicar la naturaleza del mundo físico y la interacción de los opuestos. No obstante, Parménides subraya que el verdadero conocimiento solo puede alcanzarse mediante la razón, que nos permite ver más allá de las apariencias.

Momentos clave

La influencia de Parménides en la historia de la filosofía se refleja en algunos momentos clave:

  1. El rechazo al conocimiento sensorial: Parménides se opuso a la noción de que los sentidos pueden proporcionarnos conocimiento verdadero. Según él, las percepciones sensoriales son engañosas y solo la razón puede llegar a la verdad.

  2. La unidad del ser: Para Parménides, solo el ser es real y es único. El ser no puede cambiar ni dividirse, lo que lo convierte en un principio inmortal e imperecedero.

  3. El monismo materialista: Aunque su enfoque parece idealista en muchos aspectos, Parménides fue un monista materialista, ya que concibió el ser como algo finito y material.

Relevancia actual

El legado de Parménides ha sido fundamental en el desarrollo de la filosofía, influyendo en grandes pensadores como Platón y Aristóteles. Su rechazo al conocimiento sensorial y su insistencia en que solo la razón puede conducirnos a la verdad fue un tema central en el pensamiento occidental posterior.

Influencia en Platón y Aristóteles

Platón adoptó una postura similar a la de Parménides al afirmar que el verdadero conocimiento es el que se obtiene mediante la razón, y no por medio de los sentidos. Sin embargo, Platón intentó reconciliar la visión de Parménides con la realidad del cambio y el devenir, introduciendo la idea de las ideas como realidades inmutables.

Aristóteles, por su parte, trató de acercarse a la concepción de Parménides al interpretar el ser como un pensamiento inmutable. No obstante, se apartó de la teoría del filósofo eleático al aceptar que la realidad está sujeta al cambio y al movimiento, una idea que compartía con Heráclito.

El legado en la filosofía moderna

Parménides también dejó una marca importante en la filosofía moderna, especialmente en el desarrollo del idealismo alemán. Filósofos como Hegel y Kant exploraron la noción de que la realidad es una construcción de la razón, y no simplemente una serie de objetos materiales percibidos por los sentidos.

Bibliografía

  • MOURELATOS, A.: The Route of Parmenide, Londres, 1970.

  • BORMANN, K.: Parmenides, Hamburgo, 1971.

Cómo citar este artículo:
MCN Biografías, 2025. "Parménides (540-470 a.C.). El filósofo que estableció las bases de la metafísica". Disponible en: https://mcnbiografias.com/app-bio/do/parmenides [consulta: 1 de octubre de 2025].