Olmedo Vázquez, Antonio, «Valentín» (1874-1914).
Matador de toros español, nacido en Alcalá del Río (Sevilla) el 27 de junio de 1874, y muerto en su lugar de origen el 2 de enero de 1914. En el planeta de los toros es conocido por el sobrenombre de «Valentín».
Hijo de una tierra proclive a solemnizar con festejos taurinos todas sus festividades, Antonio Olmedo Vázquez se aficionó desde chico al mundo del toro, y comenzó a intervenir, en cuanto tuvo edad para ello, en cuantas capeas y becerradas se convocaban en su comarca. Un célebre paisano suyo, el gran torero Antonio Reverte Jiménez, reparó en la valentía y la disposición de ánimo que exhibía aquel chaval de su pueblo, y le prestó su apoyo para que comenzase a meter la cabeza en los siempre cerrados y exclusivos círculos de contratación. Así pues, desde 1893 anduvo Antonio Olmedo («Valentín») forjándose como torero ante la afición de su tierra, hasta que el 23 de agosto de 1896 tuvo, por fin, ocasión de pisar el albero de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla. Allí, acompañado por los jóvenes novilleros Cayetano Leal y «Guerrerito», despachó un lote perteneciente a la ganadería de don Felipe Salas, con maneras y estilo que dejaron una excelente impresión en sus paisanos.
Mas, a pesar de los buenos auspicios generados por esta presentación, todavía dejó pasar cuatro largas temporadas hasta que se consideró en condiciones de tomar la alternativa. Finalmente, el día 8 de septiembre de 1900 hizo el paseíllo a través del redondel de la capital murciana, apadrinado por el genial espada donostiarra Luis Mazzantini y Eguía, quien le cedió los trastos con los que había de lidiar y estoquear a un toro marcado con el hierro de don Esteban Hernández, morlaco que atendía al nombre de Sardinero.
Un año después, pisó la arena de la Villa y Corte dispuesto a confirmar la validez de este título de doctor en tauromaquia. Corría, a la sazón, el día 20 de junio de 1901, fecha en la que el no menos afamado espada sevillano Antonio Fuentes Zurita le facultó para que muleteara y despenara a estoque al toro Clavero, que se había criado en los campos portugueses de Palha. Tras esta confirmación, Antonio Olmedo Vázquez («Valentín») recibió muchas ofertas procedentes de empresas extranjeras, por lo que realizó el grueso de su carrera taurina en tierras francesas, portuguesas y mejicanas. Pero la menor fiereza y acometividad del ganado hispanoamericano no le valió para librarse de las muchas cornadas con que fue castigado de contino a lo largo de toda su andadura torera, cornadas que acabaron por devolverlo a España muy maltrecho y falto de sitio. A estos desgraciados percances vino a sumarse la contrariedad del olvido en que, por mor de su larga estancia en tierras de Ultramar, había caído en España, lo que le decidió a cortarse la coleta a finales de la campaña de 1913. Vuelto a su pueblo sevillano, una pendencia de amores acabó con su vida en la madrugada del día 2 de enero.