Metelo, Quinto Cecilio (¿-105 a.C.).


Estadista, general y orador, muerto en el 105 a.C., hijo de Quinto Cecilio Metelo (el cónsul del año 206), que fue conocido con el cognomen o apodo de “Macedónico”.

Luchó a las órdenes de Lucio Emilio Paulo contra Perseo, el rey de Macedonia; tras la victoria en la batalla de Pidna (168), formó parte de la embajada que anunció dicha victoria al senado de Roma. Como pretor en Macedonia con poder proconsular (148) derrotó a Andrisco y organizó la anexión del reino de Macedonia como provincia romana. Obtuvo un triunfo militar por su victoria sobre la rebelión de la Confederación Aquea, y consiguió el consulado en el 143 a. C. Nombrado procónsul de la España Citerior en el 142 a.C., hizo la guerra a los celtíberos. En el 131 a. C., él y Quinto Pompeyo fueron los primeros censores de origen plebeyo de la historia de Roma. En su función de censor construyó un pórtico que incluía templos dedicados a Júpiter Estátor y Juno Regina (los primeros templos de Roma recubiertos de mármol). Fue augur durante al menos veinticinco años. Cuando murió en el 105 a. C. dejó cuatro hijos varones, todos los cuales llegaron a ser cónsules (dos de ellos también censores: Baleárico y Caprario); así como tres hijas que casaron con destacados aristócratas. De esta manera, juntamente con su hermano Lucio Cecilio Metelo Calvo, fundó una dinastía familiar que dominó la escena política romana durante un siglo.

Producción literaria

Se recuerda a Metelo como orador, especialmente durante el desempeño de su cargo de censor (131). Pronunció entonces un famoso discurso de tema de ducendis uxoribus (‘sobre la necesidad de casarse’) para instar a los ciudadanos romanos a contraer matrimonio y tener hijos. Metelo afirmaba que, si el matrimonio suponía una carga (molestia), constituía a la vez un deber patriótico. Dos pasajes del discurso han sido transmitidos por Aulo Gelio (Noches Áticas I 6, 1-8 = Oratorum Romanorum Fragmenta2, p. 107) que, sin embargo, lo atribuye por error a Quinto Cecilio Metelo Numídico, sobrino del Macedónico. Pero es prácticamente seguro que Macedónico fuera realmente el autor, ya que una Periocha (resumen) de TITO LIVIO hace mención de dicho discurso, asignando su autoría a un Metelo censor (y Numídico no lo fue):

Q. Metellus censor censuit, ut cogerentur omnes ducere uxores liberorum creandorum causa,

“Quinto Metelo dispuso en su calidad de censor que se obligara a todos a casarse con el fin de procrear hijos” (Livio, Epítome 59).

Aulo Gelio comenta y transmite así el primer pasaje del discurso (I 6, 1-2):

Multis et eruditis uiris audientibus legebatur oratio Metelli Numidici, grauis ac diserti uiri, quam in censura dixit ad populum de ducendis uxoribus, cum eum ad matrimonia capessenda hortaretur. In ea oratione ita scribtum fuit: ‘Si sine uxore possemus, Quirites, omnes ea molestia careremus; set quoniam ita natura tradidit, ut nec cum illis satis commode, nec sine illis ullo modo uiui possit, saluti perpetuae potius quam breui uoluptati consulendum est’.

“Ante numerosos y eruditos oyentes se recitaba el discurso que Metelo Numídico, serio y elocuente varón, pronunció durante su censura ante el pueblo sobre el tema de casarse, en el que lo instó a contraer matrimonio. En este discurso está escrito: `Ciudadanos, si pudiéramos vivir sin mujer, todos nos abstendríamos de tal carga; pero puesto que la naturaleza nos formó de modo que ni con ellas podemos vivir a gusto, ni sin ellas podemos vivir en modo alguno, es preferible atender al bien del género humano que al gusto personal’”.

Desde el punto de vista del contenido se aprecia una franqueza ingenua y casi brutal. Metelo dice las cosas llanamente, como las piensa, sin disimular los aspectos negativos, lejos todavía de las falacias retóricas que habría de adoptar la oratoria posterior. De hecho, Aulo Gelio (I 6, 3) sigue contando que algunos juzgaban excesivamente cruda la franqueza del censor. En cambio, a un tal Tito Castricio le resultaba admirable su honesta sinceridad, y estimaba que esa misma franqueza propiciaba que se diera crédito a su discurso. Desde el punto del estilo empieza a apreciarse una tendencia asianista, con gusto por el período sintáctico, el paralelismo y la cláusula rítmica (está tendencia es compartida por otros oradores más o menos coetáneos de Metelo, como Gayo Fanio o Gayo Papirio Carbón).

El satirista Lucilio arremetió críticamente contra el discurso de Metelo, con las siguientes palabras (fragmentos 678 y 686 Marx):

“Los hombres se imponen a sí mismos sus cruces y cargas:Toman mujeres, engendran hijos, para no estar libres de preocupaciones.También yo he perdido el seso y me doblego al deber de la procreación.”

Pervivencia

Aparte de la reacción de Lucilio, el discurso citado fue muy popular y apreciado. En una versión escrita se leyó en Roma durante varios siglos, como prueba el hecho de que el emperador Octaviano lo recitara ante el Senado en apoyo de su propia propuesta legislativa (según Suetonio, Augustus 89, 2). Aulo Gelio todavía lo cita con aprobación en el siglo II d.C.

GLM.