Marsella, Salviano de (ca.390-ca.460).
Prelado, teólogo y escritor latino nacido hacia el año 390 probablemente en Trier (actualmente en Alemania) y muerto hacia el año 460 probablemente en Marsella (actualmente en Francia). Su fiesta se celebra el 22 de julio.
Vida
La biografía de Salviano de Marsella es todavía un enigma de difícil resolución, ya que no han llegado hasta la actualidad demasiados datos sobre su devenir vital. La mayoría de estos datos proceden de la obra de Gennadio de Marsella, De scriptoribus eclesiasticis (ca. 475), así como algunas referencias supuestamente autobiográficas que el propio prelado realizó en sus obras.
Según conjetura habitualmente admitida de C. Halm, editor de la obra de Salviano en los Monumenta Germaniae Historia, el prelado nació en Tréveris, entonces situada en el reino franco de Austrasia y sede de la prefectura del pretorio para las Galias, la más importante institución del Imperio Romano que todavía continuaba vigente en la Europa occidental. Su familia era católica, pero Salviano se casó con una mujer, llamada Paladia, que era pagana. A instancias de Salviano, Paladia y su familia se convirtieron al cristianismo, por lo que el matrimonio decidió vivir en régimen de castidad, para que Salviano pudiese profesar el rango monástico. Después de varios viajes por el norte de África y por la Galia, Salviano se asentó hacia el año 430 en el monasterio de Lerins, cerca de la actual ciudad francesa de Cannes, donde fue discípulo de San Honorato y obtuvo, por mediación de éste, un puesto de canónigo en la iglesia de Marsella.
La vitalidad del monasterio de Lerins en la época fue tremenda, convirtiéndose en el principal foco espiritual y cultural de la Alta Edad Media franca. El cenobio, fundado por San Honorato de Arlès en el año 410, acogió a los más prestigiosos rétores, teólogos y escritores de la época, como Hilario de Arlès, Cesáreo de Arlès, Euquerio de Lyón, Fausto de Riez y San Vicente de Lerins, el más conocido de todos ellos. Precisamente, a instancias de San Honorato, San Vicente de Lerins y Salviano de Marsella fueron los encargados de la educación de Salonio y Veriano, hijos de Euquerio de Lyón y continuadores del devenir cultural del monasterio. Euquerio definió a ambos, a Vicente de Lerins y a Salviano de Marella, como «eloquentia pariter sapientiaque eminentibus» (‘dos eminentes varones en sabiduría y en elocuencia’). El hecho de que Euquerio le confiase la educación de sus hijos es indicativo de la gran reputación cultural con que Salviano contaba, aunque es totalmente desconocido dónde y cómo adquirió este bagaje de conocimientos. No obstante, el análisis de las obras de Salviano pone en entredicho esta afirmación, ya que parece desconocer las más habituales lecturas jurídicas de la época, además de cometer algunos errores de bulto como, por ejemplo, atribuir sistemáticamente a Sócrates la República de Platón.
Pese a ello, todos los continuadores de la influencia cultural del monasterio galo, entre ellos Genadio de Marsella y el propio San Gregorio de Tours, alabaron la maestría y destreza de Salviano en los siglos venideros. El esplendor de Lerins continuó siendo una referencia de primer orden en la Europa occidental hasta que, en el año 732, el promontorio insular donde se situaba el cenobio fue invadido por tropas musulmanas, que martizaron al abad San Porcario y al resto de monjes.
La fecha de muerte de Salviano es igualmente incierta. De sus escritos se deriva que no llegó a conocer la invasión de la Galia por parte de los hunos de Atila, ni tampoco la derrota de estos invasores bárbaros en la batalla de los Campos Cataláunicos, en el año 451, por lo que podría sospecharse que ya había fallecido para entonces. No obstante, es posible que aún continuase viviendo algunos años más en Marsella, hasta el año 460, que es la fecha comúnmente admitida para su fallecimiento.
Obra
De acuerdo con las noticias ofrecidas por Genadio de Marsella en su De scriptoribus eclesiasticis, a Salviano de Marsella se le atribuye la autoría de nueve epístolas privadas, en las que no existen demasiadas referencias a su biografía y sin demasiado interés literario. No obstante, gracias a estas epístolas conocemos la conversión de Paladia y de su familia, así como algunos de los consejos que el maestro dio a su discípulo Salonio.
Entre estos consejos, moralizantes a la vez que con cierto humor irónico, Salviano de Marsella realiza uno que ha servido para conocer que el tratado Ad ecclesiam adversum avaritiam se debe a su pluma, y que el «Timoteo» que figura como autor es un seudónimo. En este tratado, Salviano realiza una excelente muestra de literatura parenética cristiana mediante una exhortación para que toda la cristiandad apoye a la Iglesia como legítima heredera de las intenciones de Cristo, entre ellas, sobre todo, la pobreza. Pese a todas estas aportaciones literarias, Salviano no hubiera pasado de ser un escritor anecdótico de no ser por su obra cumbre: De gubernatione Dei, también llamada De praesenti judicio.
