Gerardo Murillo (1875-1964). El legado del «Doctor Atl» y su contribución al arte y la ciencia

Gerardo Murillo, conocido mundialmente por su seudónimo Doctor Atl, es una de las figuras más fascinantes y multidimensionales de la historia del arte y la ciencia en México. Nacido el 3 de octubre de 1875 en Guadalajara, Jalisco, Murillo fue pintor, escritor y vulcanólogo, cuyas obras siguen siendo una fuente de inspiración y estudio para muchos. A lo largo de su vida, no solo dejó una profunda huella en las artes visuales, sino que también se destacó por su incursión en la ciencia, siendo pionero en la observación y documentación de fenómenos naturales como los volcanes.

Orígenes y contexto histórico

Gerardo Murillo nació en un México convulsionado por las luchas políticas y sociales que caracterizaron el final del Porfiriato y el inicio de la Revolución Mexicana. En su ciudad natal, inició sus estudios de pintura con el académico Felipe Castro, lo que marcó el comienzo de su fascinación por las artes. Murillo se trasladó posteriormente a la Ciudad de México, donde continuó su formación, primero en la preparatoria y luego en la Escuela Nacional de Bellas Artes. Gracias a su talento, fue becado por el entonces presidente Porfirio Díaz, lo que le permitió continuar su educación artística en Europa.

Durante su estancia en Europa, Murillo se sumergió en el estudio de la pintura renacentista, el neoimpresionismo y el fauvismo. Sin embargo, fue en Roma donde amplió su formación en Filosofía y Derecho, lo que añade una capa de complejidad intelectual a su carácter artístico. Fue también en esta etapa que el escritor y poeta Leopoldo Lugones lo bautizó con el nombre de Doctor Atl, un seudónimo derivado de la palabra náhuatl atl, que significa «agua». Este nombre quedó asociado de manera permanente a su identidad artística y científica.

Logros y contribuciones

Al regresar a México en 1903, Murillo trajo consigo una visión renovadora sobre la pintura, que combinaba influencias europeas con un marcado nacionalismo. En 1910, organizó una exposición que celebraba el centenario de la independencia de México, un evento de gran relevancia, aunque no alcanzó la notoriedad esperada en su momento. Fue también en esa época cuando comenzó a impartir clases en la Academia de San Carlos, donde influyó profundamente en artistas como Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros y José Clemente Orozco, quienes más tarde se convertirían en los grandes muralistas de la Revolución Mexicana.

Aportes al paisaje y la técnica

Murillo fue un gran innovador en el ámbito de la pintura de paisajes, un género que cultivó con pasión a lo largo de su carrera. En sus obras, que seguían una línea fauvista-impresionista, dominaban los paisajes naturales de México, como los volcanes Popocatépetl e Iztaccíhuatl, así como la fauna y flora del país. Uno de los aspectos más innovadores de su trabajo fue la creación del aeropaisaje, que consistía en la representación de paisajes capturados desde las alturas, lo que ofrecía una perspectiva completamente nueva y dinámica de la geografía mexicana.

Su técnica también fue revolucionaria. Creó el Atl-Color, una mezcla de tintes secos y resinas que podían aplicarse sobre diversos materiales como papel, tela o roca. Con esta técnica, Murillo decoró varios espacios importantes, como la cafetería de la calle 16 de Septiembre en la Ciudad de México y un friso de ninfas para un filántropo de Puebla.

La vulcanología y la ciencia

Uno de los logros más fascinantes de Doctor Atl fue su incursión en la ciencia, particularmente en el campo de la vulcanología. En 1911, tras un viaje a Italia, comenzó a estudiar los volcanes y se adentró en el mundo de la vulcanología, una disciplina que lo apasionaría por el resto de su vida. En 1942, con la aparición del volcán Paricutín en Michoacán, Murillo tuvo la oportunidad de poner en práctica sus conocimientos científicos. Estudió el fenómeno con gran dedicación, elaborando apuntes y realizando numerosas pinturas sobre el proceso de su formación.

En 1950, Murillo publicó el libro Cómo nace y crece un volcán, el Paricutín, una obra que sigue siendo considerada una joya bibliográfica, no solo por su valor artístico, sino también por su aproximación científica a uno de los eventos naturales más impactantes del siglo XX.

Momentos clave en la vida de Murillo

A lo largo de su vida, Gerardo Murillo vivió y experimentó una serie de momentos cruciales que marcaron tanto su carrera artística como su vida personal. Entre estos momentos destacan los siguientes:

  • 1903: Regreso a México tras su estancia en Europa, donde se une a la Academia de San Carlos.

  • 1910: Organización de una exposición conmemorativa del centenario de la independencia de México.

  • 1911-1912: Fundación del periódico Action d’Art en París, donde se abogó por una visión social y nacionalista de los acontecimientos mexicanos.

  • 1942: Estudio y documentación del fenómeno del volcán Paricutín, lo que le valió reconocimiento internacional.

  • 1950: Publicación de su libro Cómo nace y crece un volcán, el Paricutín.

Relevancia actual

El legado de Doctor Atl es aún palpable en la actualidad, tanto en el ámbito artístico como científico. Su enfoque único hacia la pintura, la técnica que inventó, y su manera de capturar los paisajes naturales de México siguen siendo estudiados en las escuelas de arte. Su contribución a la vulcanología, especialmente con la documentación del Paricutín, lo ha consolidado como una figura esencial para la historia de la ciencia mexicana.

El interés por su vida y obra sigue vigente, con su legado siendo explorado y exhibido en museos y galerías, como el Museo de Arte Moderno de la Ciudad de México, que alberga varias de sus piezas más importantes. Además, su influencia es clara en los artistas que lo siguen reconociendo como un pionero del nacionalismo en el arte, y su técnica Atl-Color sigue siendo una referencia importante en la pintura mexicana.

Murillo también dejó una importante herencia en la literatura, donde sus Cuentos de todos colores lo consolidaron como un narrador excepcional de la Revolución Mexicana. Estos relatos, cargados de crítica social y un profundo sentido de justicia, son un testimonio de su tiempo y una muestra más de su capacidad para combinar el arte y la literatura en favor de las causas sociales de su país.

Finalmente, su contribución a la cultura mexicana no solo se limitó a su obra, sino también a su activismo político. Doctor Atl fue un firme defensor del nacionalismo y un promotor de las artes y la cultura de México, llegando a entrar disfrazado de italiano en su país tras haber publicado un documento contra Victoriano Huerta, un acto que refleja su compromiso con la política y las luchas de su tiempo.

En resumen, la figura de Gerardo Murillo, el Doctor Atl, sigue siendo una de las más influyentes en la historia de México, no solo por su arte y su ciencia, sino por su visión integral del país, su amor por la naturaleza y su incansable lucha por la justicia social.

Bibliografía

  • Murillo, Gerardo. Cómo nace y crece un volcán, el Paricutín. Ciudad de México: Editorial Porrúa, 1950.

  • Murillo, Gerardo. Cuentos de todos colores. Ciudad de México: Editorial Jus, 1915.

Cómo citar este artículo:
MCN Biografías, 2025. "Gerardo Murillo (1875-1964). El legado del «Doctor Atl» y su contribución al arte y la ciencia". Disponible en: https://mcnbiografias.com/app-bio/do/murillo-gerardo [consulta: 28 de septiembre de 2025].