Mallo, Maruja (1909-1985).
Pintora española, que nació en Vivero (Lugo) en 1909 y murió en Madrid en 1985. Procede de una familia burguesa acomodada, en la que no faltaron artistas: su hermano Cristino Mallo es escultor reconocido. Se traslada a Madrid para realizar sus estudios de pintura en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando, y finaliza su carrera en 1926.
Allí hace amistad con Salvador Dalí, a través del cual se pone en contacto con el grupo de la Residencia de Estudiantes (Federico García Lorca y Luis Buñuel, entre otros) y se convierte en un miembro destacado de la vanguardia naciente.En 1927 forma parte de la «Primera Escuela de Vallecas», de Alberto y Benjamín Palencia, entre otros, y, con Miguel Hernández, descubre estéticamente Castilla la Nueva.Ortega y Gasset organiza su primera exposición en la Revista de Occidente, comienza a publicar ilustraciones en revistas y libros y en 1930 realiza los decorados de Santa Casilda de Alberti.En 1932 obtiene una pensión de la Junta de Ampliación de Estudios para ir a París. Allí entra en relación con los surrealistas (Miró, Aragón, Arp, Magritte), y frecuenta su tertulia en el café de la Place Blanche. A su regreso ejerce como profesora de cerámica en Madrid.De 1937 a 1965 se exilia en Buenos Aires, donde está su amigo Ramón Gómez de la Serna. En estos dieciocho años de ausencia, continúa su labor pictórica y se dedica a dar numerosas conferencias en distintas ciudades suramericanas.En 1950 viaja a París y en 1962 vuelve por primera vez a España, donde se instalará de nuevo, y ya para siempre, en 1965.La trayectoria pictórica de Mallo ha pasado por sucesivas etapas. Su primera serie expuesta, las «Verbenas», estaba inspirada en lo popular. Una temática de fiestas y tradiciones, el intenso colorido y un fuerte dinamismo compositivo son las características esenciales de este periodo.Durante su estancia en París, su pintura se vuelve más lóbrega y surrealista. A continuación se zambulle en la abstracción formal con ayuda de la geometría y más adelante, también con una importante base matemática, realiza una pintura de más carga social, que coincide con su época americana. De esta época datan sus «Pinturas del trabajo» y sus «retratos bidimensionales». Finalmente, el mundo submarino entra a formar parte de sus «Naturalezas vivas», plagadas de caracolas y extrañas flores.Esta interesante trayectoria pictórica no puede ser aislada de sus otras realizaciones como creadora de escenografías teatrales -Clavileño- y cerámicas. Por todo lo expuesto, es particularmente relevante para la creación surrealista española la aportación de esta artista, rebelde y única, a quien Ramón Gómez de la Serna bautizará un día como «la bruja joven«.