Matthijs Maris (1839-1917): El pintor romántico que exploró paisajes y figuras con un toque espiritual
Matthijs Maris (1839-1917) fue un pintor holandés cuyo arte trascendió las fronteras de su tiempo, marcando una huella en la pintura romántica europea. Nacido en La Haya el 17 de agosto de 1839, su obra se distinguió por un enfoque único hacia la pintura de paisajes urbanos idealizados, así como por sus figuras y retratos, siempre imbuidos de un aire de espiritualidad. Su influencia se extendió por diversos países europeos, y a lo largo de su vida, su estilo evolucionó, abarcando una variedad de influencias y experiencias que forjaron su legado artístico.
Orígenes y contexto histórico
Matthijs Maris nació en una época en la que la pintura romántica había cobrado gran importancia en Europa, especialmente en Alemania y Francia. En su juventud, su formación artística se desarrolló en el contexto de la tradición romántica, influenciada por las enseñanzas de artistas de la talla de Georg Laves y Ludwig Ritcher, quienes marcaron su estilo. Desde temprana edad, Maris mostró una inclinación por los paisajes y las figuras, siempre buscando una representación idealizada de la realidad.
En 1851, comenzó su formación como pintor bajo la tutela de Isaac Elink Sterk, un renombrado artista holandés. Luego, entre 1852 y 1855, asistió a la Academia de La Haya, donde profundizó en las técnicas pictóricas y desarrolló su estilo. A lo largo de estos primeros años, también colaboró en el estudio de Louis Meijer y Nicaise de Keyser junto a su hermano Jacob. Estos primeros años fueron clave para la evolución de su arte, pues fue en este período cuando conoció y adoptó la pintura romántica alemana, particularmente las obras de Kaulbach y Rethel.
Logros y contribuciones
La carrera de Matthijs Maris estuvo marcada por importantes viajes que influyeron profundamente en su estilo y le permitieron desarrollar su propio enfoque hacia la pintura. Uno de los viajes más significativos fue el que realizó en 1861, gracias a una subvención de la princesa Mariana. Este viaje lo llevó a recorrer Alemania, Francia y Suiza, y fue determinante para su evolución artística. En este recorrido, Maris se sintió atraído por la majestuosidad de la catedral y el castillo de Lausana, los cuales representó varias veces desde diferentes perspectivas. Estas obras se convirtieron en algunos de sus primeros ejemplos de paisajes urbanos idealizados, un tema recurrente a lo largo de su carrera.
En 1863, Maris fue aceptado como miembro honorario de la Société Belge des Aquarellistes (Sociedad Belga de Acuarelistas) debido a la calidad de su obra Procesión en Lausana, una pintura que le permitió ganar reconocimiento dentro del círculo artístico europeo. Su trabajo fue cada vez más apreciado, aunque no exento de críticas, especialmente por parte de la prensa especializada. En 1864, las críticas negativas le hicieron tomar la decisión de mudarse a París en 1869 junto a su hermano Jacob.
Momentos clave en la vida de Matthijs Maris
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Años formativos (1851-1855): Aprendizaje con Isaac Elink Sterk y formación en la Academia de La Haya.
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El viaje a Alemania, Francia y Suiza (1861): Influencias clave en su estilo, especialmente de la pintura romántica alemana y la pintura de paisajes urbanos.
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Aceptación en la Société Belge des Aquarellistes (1863): Su obra Procesión en Lausana lo catapultó al reconocimiento europeo.
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Mudanza a París y participación en la Guerra Franco-Prusiana (1870-1871): La Revolución Francesa y las tensiones del momento influyeron en sus obras de esta época.
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Mudanza a Londres (1877): Su decisión de trasladarse a Londres y su relación con el tratante de arte Daniel Cottier marcaron su etapa final como pintor.
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Últimos años y abandono de la pintura (finales de 1880-1917): La falta de salud mental y la pobreza lo llevaron a dejar de pintar en sus últimos años.
Relevancia actual
A pesar de haber sido un pintor que pasó por períodos de éxito y dificultades económicas, la obra de Matthijs Maris sigue siendo apreciada en el contexto de la pintura romántica. Su inclinación por los paisajes urbanos idealizados y su capacidad para capturar la espiritualidad de la vida cotidiana lo colocan en un lugar destacado dentro de la tradición romántica. Obras como Recuerdo de Amsterdam (1871) y Pueblo holandés (1872) siguen siendo estudiadas por su profundidad emocional y su enfoque en la vida y el entorno urbano.
El período posterior a su mudanza a Londres fue marcado por una serie de obras más sombrías y monocromáticas, que reflejaban una etapa de profunda introspección personal. Castillo encantado y El príncipe y la princesa son ejemplos de cómo sus últimos trabajos abordaron paisajes y figuras oscuras, a menudo con un toque de fantasía y melancolía. A pesar de su retiro final de la pintura, la influencia de Maris perdura como una expresión artística que combina la espiritualidad con el paisaje romántico.
Conclusión
Matthijs Maris, aunque relativamente desconocido para muchos hoy en día, dejó un legado importante dentro del romanticismo europeo. Su habilidad para capturar la esencia de los paisajes urbanos y las figuras humanas con una visión idealizada lo convierte en un pintor clave de su época. Desde sus años formativos en La Haya hasta sus últimos años en Londres, su estilo evolucionó, pero siempre mantuvo una sensibilidad única hacia la espiritualidad y la atmósfera de sus obras.
MCN Biografías, 2025. "Matthijs Maris (1839-1917): El pintor romántico que exploró paisajes y figuras con un toque espiritual". Disponible en: https://mcnbiografias.com/app-bio/do/maris-matthijs [consulta: 23 de junio de 2025].