Lindo y Zelaya, Juan (1790-1857).


Político y abogado hondureño, nacido en 1790 y muerto en 1857. Líder del caudillismo conservador, presidió las Repúblicas de El Salvador (1841-1842) y de Honduras (1847-1852).

Perteneciente a la oligarquía criolla hondureña, cursó estudios de Derecho. En 1821 fue designado gobernador de la provincia de Honduras, en sustitución del español Juan Tinoco. Como tal, representó posteriormente a Honduras en la Asamblea de la América Central. Al constituirse en 1823 las Provincias Unidas del Centro de América (Honduras, Guatemala, El Salvador, Nicaragua y Costa Rica), Lindo apoyó la candidatura de Manuel José Arce a la primera magistratura de la Federación. En 1840 obtuvo las carteras de Estados y Gobernación en el gobierno del Estado federal de San Salvador. En dicho país consolidó su carrera política como una de las principales figuras del conservadurismo criollo centroamericano.

Tras deshacerse las Provincias Unidas del Centro de América (1838), el 7 de enero de 1841 Lindo fue elegido presidente de la recién creada República de San Salvador, gracias al apoyo de los grupos llamados serviles, esto es, la aristocracia criolla salvadoreña. Promulgó la Constitución de 1841 y, al poco tiempo de ser elegido, promulgó un decreto por el que el país pasaría a llamarse en lo sucesivo El Salvador. Esta decisión provocó un amplio rechazo entre la población salvadoreña, por lo que la medida tuvo que ser derogada. En febrero de ese mismo año rubricó el acta fundacional de la Universidad Nacional de San Salvador y, posteriormente, decretó algunas tímidas reformas educativas destinadas a extender la educación primaria. Pero su gestión se vio obstaculizada por la fuerte oposición de los sectores liberales, encabezados por el dirigente federalista Francisco Morazán, cuyos partidarios se sublevaron en diversos puntos del país. En noviembre de 1841, Lindo decretó la suspensión de las garantías constitucionales y la disolución de las Cámaras representativas, estableciendo el estado de excepción para luchar contra las rebeliones morazanistas. Ordenó la detención y deportación de los diputados y senadores partidarios de Morazán. Estas medidas causaron una honda crisis institucional. Lindo tuvo finalmente que aceptar la formación de una junta encargada de restablecer la legalidad constitucional, pero dicho organismo careció en realidad de libertad de acción debido a las artimañas del presidente. Ante la casi total falta de apoyos por sus veleidades autoritarias, Lindo tuvo que presentar su renuncia a la presidencia de San Salvador en febrero de 1842. Fue sustituido en la primera magistratura de la nación por Escolástico Martín.

Regresó entonces a su país, con la pretensión de echar raíces en su clase política, dominada por la oligarquía caciquil, a la que pertenecía el propio Lindo. El país se hallaba sumido en una profunda crisis, debido a las continuas injerencias extranjeras y al nepotismo del caudillismo conservador, que impedía cualquier progreso en la democratización de la política y los recursos económicos del país. De este caudillismo criollo se convertiría pronto Lindo en el líder indiscutible. En enero de 1847 la Cámara de Representantes le eligió presidente de Honduras. Al año siguiente promulgó una nueva Constitución que estableció el sistema bicameral y el mandato presidencial de cuatro años. Aprobó la aplicación de medidas de reforma educativa semejantes a las que había establecido durante su mandato presidencial en San Salvador, y evitó cualquier posible ataque contra el poder eclesiástico en el país. Al estallar la guerra entre Estados Unidos y México, Lindo ofreció su apoyo -simbólico- al pueblo mejicano, aunque se mostró incapaz de reducir el intervencionismo norteamericano en América Central y en la propia Honduras. En 1849 tuvo que afrontar la rebelión del general Santos Guardiola, al que consiguió derrotar al año siguiente. Posteriormente dirigió la guerra contra el federalismo guatemalteco. Al concluir su mandato, a comienzos de 1852, Lindo fue reemplazado en la presidencia hondureña por el general José Trinidad Cabañas, lugarteniente de su antiguo enemigo, Francisco Morazán.