Osorkón IV (730-715 a.C.): El último faraón de la XXII dinastía egipcia

Osorkón IV fue el último faraón de la XXII dinastía egipcia, quien gobernó en una época de dificultades políticas y militares que marcaron su reinado. Su corta y compleja administración estuvo influenciada por las invasiones extranjeras y la lucha por el control del territorio egipcio. A pesar de estas adversidades, Osorkón IV logró mantener su puesto, pero tuvo que lidiar con la intervención de poderosos enemigos, tanto de su propia región como del exterior.

Orígenes y contexto histórico

Nacido alrededor del año 730 a.C., Osorkón IV era hijo de Sheshonq V y de su esposa Tadibast. Ascendió al trono egipcio como sucesor de su padre en una época de inestabilidad y fragmentación del poder en Egipto. Durante este período, el país se encontraba dividido políticamente, lo que redujo su capacidad de control sobre todo su territorio. Osorkón IV se vio particularmente limitado en su poder y sólo pudo gobernar de manera efectiva en algunas ciudades, tales como Tanis, Bubastis y Athribis.

A lo largo de su reinado, Egipto fue testigo de un resurgir de la amenaza de los invasores, tanto desde el sur como desde el norte. Osorkón IV, enfrentado a estos desafíos, tuvo que recurrir a diversas alianzas y tácticas diplomáticas para mantener el control de sus dominios.

Logros y contribuciones

A pesar de la limitada extensión de su poder, Osorkón IV jugó un papel importante en la política de su época. Ante el avance de las amenazas externas, uno de sus primeros logros fue reconocer la superioridad de los reinos vecinos y buscar la supervivencia del reino de Egipto mediante la diplomacia.

La amenaza de Piankhi y la alianza con Tefnakht II

Una de las grandes dificultades de Osorkón IV fue la invasión de Piankhi, el rey etíope que se encontraba expandiendo su dominio sobre Egipto. Ante esta amenaza, Osorkón IV se vio obligado a unirse con otros monarcas del delta del Nilo, incluyendo a Tefnakht II de Sais, un líder militar de la XXIV dinastía. Juntos intentaron resistir a Piankhi, pero este último logró alcanzar el delta y, tras una serie de enfrentamientos, Osorkón IV se vio obligado a rendirse y reconocer la soberanía de Piankhi sobre Egipto. Piankhi, ahora rey de la XXV dinastía, permitió que Osorkón IV mantuviera su gobierno en Tanis, una medida que subraya la naturaleza pragmática del gobernante etíope.

La diplomacia con Sargón II

Otro momento clave en el reinado de Osorkón IV fue su relación con el imperio asirio. Con el objetivo de evitar una posible invasión asiria, Osorkón IV envió un regalo de doce magníficos caballos al rey Sargón II de Asiria. Esta acción diplomática estaba destinada a asegurar la paz con una potencia extranjera que se estaba expandiendo en el cercano Oriente.

Los registros asirios mencionan a Osorkón IV bajo el nombre de Shilkannu, lo que demuestra el reconocimiento mutuo entre ambos monarcas. Esta intervención diplomática fue crucial para preservar la estabilidad del faraón y su gobierno.

Momentos clave de su reinado

  1. Reinado limitado a Tanis, Bubastis y Athribis: A pesar de ser faraón, Osorkón IV no pudo ejercer un control efectivo sobre todo Egipto, limitándose a gobernar unas pocas ciudades clave.

  2. La invasión de Piankhi: La incursión de Piankhi desde el sur forzó a Osorkón IV a rendirse y reconocer al rey etíope como su soberano, un acto que marcó la entrada de la XXV dinastía en Egipto.

  3. Alianza con Tefnakht II: Osorkón IV se alió con Tefnakht II y otros reyes del delta para resistir la invasión etíope, aunque finalmente tuvo que aceptar la supremacía de Piankhi.

  4. Relación diplomática con Asiria: Para evitar una confrontación con el imperio asirio, Osorkón IV envió un valioso presente al rey Sargón II, lo que le permitió mantenerse en el poder.

  5. Referencias bíblicas: En la Biblia, específicamente en el Libro 2 de los Reyes, Osorkón IV es mencionado como So, el faraón al que Oseas, rey de Israel, envió embajadores alrededor del año 725 a.C.

Relevancia actual

Aunque el reinado de Osorkón IV fue relativamente corto y limitado, su figura es fundamental para comprender la política egipcia de la época tardía. Su capacidad para navegar entre las presiones internas y externas demuestra una habilidad diplomática destacable. En el contexto histórico, su gobierno fue un símbolo de resistencia ante las fuerzas de ocupación, ya fuera por parte de los etíopes o los asirios.

Hoy en día, Osorkón IV sigue siendo una figura relevante en el estudio de la historia del Egipto tardío. Su nombre aparece en diversos registros históricos, incluyendo los documentos asirios y las referencias bíblicas. El anillo vidriado que se conserva con sus cartuchos, así como el escudo plateado atribuido a él, son valiosas piezas arqueológicas que nos permiten conocer más sobre este faraón y su tiempo.

Conclusión

Osorkón IV, último faraón de la XXII dinastía, gobernó en un periodo marcado por invasiones extranjeras y divisiones internas. A pesar de las limitaciones de su reinado, su habilidad para establecer alianzas y su estrategia diplomática le permitieron sobrevivir a las presiones de las potencias de su época, como Piankhi y Sargón II. Hoy, su legado perdura en la historia como un líder que supo adaptarse a los cambios de su tiempo y defender su reino con los medios disponibles.

Cómo citar este artículo:
MCN Biografías, 2025. "Osorkón IV (730-715 a.C.): El último faraón de la XXII dinastía egipcia". Disponible en: https://mcnbiografias.com/app-bio/do/osorkon-iv [consulta: 29 de septiembre de 2025].