Richard Milhous Nixon (1913–1994): De Vicepresidente a Presidente y su Caída por Watergate

Richard Milhous Nixon (1913–1994): De Vicepresidente a Presidente y su Caída por Watergate

Los Primeros Años y el Ascenso Político

Richard Milhous Nixon nació el 9 de enero de 1913 en Yorba Linda, California, en una familia de agricultores metodistas de origen modesto. Sus padres, Frank y Hannah Nixon, eran inmigrantes de descendencia inglesa que establecieron su hogar en la región agrícola del sur de California. La familia vivió de manera austera, lo que marcó profundamente la personalidad de Nixon, quien desarrolló desde temprana edad una ética de trabajo implacable.

Contexto histórico y social

Nixon creció en una época de grandes desafíos para Estados Unidos, que vivía bajo los efectos de la Gran Depresión. En este contexto económico y social, las oportunidades eran limitadas, y el país atravesaba una profunda división política, con el espectro de los ideales progresistas y conservadores chocando en cada esquina. Esta atmósfera de incertidumbre social y económica, sumada a las tensiones políticas derivadas del auge del comunismo internacional, marcó la juventud de Nixon, quien adoptó tempranamente una visión conservadora del mundo. La amenaza del comunismo, tanto en Europa como en el contexto doméstico, fue un tema recurrente que definiría su carrera política.

Orígenes familiares y primeros años

La familia Nixon se mudó a Whittier, California, cuando Richard tenía solo nueve años. En este nuevo entorno, el joven Nixon vivió una infancia que alternaba entre la escuela y el trabajo en la tienda de comestibles de sus padres, así como en la gasolinera que la familia administraba. Desde pequeño, Nixon demostró ser un estudiante excepcionalmente dedicado, lo que le permitió destacarse en sus estudios pese a las limitaciones económicas.

Tras completar su educación secundaria, Nixon asistió a la Universidad de Duke en Carolina del Norte, donde se graduó con un título en Derecho en 1937. A lo largo de sus años universitarios, destacó no solo por su intelecto, sino también por su capacidad de liderazgo y su tenacidad. Su éxito académico en Duke fue clave para abrirle puertas, y pronto se trasladó a Nueva York con la esperanza de obtener un puesto en un bufete de Wall Street. Sin embargo, este objetivo no se concretó, lo que lo llevó de regreso a California, donde comenzó a ejercer como abogado en la firma Winger & Bewley en Whittier.

Formación académica y primeros trabajos

A pesar de la competencia en el campo legal, Nixon se mostró decidido a alcanzar el éxito. Durante este período, se dedicó al trabajo en la firma de abogados, y rápidamente ascendió a socio, lo que le permitió obtener la estabilidad económica necesaria para continuar con su vida profesional. Fue en este ambiente donde conoció a Thelma Catherine Patricia Ryan, conocida como Pat, quien se convertiría en su esposa en 1940. Su matrimonio no solo consolidó su vida personal, sino que también reflejó la determinación y la ambición de Nixon para alcanzar sus metas políticas.

El comienzo de la carrera política

La carrera política de Nixon dio su primer gran paso en 1946, cuando fue elegido miembro de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos. Representando a Whittier, se embarcó en una campaña caracterizada por un fuerte discurso patriótico y anticomunista. En esa época, la Guerra Fría estaba en su punto álgido, y Nixon aprovechó esta coyuntura para posicionarse como un firme defensor de los valores estadounidenses. Enfrentándose al demócrata Jerry Worheer, acusó a su oponente de tener simpatías hacia Moscú, lo que le valió una victoria contundente.

Su ascenso continuó en 1948, cuando se convirtió en miembro del Comité de Actividades Antiamericanas liderado por el senador Joseph McCarthy, figura clave en la lucha contra el comunismo en Estados Unidos. A través de su participación en este comité, Nixon logró captar la atención nacional al involucrarse en la investigación sobre Alger Hiss, un exfuncionario del Departamento de Estado acusado de espionaje para la Unión Soviética. La destreza con la que manejó este caso le permitió ganar una fama nacional, consolidando su reputación como un defensor de la lucha contra el comunismo y un político audaz.

