Nedjm-Eddin-Ayub, Melik-el-Saleb (¿-1249). El sultán ayubí que dio origen al poder mameluco
Nedjm-Eddin-Ayub, más conocido por su título de Melik-el-Saleb, fue una figura trascendental en la historia islámica del siglo XIII. Sultán de Egipto y de Damasco y miembro de la influyente dinastía ayubí, su reinado entre 1240 y 1249 fue una etapa de intensos conflictos, reconfiguración del poder y el surgimiento de nuevas élites militares que transformaron el mapa político del Próximo Oriente. Su mayor legado fue, sin duda, el establecimiento de la milicia de los mamelucos, quienes, tras su muerte, acabarían dominando Egipto durante siglos.
Orígenes y contexto histórico
Nedjm-Eddin-Ayub nació en una época en la que el mundo islámico se encontraba bajo la constante presión de las Cruzadas y los conflictos internos entre dinastías. Aunque se desconoce la fecha exacta de su nacimiento, su linaje ayubí lo conectaba directamente con el prestigio del sultán Saladino, su antepasado más célebre, fundador de la dinastía y artífice de la reconquista de Jerusalén en 1187.
La dinastía ayubí, establecida a partir del éxito de Saladino, había consolidado su poder en Egipto, Siria y partes de la península arábiga. Sin embargo, tras su muerte, el reino se fragmentó en distintos principados gobernados por parientes del sultán, lo que provocó una constante lucha de poder interna. Para cuando Nedjm-Eddin-Ayub ascendió al trono en 1240, Egipto y Siria estaban marcados por una frágil estabilidad y una sucesión de intrigas dinásticas.
En este escenario complejo, Nedjm-Eddin heredó no solo el trono, sino también la difícil tarea de mantener unida la herencia ayubí frente a amenazas internas y externas, incluida la creciente presencia cruzada y la expansión mongola desde el este.
Logros y contribuciones
Uno de los principales logros de Nedjm-Eddin-Ayub fue su capacidad para mantener el control sobre Egipto y Damasco, dos de los territorios más estratégicos del mundo islámico. A pesar de los continuos conflictos, logró mantener un gobierno funcional y fortalecer su posición frente a rivales tanto ayubíes como cruzados.
Su contribución más significativa y duradera a la historia fue el establecimiento de la milicia de los mamelucos. Ante la necesidad de una fuerza leal y eficaz para asegurar su poder, Melik-el-Saleb recurrió a la compra de esclavos militares, mayoritariamente de origen turco y caucásico, a quienes entrenó en las artes de la guerra y otorgó privilegios a cambio de su fidelidad. Estos mamelucos no solo se convirtieron en su guardia personal y fuerza de choque en el campo de batalla, sino que, tras su muerte, tomaron el control del sultanato y fundaron la dinastía mameluca, que dominaría Egipto hasta la llegada de los otomanos en el siglo XVI.
Además, Nedjm-Eddin fortaleció la administración estatal, reorganizó el sistema fiscal y promovió la construcción de infraestructuras, aunque estos logros quedaron parcialmente eclipsados por el constante estado de guerra durante su mandato.
Momentos clave
El reinado de Nedjm-Eddin-Ayub estuvo jalonado de episodios decisivos que marcaron no solo su destino personal, sino el del conjunto del Islam oriental en una época crítica.
Principales acontecimientos de su reinado:
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1240: Ascensión al trono de Egipto tras una serie de disputas sucesorias entre los príncipes ayubíes.
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1241-1244: Consolidación de su poder mediante campañas militares contra sus rivales internos en Siria y Palestina.
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1244: Apoyo a la recuperación de Jerusalén por parte de las fuerzas musulmanas, lo que provocó una nueva reacción cruzada conocida como la Séptima Cruzada.
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1247: Preparación militar frente a la amenaza cruzada dirigida por Luis IX de Francia.
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1249: Muerte de Nedjm-Eddin-Ayub en plena campaña contra la Séptima Cruzada, poco después del desembarco cruzado en Damieta, en el delta del Nilo.
Su fallecimiento en ese momento crítico obligó a su viuda, Shajar al-Durr, y a sus generales mamelucos a ocultar su muerte temporalmente para mantener la moral del ejército y permitir una defensa efectiva de Egipto.
Relevancia actual
La figura de Nedjm-Eddin-Ayub sigue siendo objeto de estudio por su papel como puente entre dos grandes dinastías del Islam medieval: la ayubí, que representaba el legado de Saladino, y la mameluca, que dominaría Egipto y Siria durante más de dos siglos.
Su capacidad para reconocer el potencial político y militar de los mamelucos fue un gesto visionario que cambió el rumbo de la historia del Medio Oriente. No solo consolidó su poder personal a través de esta elite esclava-militar, sino que sentó las bases de un nuevo orden político que resistiría las embestidas de los cruzados, la amenaza mongola y las divisiones internas.
Desde el punto de vista historiográfico, también representa uno de los últimos grandes líderes ayubíes antes de la desaparición definitiva de la dinastía. La transición hacia el poder mameluco no fue solo un cambio de nombre o de élite, sino una transformación profunda en la estructura militar, social y cultural de Egipto, que dejaría huella durante siglos.
Además, el estudio de su reinado permite comprender mejor las dinámicas del poder islámico medieval, las formas de legitimación política a través de la religión y la guerra, y la importancia estratégica de Egipto y Siria como centros de gravedad en el mundo islámico.
Su viuda, Shajar al-Durr, que tomó temporalmente el control tras su muerte, también es recordada por su papel inédito como mujer en el poder, marcando otro elemento distintivo del contexto político que Nedjm-Eddin ayudó a moldear.
Legado e impacto en la historia islámica
El legado de Nedjm-Eddin-Ayub no puede reducirse a sus campañas militares o su rol como sultán. Su verdadero impacto radica en haber sido el arquitecto indirecto del sistema político mameluco, cuya solidez y longevidad sorprendió incluso a sus contemporáneos.
Entre los efectos más duraderos de su reinado se pueden destacar:
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Creación del poder mameluco, que pasó de ser una milicia al núcleo gobernante del mundo islámico oriental.
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Reforzamiento de la unidad egipcia-siria, aún en medio de múltiples amenazas.
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Mantenimiento del islam frente al embate cruzado, en un momento en que muchas otras regiones caían bajo dominio cristiano o mongol.
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Promoción de la autoridad central, en un contexto feudalizado y fragmentado por la herencia de Saladino.
Nedjm-Eddin-Ayub, Melik-el-Saleb, queda así como un personaje bisagra entre dos eras: la del legado ayubí y la del ascenso mameluco. Su figura encarna las tensiones y transformaciones de una época donde el poder se jugaba en los campos de batalla, pero también en la habilidad política para crear nuevos modelos de gobernanza y defensa. Su nombre está inscrito en la historia no solo por lo que hizo, sino por lo que posibilitó: el nacimiento de una nueva era en Egipto y el mundo islámico medieval.
MCN Biografías, 2025. "Nedjm-Eddin-Ayub, Melik-el-Saleb (¿-1249). El sultán ayubí que dio origen al poder mameluco". Disponible en: https://mcnbiografias.com/app-bio/do/nedjm-eddin-ayub-melik-el-saleb-sultan-de-egipto-y-de-damasco [consulta: 29 de septiembre de 2025].