Muhammad I o Muhammad el Rojo, Sultán de Granada (1194-1273). El Fundador del Reino Nazarí
Muhammad I, conocido también como Muhammad el Rojo, fue una figura clave en la historia de la Península Ibérica. Nacido como Abu Abd Allah Muhammad Ibn Yusuf Ibn Nasr en 1194 en la ciudad de Arjona, en la provincia de Jaén, este destacado líder musulmán fundó la dinastía nazarí y consolidó el Reino de Granada, que perduró hasta la conquista cristiana en 1492. Muhammad I jugó un papel crucial en los eventos políticos de la época, y su habilidad diplomática, junto con su destreza militar, le permitió asegurar la supervivencia de su reino ante los desafíos externos e internos.
Orígenes y Contexto Histórico
Muhammad I nació en el seno de una familia que se atribuía descendencia directa de un compañero de Mahoma. Su familia pertenecía a los gobernantes locales que comenzaron a rebelarse contra los almohades tras la batalla de las Navas de Tolosa (1212), la cual marcó el principio del fin del poder almohade en al-Andalus. La caída de este imperio brindó a los jefes locales como Muhammad I la oportunidad de expandir su influencia en la región. Desde su juventud, fue testigo de la fragmentación del poder musulmán en al-Andalus, lo que generó un vacío de poder que los diferentes caudillos trataron de llenar.
Muhammad I se proclamó sultán de Arjona en 1232, aprovechando la anarquía que seguía al colapso de los almohades. Su ascenso no fue inmediato ni fácil, ya que se enfrentó a competidores como Ibn Yusuf Ibn Hud, quien dominaba Córdoba y Sevilla. Sin embargo, mediante una combinación de diplomacia y acciones militares decisivas, Muhammad I logró expandir su dominio a lo largo de la región, pasando de Arjona a Jaén, Guadix y Baza.
Logros y Contribuciones
Uno de los logros más destacados de Muhammad I fue la consolidación del Reino de Granada. En 1237, estableció la ciudad de Granada como la nueva capital de su reino, un hecho que sería clave para la historia de al-Andalus. Granada, bajo su gobierno, se convertiría en el centro del poder musulmán en el sur de la península, una ciudad que más tarde albergaría la famosa Alhambra, una de las obras más impresionantes de la arquitectura islámica.
Además de la construcción de su reino, Muhammad I desempeñó un papel importante en la política externa. Su diplomacia, que oscilaba entre alianzas con Fernando III de Castilla-León y con los benimerines de Marruecos, le permitió mantener la independencia del reino nazarí durante las primeras décadas de su reinado. En un momento en el que las luchas internas y las amenazas externas eran constantes, Muhammad I supo navegar estas aguas turbulentas con astucia y pragmatismo.
Una de sus estrategias más acertadas fue la firma de pactos con el rey Fernando III, a quien reconoció como su superior a cambio de la protección de su reino. En 1248, cuando Fernando III conquistó Sevilla, Muhammad I, en cumplimiento de su pacto, envió tropas para apoyar a los cristianos, asegurando así la supervivencia de su reino en medio de la expansión cristiana. Aunque estas alianzas fueron fundamentales para la estabilidad del Reino de Granada, también le costaron en términos de independencia, ya que, en ocasiones, Muhammad I tuvo que someterse a las exigencias del rey castellano.
Momentos Clave de su Reinado
Durante su gobierno, varios eventos definieron el destino del Reino de Granada y la política de la península:
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La fundación de Granada (1237): El establecimiento de la ciudad de Granada como la capital del reino fue un punto de inflexión que permitió consolidar el poder nazarí en la región.
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Alianzas y conflictos con los reinos cristianos: Muhammad I tuvo que gestionar complejas relaciones diplomáticas, especialmente con Fernando III y Alfonso X el Sabio de Castilla-León. Estas alianzas fueron esenciales para la supervivencia de su reino, pero también estuvieron marcadas por momentos de tensión y conflicto.
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La intervención de los benimerines (1264): Ante el avance de las fuerzas cristianas, Muhammad I buscó apoyo en los benimerines de Marruecos, una alianza que le permitió frenar momentáneamente la presión de los reinos cristianos.