En 1949, Nixon fue uno de los principales arquitectos del Plan Marshall, la iniciativa estadounidense para ayudar a Europa a reconstruirse después de la Segunda Guerra Mundial. Este reconocimiento internacional no solo consolidó su posición en la política estadounidense, sino que también marcó el comienzo de una carrera que lo llevaría a las más altas esferas del poder en Estados Unidos.

La Vicepresidencia y Su Rol Internacional

A mediados de la década de 1950, Richard Nixon se encontraba en la cúspide de su carrera política, y su figura comenzaba a consolidarse como uno de los políticos más relevantes de la época. En 1952, Dwight David Eisenhower, el candidato presidencial republicano, lo eligió como su compañero de fórmula para la vicepresidencia, una decisión que marcaría el inicio de una etapa crucial en la vida política de Nixon. Sin embargo, este avance no estuvo exento de controversias y desafíos, que solo consolidaron la imagen de Nixon como un político implacable y astuto.

La campaña de 1952 y el escándalo del perro

La campaña presidencial de 1952 estuvo marcada por un escándalo que casi pone fin a la carrera de Nixon. Se descubrió que Nixon había recibido 18.000 dólares en donaciones privadas para complementar su salario como congresista, lo que podría haber puesto en peligro su candidatura. Sin embargo, Nixon, en un acto de valentía y determinación, decidió enfrentar este problema públicamente. En un discurso transmitido por televisión, defendió su honor y explico que el único regalo que había recibido había sido un perro llamado «Checkers», que sus hijas adoraban. Este momento, conocido como el «discurso Checkers», tuvo un impacto dramático en la opinión pública, que se sintió conmovida por su sinceridad. Tras este discurso, Nixon no solo salvó su carrera, sino que también consolidó su imagen como un político capaz de defender su integridad ante las adversidades.

Vicepresidencia y diplomacia internacional

Una vez electo vicepresidente, Nixon desempeñó un papel destacado en la administración de Eisenhower. A diferencia de otros vicepresidentes, que a menudo ocupaban un rol secundario, Nixon fue un actor principal en las decisiones políticas del país. Eisenhower, quien tenía problemas de salud, delegó en Nixon numerosas tareas gubernamentales, incluidas las relaciones exteriores y las negociaciones con el Congreso. Durante sus dos mandatos, Nixon presidió numerosas reuniones del Gobierno y desempeñó un papel importante en la gestión de la política interna y exterior.

Uno de los aspectos más destacados de su vicepresidencia fue su actividad diplomática. Nixon se convirtió en un verdadero embajador de Estados Unidos por todo el mundo, realizando giras internacionales que le permitieron fortalecer la presencia de su país en diversas regiones clave. Durante su mandato, visitó 55 países, siendo uno de los destinos más significativos su visita a la Unión Soviética en 1959, donde sostuvo un histórico encuentro con Nikita Krushchov, líder del Kremlin. Esta visita, conocida como la «Cumbre de la Cocina», fue un intento de desescalar las tensiones de la Guerra Fría, y aunque no se alcanzaron acuerdos definitivos, marcó un precedente importante en las relaciones entre ambas superpotencias.

Enfrentamientos internacionales y la defensa de la postura anticomunista

Uno de los episodios más reveladores de su carrera fue su gira por América Latina en 1955, donde sufrió ataques de grupos antiamericanos en varios países, incluidos Cuba, Lima y Caracas. En Cuba, un grupo de manifestantes arrojó huevos podridos a Nixon, y, aunque fue un incidente humillante, su comportamiento imperturbable ante los ataques solo reforzó su imagen como un líder firme y decidido. A pesar de estos percances, Nixon siguió adelante con su agenda diplomática y continuó con su misión de fortalecer la posición de Estados Unidos en el hemisferio occidental.

