Mangada Rosehorn, Julio (1877-1946): El teniente coronel que desafió la dictadura
Mangada Rosehorn (1877-1946), teniente coronel del Arma de Infantería y republicano convencido, fue una figura clave durante la Guerra Civil española. Su vida estuvo marcada por su valentía y su firme oposición al alzamiento militar de 1936, así como por su involucramiento en diversos eventos cruciales de la contienda, además de su visión política y sus polémicas opiniones sobre el Ejército español. A continuación, se exploran los momentos clave de su carrera militar, sus logros, y su relevancia tanto durante como después de la Guerra Civil.
Orígenes y contexto histórico
Julio Mangada Rosehorn nació en 1877 en un contexto histórico y social en el que España vivía sumida en grandes tensiones políticas. A lo largo de su carrera, Mangada se vinculó a las ideas republicanas y progresistas, siendo un ferviente defensor de un sistema político más democrático y liberal frente a la monarquía y la dictadura militar. Su carrera militar comenzó en la Infantería, donde destacó por su gran disciplina y por su postura política clara en favor de la República. En una época en que las diferencias ideológicas en España eran profundamente polarizadas, Mangada se alineó con el sector republicano, lo que marcaría su destino en los años venideros.
Logros y contribuciones
Uno de los logros más destacados de Mangada fue su participación en la sublevación de Jaca en 1930, un levantamiento republicano que fue sofocado rápidamente. A pesar del fracaso de esta sublevación, Mangada no abandonó sus ideales republicanos. Al estallar la Guerra Civil española en 1936, Mangada se mantuvo fiel al Gobierno legítimo de Madrid, enfrentándose a la rebelión militar que pretendía derrocar la Segunda República.
Mangada, lejos de limitarse a seguir órdenes, organizó por su cuenta varias milicias populares que se encargaron de combatir a las fuerzas sublevadas. Además, demostró una gran determinación al instalar tribunales sumarísimos en las inmediaciones de la Casa de Campo de Madrid, los cuales juzgaron a los militares prisioneros del alzamiento. Muchos de estos militares fueron condenados a muerte y ejecutados, lo que muestra la firmeza de Mangada en su lucha contra el levantamiento militar y su voluntad de hacer justicia de manera rápida, aunque también polémica.
La columna Mangada
A finales de agosto de 1936, Mangada lideró la conocida «columna Mangada», un grupo de unos 6.000 hombres con los cuales marchó desde Madrid hacia Ávila. Durante esta marcha, en la localidad de Navalperal, la columna Mangada consiguió una victoria clave al derrotar a las fuerzas nacionales comandadas por el comandante Lisardo Doval. Esta victoria le valió el reconocimiento de sus hombres, quienes lo proclamaron como «general del pueblo». La victoria fue un hito importante, ya que reforzó la moral republicana en un momento crítico de la guerra.
A raíz de esta victoria, Mangada fue recibido como un héroe en Madrid, donde se le rindió un homenaje popular. Paseado a hombros por la Puerta del Sol, Mangada fue condecorado por el Ayuntamiento con la Medalla de Oro de la Ciudad, lo que reflejó el apoyo popular a su figura. Esta victoria no solo mostró sus cualidades como líder militar, sino también su capacidad para inspirar a los suyos en tiempos difíciles.
Momentos clave
A pesar de sus logros iniciales, el destino de Mangada cambiaría con el paso del tiempo. Enfrentado a la dureza de la guerra y los problemas internos del bando republicano, Mangada sufrió un revés importante en el frente de Talavera de la Reina, en la provincia de Toledo. En esta ocasión, la columna Mangada no logró el éxito esperado y la situación de las fuerzas republicanas se complicó aún más.
Este fracaso marcó un punto de inflexión en la carrera de Mangada. A partir de ese momento, fue relegado a ocupar diversos cargos burocráticos en la retaguardia. Mientras tanto, su figura fue perdiendo influencia dentro de las altas esferas republicanas, y su capacidad de liderazgo fue puesta en duda. El propio presidente de la República, Manuel Azaña, lo describió de manera despectiva, catalogándolo como un «vegetariano, esperantista y espiritista», y lo acusó de ser un militar conformista con «desequilibrio mental».
Esta pérdida de confianza en Mangada refleja las tensiones internas dentro del bando republicano, que ya no veía en él una figura de liderazgo decisiva. En cambio, Mangada pasó a ser una figura marginal, ocupando cargos en la burocracia del gobierno republicano, sin capacidad de influir en los grandes movimientos militares que se desarrollaban en el frente.
Relevancia actual
La figura de Julio Mangada ha quedado marcada por sus primeros logros en la lucha contra el fascismo, pero también por su marginación posterior dentro del ámbito republicano. Hoy en día, Mangada sigue siendo una figura compleja, admirada por algunos como un héroe popular y criticada por otros debido a su destino final dentro del bando republicano. Su lucha inicial por la libertad y la democracia es un reflejo de los valores de la Segunda República española, pero su caída en el olvido dentro de la estructura del poder republicano también resalta las fracturas internas que finalmente contribuyeron a la derrota de la República.
Al finalizar la contienda, Mangada se exilió en el norte de África, donde vivió el resto de sus días. Su destino refleja el de muchos republicanos que fueron derrotados durante la Guerra Civil española, pero que nunca dejaron de luchar por sus ideales. En este sentido, Mangada sigue siendo una figura relevante para entender las complejidades de la guerra y la política de la época, así como la resistencia de aquellos que se opusieron al franquismo.
Su legado
Aunque Julio Mangada no tuvo el impacto que inicialmente se esperaba de él, su figura sigue siendo un símbolo de la lucha republicana. Su capacidad para organizar milicias populares y su victoria en Navalperal, donde se ganó el reconocimiento de sus hombres, son hitos importantes en la historia de la Guerra Civil española. Su testimonio en el folleto titulado El fascio en el Ejército o la Unión de Militares Españoles (UME), publicado en 1936, sigue siendo una referencia para aquellos interesados en entender cómo el fascismo se infiltró en las filas del Ejército español en los días previos al estallido de la guerra.
Por su parte, el hecho de que Mangada fuera recibido como un héroe popular en Madrid, a pesar de sus posteriores fracasos, es un testimonio de cómo, en momentos de lucha, las figuras como él se convierten en símbolos de resistencia y esperanza para los más desfavorecidos. Su caída posterior y su exilio reflejan la tragedia de una guerra que no solo dividió a España, sino que también dejó en el camino a aquellos que no pudieron encontrar un lugar en el nuevo régimen.
En resumen, Julio Mangada Rosehorn representa la complejidad de la Guerra Civil española, con sus victorias y derrotas, pero también con su profundo compromiso con los ideales republicanos. La historia de su vida y su lucha sigue siendo un punto de reflexión para quienes estudian la historia de España y los grandes conflictos políticos del siglo XX.
MCN Biografías, 2025. "Mangada Rosehorn, Julio (1877-1946): El teniente coronel que desafió la dictadura". Disponible en: https://mcnbiografias.com/app-bio/do/mangada-rosehorn-julio [consulta: 24 de junio de 2025].