McEwan, Ian (1948-VVVV).


Narrador y guionista británico, nacido en Aldershot en 1948, que está considerado uno de los novelistas más destacados de su generación.

Hijo de un oficial del ejército británico, su infancia transcurrió marcada por los constantes desplazamientos que se vio obligada a emprender su familia cada vez que su padre -de origen escocés- recibía un cambio de destino. Así, se educó sucesivamente en lugares tan variopintos como Singapur y Trípoli, en los que fue perdiendo progresivamente la afición por los estudios, al tiempo que desarrollaba una gran curiosidad por conocer nuevas culturas y experimentar distintas sensaciones.

Aún era muy joven cuando abandonó su familia y su formación para instalarse en Grecia, en donde sobrevivió trabajando de barrendero. Pero pronto se cansó de esta forma de vida y regresó a Inglaterra, donde cursó estudios superiores en las universidades de Sussex y East Anglia. Ya por aquel entonces había comenzado a cultivar su vocación literaria, por lo que se matriculó en el curso de Escritura creativa impartido en East Anglia por el escritor Malcolm Bradbury, quien tuvo una influencia notable en la decisión de McEwean de consagrarse a la creación literaria.

Así las cosas, comenzó a cultivar el género cuentístico y en 1975 irrumpió en el panorama literario inglés con una colección de relatos, Primer amor, últimos ritos, que sorprendió a críticos y lectores por el vigor de su prosa y, sobre todo, por su alta concentración de ingredientes sexuales. Tres años después, volvió a los anaqueles de las librerías con una nueva recopilación de cuentos que, bajo el explícito título de Entre las sábanas (1978), mantenían la misma línea temática del volumen anterior, pero ahora intensificada en la elaboración del lenguaje y en la presentación descarnada de obsesiones sexuales, ritos de perversidad y muertes violentas.

Catalogado ya como un maestro en la indagación de las perversiones humanas, aquel mismo año de 1978 escandalizó otra vez a la opinión pública con su primera novela, Jardín de cemento, donde presentaba a unos niños que entierran el cadáver de su madre en el sótano de la casa en que residen. Decidido, pues, a explotar la enorme difusión que le brindaban los temas escabrosos, en 1979 firmó el guión de Geometría sólida, una serie televisiva cuya proyección hubo de censurar la British Broadcasting Corporation (BBC) a raíz una secuencia en la que aparecía en pantalla un falo flotando dentro de un recipiente.

Como suele ocurrir en estos casos, el escándalo de la puritana sociedad británica proyectó a la fama el nombre de Ian McEwan, quien a su vez, aprovechando los beneficios de este círculo vicioso, volvió a los titulares de los medios de comunicación con otras dos novelas igual de escabrosas, El placer del viajero (1981) y Niños en el tiempo (1987). Posteriormente, McEwan utilizó su protagonismo de enfant terrible para arremeter con violencia contra la política conservadora de Margaret Thatcher, en un ataque frontal lanzado a través de su guión para el largometraje titulado El almuerzo del labrador (1990).

Cada vez más comprometido con las grandes causas sociales del siglo XX, Ian McEwan abordó en sus dos siguientes novelas el problema del nazismo y sus secuelas actuales: en El inocente (1990) ofreció una visión descarnada de la Alemania posterior a la II Guerra Mundial, y en Perros negros (1992) se enfrentó abiertamente con el resurgir de los movimientos nazis en la Europa de los años noventa.

Para sorpresa de críticos y lectores, en 1994 dio a la imprenta una colección de cuentos infantiles que en nada se asemejaban a sus anteriores escritos; pero en 1998 retomó su estilo narrativo con la publicación de Amor perdurable y en 2000 obtuvo el Premio Booker con Amsterdam. Al año siguiente publicó otra novela, Expiación, considerada por muchos su obra maestra. En 2005, y en medio de una enorme espectación entre los medios de comunicación, McEwan publicó su duodécima novela, Saturday, cuya acción transcurre a lo largo de un solo día, el 15 de febrero de 2003, cuando el protagonista, Henry Perowne, un reputado neurocirujano, ve confirmados sus malos presagios ante la visión de un avión cayendo en picado sobre Londres.