Meléndez, Luis (1716-1780).
Pintor español aunque nacido en Nápoles (Italia) el 1 de septiembre de 1716 y fallecido en Madrid el 11 de julio de 1780. Está considerado como el mejor bodegonista hispano del siglo XVIII.
- Naturaleza muerta con Melón y Peras (Óleo sobre lienzo, 1770). Museo de Bellas Artes (Boston, Estados Unidos).
Su padre, el pintor Francisco Meléndez, contrajo matrimonio en Nápoles con María Josefa de Durazo y Santo Padre en 1711. Su primera hija, Ana Meléndez, nació en 1714 y se dedicó a la pintura de miniaturas, actividad en la que había destacado su padre, y llegó a ser recibida en 1759 como académica supernumeraria de la Real Academia de San Fernando. Cedido el reino de Nápoles a Austria en 1713 por el Tratado de Utrecht, los Meléndez se embarcaron rumbo a España, llegando a Madrid el 19 de octubre de 1717. Una vez en la corte, Francisco contó con la ayuda de su hermano Miguel Jacinto Meléndez, que le puso en contacto con el círculo de artistas de la capital y pronto le consiguió encargos dada su destreza para la realización de miniaturas. En 1725, siendo ya Pintor de la Miniatura de la Real Casa, don Francisco presentó a Felipe V un proyecto de Academia de Bellas Artes como las que en ese momento se habían constituido en Roma, París o Florencia. La Academia se constituyó el 12 de Abril de 1751, cuando el rey Fernando VI firmó su decreto de constitución, en el que fue elegido el padre de Luis Meléndez como profesor honorario.
Trabajó mientras Luis con su padre en los Reales Retratos de Miniaturas, y éste vio con satisfacción cómo su hijo recibía el 18 de marzo de 1745 una mención honorífica de la Academia que le distinguía como el alumno mas aventajado. Fue entonces cuando Luis pintó su famoso Autorretrato (1746, Museo del Louvre, París). Se representó de medio cuerpo sobre un fondo neutro y con sus útiles de pintor.
El año siguiente, 1747, fue un año desdichado en la biografía de su padre Francisco, cuyas desatinadas actitudes tuvieron gran repercusión en el posterior desarrollo de la vida de su hijo Luis. Censurada una obra propuesta a la Academia por Francisco, que Van Loo tachó de obra de principiante, y a causa de su enfrentamiento con Olivieri por la autoría del proyecto de la Academia de San Fernando, ésta decidió expulsar de la institución a Francisco Meléndez el 14 de junio de 1748. Esto significó también para Luis la pérdida de su trabajo en la corte y su expulsión de la Academia, lo que le obligó a optar por trasladarse a Roma a expensas suyas. No se conoce el tiempo que permaneció en la capital italiana, donde posiblemente sobrevivió con la ayuda de sus compatriotas pintores que cursaban estudios pensionados por la Academia.
Sabemos que, posteriormente, se trasladó a Nápoles, donde trabajó para diversos nobles hasta que en 1753 el monarca le llamó a la corte tras quedar complacido con tres cuadros que el pintor le hizo llegar desde Italia. Su primer encargo fue la realización de los Libros de Coro de la Real Capilla del Real Colegio de Niños Cantores. Junto con su padre Francisco, Luis realizó doce pergaminos de 65 x 42 cm siguiendo una iconografía trazada por el Cardenal Mendoza. El trabajo se completó con distintas orlas e ilustraciones de tal manera que éste fue concluido en 1758. Con la solvencia económica que le supuso el trabajo para la corte, Luis contrajo matrimonio durante estos años con María Arredondo Yllana. Dos años después de concluido el trabajo de la Real Capilla, Francisco Meléndez falleció. Un año antes pintó Luis el primero de sus célebre bodegones, compuesto siguiendo modelos ingleses. En 1760 dirigió una solicitud al nuevo monarca, Carlos III, solicitando la plaza de pintor de cámara que si bien en principio fue admitida por el monarca, fue definitivamente desestimada por el Marques de Losada. Se instaló junto a su esposa en el número 3 de la calle del Reloj, donde tuvo como vecinos a Francisco Bayeu y a Francisco de Goya. Allí recibió con pesar Luis la denegación de su solicitud, lo que le obligó, al verse privado de encargos oficiales, a vender su trabajo a particulares, especialmente a la burguesía de la capital. Se inició pues en la década de 1760 su dedicación por el género del bodegón del que llegó a sobresalir como el mayor maestro español de su siglo. A finales de la década el manejo que Luis hizo de la composición, con ecos de quietud zurbaranesca, y su fidelidad hiperrealista al modelo se hacen patentes en su obra. En 1772 concibió la idea ofrecer una serie de sus bodegones al monarca para decoración de un gabinete, como era costumbre de la época, y fue de nuevo rechazada su petición por el duque de Losada el 14 de agosto de ese año.
Desde entonces, se dedicó Meléndez por exclusivo a la pintura de bodegones hasta su fallecimiento, olvidando ya cualquier intento de obtener un encargo oficial. Hasta su fallecimiento en 1780, la historiadora Eleanor Tufts catalogó, en 1971, más de 80 de estas obras. En el comedor del Palacio de Aranjuez se conservaron cuarenta y cinco de ellas, según consta en un inventario de 1818, de los cuales 39 de ellos componen la magnífica colección que el Museo del Prado (Madrid) dispone del extraordinario pintor. El 19 de junio de 1780 escribió Meléndez al abad de la Iglesia Parroquial de San Martín, declarándose pobre de solemnidad y solicitando cubriesen los gastos de su entierro. Producido su óbito en julio del mismo año, se le enterró en esa misma parroquia.
En febrero de 2004 se celebró una gran retrospectiva del artista en el Museo del Prado de Madrid, en la que se exhibieron cuarenta de sus mejores naturalezas muertas, tanto las pertenecientes a los fondos del museo como las que se cuentan en colecciones privadas.
Bibliografía
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SARABIA, ADOLFO y VV.AA. El Bodegón. Madrid, Ed. Fundación Amigos del Museo del Prado-Círculo de Lectores, 1984.
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TOVAR MARTÍN, VIRGINIA. El siglo XVIII español. Madrid, Ed. Información y revistas, S.A., 1989.
AJMS