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El trato con los nobles y la sucesión (1273): Antes de su muerte, Muhammad I tomó medidas para asegurar la sucesión de su hijo, Muhammad II, garantizando la estabilidad del reino mediante la promesa de lealtad de los notables de su corte.
La Relación con los Reyes Cristianos
La relación de Muhammad I con los monarcas cristianos fue una mezcla de enfrentamientos y acuerdos estratégicos. Su alianza con Fernando III fue clave para el crecimiento de su poder en sus primeros años de reinado. Esta relación de vasallaje permitió que el reino nazarí se mantuviera con relativa independencia, pero también lo puso en una posición incómoda frente a los reinos cristianos, que buscaban expandirse hacia el sur.
Sin embargo, la diplomacia de Muhammad I no siempre fue suficiente para evitar la confrontación. En los últimos años de su reinado, el reino de Alfonso X el Sabio comenzó a recuperar territorios del sur de la península, lo que llevó a un nuevo conflicto. En 1264, Muhammad I rompió su acuerdo con el rey castellano y, apoyado por los benimerines, intentó frenar la expansión cristiana.
Relevancia Actual
Muhammad I es recordado principalmente por ser el fundador de la dinastía nazarí y por establecer las bases de lo que sería uno de los últimos reinos musulmanes en la península ibérica. Aunque su reino fue finalmente conquistado por los Reyes Católicos en 1492, el legado de Muhammad I perdura en la Alhambra, la joya arquitectónica de su reino, y en la influencia cultural y científica que el Reino de Granada dejó en la historia de España.
A pesar de las dificultades y los desafíos, Muhammad I logró establecer un reino que, aunque pequeño en comparación con los grandes imperios de la época, fue capaz de resistir durante más de 250 años. Su capacidad para negociar con los reinos cristianos y su habilidad para gestionar las tensiones internas permitieron a la dinastía nazarí florecer durante varias generaciones.
Contribuciones Culturales y Administrativas
Además de sus logros políticos, Muhammad I dejó una huella significativa en la vida cultural y administrativa de Granada. Durante su reinado, se realizaron importantes mejoras en el sistema de abastecimiento de agua de la ciudad, lo que facilitó el desarrollo urbano. Asimismo, supervisó personalmente la gestión de los recursos del reino, lo que le permitió mantener un equilibrio económico en un contexto tan inestable.
En el ámbito cultural, Muhammad I fue responsable de la ampliación de la Alhambra, que, a pesar de ser incompleta en su mandato, se convertiría en el símbolo del poder nazarí en los siglos venideros. Bajo su liderazgo, la ciudad de Granada comenzó a destacarse no solo por su importancia política, sino también como un centro de cultura islámica.
La Muerte de Muhammad I y su Sucesión
Muhammad I falleció en 1273, dejando un legado complejo y su reino en una situación delicada. Antes de su muerte, había asegurado que su hijo primogénito, Muhammad II, heredara el trono, lo que garantizó la continuidad de la dinastía nazarí. Sin embargo, su sucesor tendría que enfrentar desafíos aún mayores, ya que el reino de Granada estaba en constante conflicto con los reinos cristianos y las tensiones internas seguían siendo una amenaza.
La muerte de Muhammad I marcó el fin de una era, pero también el comienzo de una nueva etapa para Granada, que continuaría luchando por su supervivencia en los siglos venideros.
Bibliografía
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ARIÉ, Rachel: El reino nasrí de Granada. (Madrid: Ed. Mapfre. 1992).
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LADERO QUESADA, Miguel Ángel: Granada: historia de un país islámico (1232-1571). (Madrid: Ed. Gredos. 1976).
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SECO DE LUCENA, L: El libro de la Alhambra. Historia de los sultanes de Granada. (Madrid: Ed. Everest. 1975).
MCN Biografías, 2025. "Muhammad I o Muhammad el Rojo, Sultán de Granada (1194-1273). El Fundador del Reino Nazarí". Disponible en: https://mcnbiografias.com/app-bio/do/muhammad-i-sultan-de-granada [consulta: 17 de octubre de 2025].