Durante esta misma gira por América Latina, Nixon se enfrentó a una creciente oposición a la política estadounidense en la región. A pesar de los ataques y el descontento generalizado con las políticas de intervención de Estados Unidos, Nixon siguió defendiendo la postura anticomunista del gobierno estadounidense, y su enfoque agresivo hacia el bloque soviético no cambió. Esta postura, aunque eficaz en términos de la lucha ideológica de la Guerra Fría, no estuvo exenta de consecuencias diplomáticas y contribuyó a una creciente tensión con algunos gobiernos latinoamericanos.

La doctrina Nixon y el conflicto de Vietnam

A medida que avanzaba la Guerra de Vietnam, Nixon se fue perfilando como un defensor de la intervención militar estadounidense, a pesar de las crecientes críticas tanto en casa como en el extranjero. En 1954, Nixon apoyó la intervención de Estados Unidos en el conflicto de Indochina, lo que aumentó la participación estadounidense en la guerra que ya estaba desgastando a las fuerzas armadas y a la opinión pública. A lo largo de su vicepresidencia, Nixon defendió el compromiso de su país en Vietnam como una forma de contener la expansión comunista en el sudeste asiático. Esta postura fue clave en la configuración de la política exterior de la administración Eisenhower y de su propio futuro en la política nacional.

Nixon también jugó un papel destacado en la construcción de la «doctrina Nixon», que consistía en una estrategia de «vietnamización», es decir, el traspaso de la responsabilidad de la guerra a las fuerzas vietnamitas del Sur, con el apoyo estadounidense en términos de recursos y armamento. Aunque esta doctrina no se implementaría completamente hasta su presidencia, ya en su etapa como vicepresidente había marcado la pauta de la política exterior de Estados Unidos hacia Asia, particularmente en relación con Vietnam.

Su última actuación internacional como vicepresidente

Uno de los puntos culminantes de la vicepresidencia de Nixon fue su visita a la Unión Soviética en 1959, convirtiéndose en el primer alto dirigente estadounidense en viajar allí desde la Segunda Guerra Mundial. En una histórica entrevista televisada con Krushchov, ambos líderes discutieron sobre el futuro de las relaciones entre Estados Unidos y la URSS, en lo que se conocería como el «Diálogo de la Cocina». Aunque no se alcanzaron acuerdos sustanciales, la entrevista fue un hito simbólico que reflejó los esfuerzos de Nixon para reducir las tensiones en la Guerra Fría.

Con todo, Nixon no abandonó su firme postura anticomunista, y sus relaciones con los países del bloque socialista fueron siempre tensas. No obstante, su habilidad para manejar los complejos desafíos internacionales consolidó su reputación como un hombre de estado con visión global.

El Recenso Político y el Regreso a la Presidencia

Después de una derrota inesperada en las elecciones presidenciales de 1960, Richard Nixon enfrentó un período de retroceso político que parecía marcar el fin de su carrera. Sin embargo, como ocurrió en muchas ocasiones a lo largo de su vida, Nixon demostró ser un hombre de resiliencia, dispuesto a recuperar el terreno perdido y a volver a ascender. Este receso no solo fue una etapa de reflexión, sino también de preparación para su eventual regreso al escenario político más importante de los Estados Unidos.

La derrota en 1960 y el retiro temporal

En 1960, Nixon, que se encontraba en el apogeo de su carrera política, decidió presentarse como candidato presidencial del Partido Republicano. Su oponente fue un joven y carismático senador demócrata, John F. Kennedy, quien había ganado popularidad gracias a su mensaje de esperanza y renovación para el país. En lo que se convirtió en una de las contiendas presidenciales más reñidas de la historia, Nixon y Kennedy se enfrentaron en una serie de debates televisados. Estos debates fueron un punto decisivo, ya que se reveló que Nixon, que en ese momento estaba recuperándose de una enfermedad, se veía cansado y menos seguro de sí mismo, mientras que Kennedy apareció fresco y confiado, ganando así la simpatía del público.