De gubernatione Dei
Escrita hacia mediados del siglo V, entre el 440 y el 450, Salviano planeó realizar una monumental obra en ocho volúmenes en la que se enfrentaba al gran tema moral de su época: dar una explicación teológica a las invasiones bárbaras y a la fractura del Imperio Romano. La obra está dedicada a Salonio, su discípulo, futuro obispo de Lyón, y Salviano no pudo acabarla en vida. Genadio de Marsella sólo conoció los cinco primeros volúmenes y los tres últimos son fragmentarios, inconexos y con grandes lagunas, prueba de que el autor escribía un borrador previo a la realización total de sus teorías.
En De gubernatione Dei, Salviano de Marsella da muestras de una brillante originalidad en su exposición sobre las invasiones. En teoría, la conversión del imperio romano al cristianismo era una prueba más del poder de Dios ante los fieles, ya que, en teoría, si la verdadera religión caminaba a la par con el más fuerte poder político de Europa, tal unión redundaría en beneficio de toda la comunidad cristiana. Ante la invasión bárbara, el impacto fue tan grande que los europeos cristianos de la época no alcanzaban a comprender la razón de tal inestabilidad. Las explicaciones de los moralistas cristianos achacaban la culpabilidad de todo a los bárbaros, a los que presentaban como fieras paganas sedientas de venganza, sin ningún otra intención que la barbarie y el caos.
Ante esta actitud, Salviano de Marsella fue el primer moralista que realizó una autocrítica a la propiedad sociedad de la época, demostrando con brillantes explicaciones que la gran mayoría de bárbaros se habían convertido ya al cristianismo y que, por lo tanto, ahí no radicaba el problema. Ante ello, Salviano diseccionó toda la corrupción de las costumbres romanas y presentó a los bárbaros, en cierto sentido, como los salvadores del proyecto agustino de La Ciudad de Dios (véase: San Agustín de Hipona), basándose en reminiscencias del alto sentido de la justicia en las sociedades germánicas. Salviano, elevando sus argumentos hasta el paroxismo, llega a presentar a la justicia bárbara como la antítesis de la corrupción romana y, por tanto, la salvación de los ideales cristianos.
Dejando a un lado el innegable mérito teórico de Salviano, su obra, sin pretender ir más allá de la argumentación teórica y religiosa, resulta ser una obra de capital interés histórico, dado que Salviano captó con extraordinaria precisión cómo afectaban los cambios y reformas imperiales al devenir cotidiano de los súbditos del imperio. Salviano, en su intención de denunciar los errores y corrupciones imperiales, no duda en calificar a la reforma impositiva de Diocleciano y sus continuadores como una de las causas de la decadencia de la sociedad occidental, sobre todo por las funestas consecuencias de la aplicación de un nuevo impuesto, la anona, en los campos imperiales: «las tasas impuestas por los ricos gravan a los pobres diablos: los más endebles llevan la carga de los más fuertes», llegó a decir el prelado marsellés. Asimismo, la profusión de juegos y espectáculos de gladiadores, las fiestas y pantomimas con que los emperadores mantenían ocupada a la plebe, es otro de los puntos en los que el escritor centra sus críticas: posiblemente sea Salviano de Marsella el primero en denunciar públicamente que el panem et circenses propugnado por Roma no era sino una estrategia de control social por parte de la clase dirigente.
El estilo literario de Salviano de Marsella es rico, cuidados en matices y muy retórico, casi hasta la exasperación por su complicada sintaxis, aunque, por otra parte, similar al de otros escritores latinos. Las apreciaciones históricas de De gubernatione Dei recuerdan mucho a la obra de Lactancio, en quien seguramente se haya inspirado Salviano. La obra del prelado marsellés fue muy conocida y difundida en toda Europa a partir del siglo XIV, y conoció multitud de ediciones hasta bien entrado el siglo XX. Se trata, pues, de uno de los más importante escritores latinos de la primera época de la cristiandad medieval europea.
Bibliografía
Ediciones
Salviani presbyteri Massiliensis libri qui supersunt. (Ed. de C. Halm en Monumenta Germaniae Historia, Auctores Anticquissimi, 1 y 2, Berlín, Weidmann, 1877-1879).Salviani Massiliensis opera omnia. (Ed. de F. Pauly en Corpus scriptorum ecclesiasticorum latinorum, Viena, 1883).MARSELLA, SALVIANO DE. Oeuvres. (Ed., introd. y notas de Fr. Ricardo W. Corleto, París, Sources Chrétiennes, 1975, 2 vols.)Salviani Massiliensis Presbyteri […] opera omnia. (Ed. de J. P. Migne, Patrología Latina, 53, Turnholti, Brepols, 1977).
Estudios
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Enlaces en Internet
http://www.advance.com.ar/usuarios/pfernando/; Página web con la transcripción de algunos párrafos de De gubernatione Dei, de Salviano de Marsella (en español).