Mociño, José Mariano (1757-1819). El legado botánico de un naturalista mexicano

José Mariano Mociño (1757-1819) fue un destacado botánico mexicano cuya obra trascendió fronteras, marcando una huella profunda en el campo de la botánica y la medicina, especialmente por sus expediciones científicas en México y Guatemala. Su trabajo lo convirtió en uno de los naturalistas más renombrados de su época, no solo en su tierra natal, sino también en Europa. A lo largo de su vida, Mociño destacó por su inmensa contribución al estudio de la flora y fauna del continente americano, y su legado perdura en valiosos manuscritos y colecciones científicas que aún se conservan.

Orígenes y contexto histórico

José Mariano Mociño nació en Temalcatepeque, un pequeño pueblo en la región central de México, en 1757. Desde joven mostró un gran talento para las ciencias, lo que lo llevó a ingresar al Seminario Tridentino de México. Durante su formación académica, destacó entre sus compañeros no solo por su brillantez en las materias religiosas, sino también por su interés y aptitudes en áreas como la física experimental, las matemáticas, la botánica y la química.

México, en el siglo XVIII, era un territorio que comenzaba a ser explorado científicamente, especialmente en lo relacionado con su riqueza natural. En este contexto, Mociño comenzó a consolidarse como un pensador multifacético y a dar sus primeros pasos en el campo de la botánica.

Logros y contribuciones

Uno de los hitos más importantes en la vida de Mociño fue su participación en las expediciones científicas organizadas por el rey Carlos IV de España. En 1791, se unió al naturalista Martín de Sessé en una expedición que recorrió varias regiones de México y Guatemala. Bajo la dirección de Sessé, Mociño se encargó de examinar y catalogar las riquezas naturales de ambas naciones. Durante estos viajes, los científicos cubrieron más de 3.000 leguas y trajeron de vuelta a España numerosas colecciones, entre ellas un valioso herbario, que se conserva en el Jardín Botánico de Madrid, y cerca de 1.400 dibujos sobre las plantas y animales que observaron.

La expedición se destacó no solo por su objetivo científico, sino también por el aporte cultural y etnológico de los estudios realizados. En particular, el estudio botánico de la isla de Nutka (actualmente en Canadá), realizado en 1792, y el viaje a Guatemala entre 1795 y 1799, aportaron valiosas observaciones sobre el cultivo del añil, la flora local y diversas enfermedades, entre ellas la rabia. Estos estudios fueron la base de varios trabajos científicos que se publicaron posteriormente, contribuyendo al conocimiento europeo sobre los recursos naturales de América.

Momentos clave

1. La expedición botánica a México y Guatemala

El momento más significativo en la carrera de Mociño fue sin duda la expedición científica a México y Guatemala, que realizó junto a Sessé entre 1795 y 1804. Durante esta época, Mociño recopiló muestras, realizó dibujos y escribió detalladas observaciones sobre las especies de plantas y animales que encontraba en su camino. Sus contribuciones a la botánica de la región fueron fundamentales para el posterior desarrollo del estudio de la flora americana. Entre los frutos de esta expedición se encuentran la «Flora Mexicana» y la «Flora de Guatemala», manuscritos que Mociño dejó como legado.

2. Su estancia en España y sus trabajos médicos

En 1803, Mociño se trasladó a España, donde continuó su labor científica. Trabajó en el Gabinete de Historia Natural de Madrid, y tuvo una destacada participación en la lucha contra la fiebre amarilla, sobre la cual escribió una memoria de orientación anticontagionista. Además, Mociño fue secretario de la Academia de Medicina de Madrid durante varios años. Su conocimiento de las enfermedades tropicales adquirió gran relevancia, y su enfoque médico estuvo influenciado por las ideas del escocés John Brown, cuyos trabajos sobre medicina Mociño tradujo y comentó.

3. El exilio y su último viaje a Barcelona

A pesar de su éxito en Europa, Mociño sufrió la persecución política en 1812 debido a su relación con los afrancesados, aquellos que simpatizaban con las ideas napoleónicas. Esto lo obligó a exiliarse en Montpellier, Francia, donde mantuvo contacto con otros científicos, como el botánico Alphonse Louis Pierre Pyramus de Candolle. Fue en este período cuando Mociño continuó trabajando en la organización de los materiales reunidos durante sus expediciones. En 1819, Mociño regresó a España, pero falleció poco después en Barcelona, a la edad de 62 años.

Relevancia actual

El legado de José Mariano Mociño sigue siendo fundamental para el estudio de la botánica y las ciencias naturales. Su contribución al conocimiento de la flora de América Latina, especialmente de México y Guatemala, ha sido crucial para la ciencia moderna. Las colecciones de plantas y animales que reunió durante sus expediciones siguen siendo una referencia importante para los investigadores, y su influencia se puede rastrear en diversas obras científicas posteriores.

Además, la obra de Mociño sigue viva en el ámbito académico. La «Flora Mexicana» y la «Flora de Guatemala», junto con sus estudios sobre enfermedades tropicales y la fiebre amarilla, continúan siendo citadas por botánicos y médicos. Su enfoque meticuloso y su capacidad para integrar diferentes áreas del conocimiento le aseguraron un lugar destacado en la historia de la ciencia.

Algunas de sus obras más destacadas incluyen:

  • «Discurso dicho en la apertura de las lecciones de botánica en México» (1801)

  • «Elementos de Medicina del Dr. Juan Brown» (1803)

  • «Tratado de fiebres perniciosas intermitentes» (1807)

  • «Plantae Novae Hispaniae» (1893)

  • «Flora Mexicana» (1894)

La expedición científica en la que participó junto a Sessé marcó un hito no solo en la historia de la botánica mexicana, sino también en la historia de la ciencia europea. La labor de Mociño en la isla de Nutka y en Guatemala es un ejemplo claro de la dedicación científica y de la pasión por el descubrimiento que caracterizó a este ilustre naturalista.

En cuanto a la persecución política que vivió en 1812, esta situación resalta el contexto político convulso de la época en España, pero también da cuenta del compromiso de Mociño con las ideas científicas y la libertad intelectual. Su exilio en Montpellier y su posterior retorno a Barcelona son parte de una trayectoria marcada por la perseverancia y la búsqueda constante del conocimiento.

Conclusión

El legado de José Mariano Mociño sigue siendo una piedra angular en el estudio de la botánica y las ciencias naturales en América Latina. Su labor pionera no solo enriqueció la ciencia de su época, sino que dejó una huella imborrable en las generaciones posteriores de naturalistas, médicos y botánicos. La expedición científica que realizó junto a Sessé, así como sus estudios sobre la flora de México y Guatemala, son testamentos perdurables de su contribución al conocimiento y a la preservación de la biodiversidad. Mociño, un hombre de ciencia y un hombre de acción, continúa siendo una figura clave en la historia de la ciencia.

Cómo citar este artículo:
MCN Biografías, 2025. "Mociño, José Mariano (1757-1819). El legado botánico de un naturalista mexicano". Disponible en: https://mcnbiografias.com/app-bio/do/mocinno-jose-mariano [consulta: 19 de octubre de 2025].