Aunque la diferencia entre ambos fue estrecha, Kennedy se alzó con la victoria, y Nixon se vio obligado a retirarse de la política presidencial. Esta derrota fue humillante para Nixon, quien, a pesar de su arduo trabajo en la campaña, no logró conectar con los votantes de manera efectiva. En un discurso de concesión cargado de emoción, Nixon hizo referencia al «fin de la política para él», lo que parecía indicar que se retiraría del escenario político nacional. Sin embargo, su carácter tenaz y su deseo de venganza política lo mantuvieron activo en la política a nivel local y nacional.

La derrota en California y el retiro definitivo… ¿temporal?

Tras su derrota presidencial, Nixon regresó a California, donde consideró retirarse completamente de la política. Sin embargo, la oportunidad de regresar al escenario político se presentó en 1962, cuando decidió postularse para gobernador de California. Esta vez, enfrentó al popular demócrata Edmund G. Brown. La campaña fue intensa, pero Nixon, cuya figura estaba pasando por una crisis de confianza, sufrió una derrota aplastante. En una de las declaraciones más célebres de su vida, Nixon, visiblemente frustrado, declaró: «Ustedes no me verán más por aquí». Fue un reconocimiento público de la amargura y la sensación de fracaso que sentía. En ese momento, parecía que su carrera política había llegado a su fin.

Sin embargo, lejos de retirarse, Nixon continuó siendo una figura influyente dentro del Partido Republicano. Mantuvo un peso importante en la política nacional, organizando campañas y respaldando a candidatos republicanos, incluidos sus aliados como el futuro presidente Ronald Reagan. Fue una etapa de recalibración, de preparación para lo que sería su regreso definitivo al poder.

Regreso triunfal a la política

El regreso de Nixon a la política nacional se produjo en 1968, cuando fue nuevamente propuesto como candidato presidencial por el Partido Republicano. En esta ocasión, Estados Unidos atravesaba una época de agitación social y política, debido a la Guerra de Vietnam, los derechos civiles y las profundas divisiones políticas internas. La situación era ideal para que Nixon, con su estilo político incisivo y su figura sólida, se presentara como el líder que podría restaurar el orden y la estabilidad en el país.

La campaña de 1968 fue una de las más destacadas de su carrera. Nixon se centró en ofrecer una solución a los problemas internos del país, como las protestas en contra de la guerra de Vietnam, el racismo y la pobreza. Además, se presentó como el líder que traería el «orden» y la «ley» de vuelta a una nación fracturada. A lo largo de la campaña, Nixon se mostró como el candidato de la «majority silent» o la «gran mayoría silenciosa», es decir, los estadounidenses que estaban cansados de las protestas y los disturbios, y que deseaban una política más conservadora y estable.

Aunque enfrentó una dura competencia, especialmente del candidato demócrata Hubert Humphrey, Nixon logró una victoria en las elecciones de noviembre de 1968. En su discurso de aceptación, Nixon reconoció las divisiones del país, pero prometió sanar esas heridas. Su regreso a la política, tras más de ocho años de reveses, fue un testimonio de su resistencia y ambición, y marcó el inicio de una presidencia que estaría marcada tanto por éxitos como por escándalos.

Política interna: el New Federalism

Una de las principales iniciativas de Nixon como presidente fue el programa de «New Federalism», que tenía como objetivo transferir algunas responsabilidades del gobierno federal a los gobiernos estatales. Nixon abogó por una política de descentralización del poder, que permitiría a los estados tener mayor control sobre sus propios asuntos, en un intento de reducir el tamaño del gobierno federal. En el ámbito económico, propuso reducir los impuestos, aunque su administración también se vio atrapada por el creciente déficit fiscal.

Además, Nixon implementó una serie de reformas que intentaban abordar los problemas económicos de Estados Unidos, incluyendo la creación de subsidios para las ciudades y la reactivación de la economía a través de inversiones en infraestructura. No obstante, aunque sus políticas fueron populares en algunos sectores, otras se enfrentaron a dificultades significativas debido a la creciente inflación y los problemas derivados de la Guerra de Vietnam.

Su relación con la Guerra de Vietnam

Uno de los aspectos más relevantes de la presidencia de Nixon fue su enfoque en la Guerra de Vietnam. A lo largo de su campaña, Nixon había prometido poner fin a la guerra de manera honorable, y durante su mandato adoptó la estrategia de «vietnamización», que consistía en retirar progresivamente a las tropas estadounidenses mientras transfería la responsabilidad de la guerra al gobierno de Vietnam del Sur. Sin embargo, mientras la retirada de las tropas avanzaba, Nixon también autorizó la expansión de la guerra a países vecinos como Laos y Camboya, lo que generó una creciente oposición interna.

A pesar de sus esfuerzos por reducir la participación de los Estados Unidos en el conflicto, la guerra continuó siendo un tema divisivo durante toda su presidencia, lo que afectó seriamente su imagen pública. El aumento de las bajas estadounidenses y las protestas masivas en el país hicieron que la guerra fuera un lastre para su administración, aunque Nixon seguía buscando una solución diplomática para poner fin al conflicto.

El Watergate y la Renuncia Presidencial

La presidencia de Richard Nixon llegó a su fin de manera abrupta y polémica debido al escándalo Watergate, el cual marcó uno de los momentos más oscuros en la historia política de Estados Unidos. Lo que comenzó como un escarceo menor en la política electoral se convirtió en una crisis constitucional que culminó con la renuncia de un presidente. El escándalo no solo destapó una serie de prácticas ilegales dentro de la Casa Blanca, sino que también reveló la arrogancia y la falta de transparencia de una administración que, hasta ese momento, se había mostrado sólida e inquebrantable.

El inicio del escándalo Watergate

Todo comenzó el 17 de junio de 1972, cuando cinco hombres fueron arrestados por intentar instalar escuchas telefónicas ilegales en las oficinas del Comité Nacional del Partido Demócrata, ubicadas en el edificio Watergate de Washington, D.C. Al principio, parecía un incidente menor, pero a medida que avanzaba la investigación, comenzaron a surgir detalles que apuntaban a una conspiración mucho mayor. Durante el juicio contra los responsables del robo, se descubrió que los implicados formaban parte de un grupo cercano a la Casa Blanca y al Comité para la Reelección del Presidente, lo que implicaba directamente a miembros de la administración de Nixon.

La investigación pronto reveló que la Casa Blanca no solo había encubierto el delito, sino que también había financiado las actividades de espionaje político con fondos públicos. Este hecho generó un creciente malestar en la opinión pública y en el Congreso, que exigía una investigación más profunda. La gravedad de la situación se hizo aún más evidente cuando se descubrió que Nixon había instalado un sistema de grabación en la Casa Blanca para registrar sus conversaciones, lo que eventualmente jugaría un papel clave en su caída.

El encubrimiento y la implicación de Nixon

La magnitud del escándalo se amplió rápidamente cuando se descubrió que la Casa Blanca no solo estaba involucrada en el espionaje, sino también en un elaborado esfuerzo por encubrir los hechos. En testimonios clave, varios colaboradores cercanos de Nixon, como su consejero presidencial John Dean, confirmaron que el presidente estaba al tanto del encubrimiento desde el principio. Dean reveló que Nixon había autorizado el pago de dinero a los involucrados para que guardaran silencio, lo que implicaba una obstrucción a la justicia.

Además, un testimonio crucial provino de Alexander Butterfield, un alto funcionario de la Casa Blanca, quien reveló que todas las conversaciones en el Despacho Oval habían sido grabadas, lo que permitió a los investigadores acceder a pruebas irrefutables de que Nixon había estado involucrado directamente en el encubrimiento. Esta revelación fue un golpe devastador para su presidencia, ya que demostró que el presidente no solo estaba al tanto del espionaje, sino que también había intentado bloquear la investigación.

La presión sobre Nixon aumenta

A medida que la investigación se intensificaba, la presión sobre Nixon se hizo insostenible. En julio de 1974, la Cámara de Representantes aprobó tres cargos formales contra el presidente: obstrucción a la justicia, abuso del poder ejecutivo y violación de las normas constitucionales. Estos cargos eran los pasos iniciales para el impeachment, un proceso constitucional para destituir al presidente. La posibilidad de un juicio político era cada vez más real, y Nixon, consciente de que sus posibilidades de salir indemne de este proceso eran mínimas, tomó la decisión de renunciar.

El 8 de agosto de 1974, Nixon anunció por televisión nacional que dimitía de su cargo, convirtiéndose en el primer presidente de Estados Unidos en hacerlo. En su discurso de renuncia, Nixon apeló a la «unidad del país» y argumentó que su salida era necesaria para evitar una mayor polarización. Su dimisión, que tuvo lugar al día siguiente, dejó el cargo de presidente en manos de su vicepresidente, Gerald R. Ford, quien asumiría la presidencia y, poco después, otorgaría a Nixon un perdón completo por cualquier delito relacionado con el caso Watergate.

La reacción pública y las consecuencias de la renuncia

La renuncia de Nixon dejó al país en shock. Durante meses, la nación había sido testigo de un escándalo que había erosionado la confianza en el gobierno y en el sistema democrático. La caída de Nixon fue un golpe devastador para la política estadounidense, y el proceso de impeachment dejó una huella indeleble en la política de la época.

El perdón otorgado por Gerald Ford fue un acto controvertido. Muchos consideraron que al perdonar a Nixon, Ford había hecho un favor a su predecesor para evitar que fuera procesado judicialmente. Sin embargo, esta decisión no fue recibida de manera uniforme. Algunos lo vieron como un intento de curar las heridas del país, mientras que otros lo interpretaron como un intento de encubrir la corrupción de la administración Nixon.

Últimos años de Nixon: vida retirada y rehabilitación pública

Tras su renuncia, Nixon se retiró a su hogar en San Clemente, California, donde pasó los siguientes años alejado de la vida política. Durante su retiro, se dedicó a escribir y a ofrecer asesoría política, aunque su figura seguía siendo una de las más polarizantes del país. Su trabajo más importante fue «Mis memorias», publicado en 1978, un libro en el que trató de explicar su versión de los eventos que llevaron a su caída. El éxito editorial de este libro le permitió amasar una considerable fortuna y recuperar parte de su estatus público.

Aunque muchos consideraron que Nixon nunca recuperaría su credibilidad, la historia le ofreció una oportunidad para una segunda vida política, aunque de forma indirecta. A medida que pasaron los años, se fue restableciendo su imagen, especialmente cuando las administraciones republicanas de Ronald Reagan y George Bush le ofrecieron asesoría política. En 1992, el presidente George H.W. Bush le ofreció una «reparación política» pública, lo que fue interpretado por muchos como un reconocimiento de su importancia en la política estadounidense.

Nixon murió el 18 de abril de 1994 en Nueva York, a la edad de 81 años. Aunque su legado sigue siendo complejo, se le recuerda como uno de los presidentes más controvertidos de la historia de los Estados Unidos. Su historia es un recordatorio de los límites del poder presidencial y de las consecuencias que pueden surgir cuando un líder pierde la confianza pública.

Cómo citar este artículo:
MCN Biografías, 2025. "Richard Milhous Nixon (1913–1994): De Vicepresidente a Presidente y su Caída por Watergate". Disponible en: https://mcnbiografias.com/app-bio/do/nixon-richard-milhous [consulta: 28 de septiembre de 2025].