Landáburu Uribe, Mamerto (1791-1822).


Oficial del ejército español, nacido en Madrid el 11 de mayo de 1791 y muerto en la misma ciudad el 30 de junio de 1822.

Vida

Era hijo de Ignacio de Landáburu, natural de Cádiz, y de Marina de Uribe, natural de la anteiglesia de Yurrita, obispado de Calahorra. El padre, que era caballero de Carlos III, había estado recluido en un convento de Burgos por causas que se ignoran.

Mamerto Landáburu ingresó en el ejército, en el regimiento de Zaragoza, en el que en 1806 era cadete; de allí pasó al segundo regimiento de Guardias españolas en diciembre de 1808. Ese mismo año se fugó de Madrid para tomar parte en las acciones de Cascante (24 de noviembre), Bubierta (29 de noviembre) y Tarancón (25 de diciembre), así como en la de Vélez (el 13 de enero de 1809). El 26 de julio de 1809 ascendió a alférez y, en 1811, a segundo teniente. Intervino en las acciones de Chiclana (5 de marzo), Zújar (9 de agosto), Murviedro (25 de octubre) y Mislata (21 de diciembre). Hecho prisionero en Valencia el 9 de enero de 1812, fue trasladado a Francia, lo cual no le impidió, sin embargo, ascender a primer teniente el 6 de octubre de 1812.

Regresó a España el 20 abril 1814. El 10 de enero de 1816 en el coliseo de la Cruz tuvo lugar una quimera (sic) entre el corregidor de Madrid, conde de Moctezuma, y Landáburu, por la que se le arrestó. Para juzgar el asunto se nombró una junta, presidida por el Infante Don Carlos, ya que no se reconoció la jurisdicción del juez Tadeo Soler, en virtud del fuero privilegiado. Y en seguida estalló el escándalo.

Landáburu, el propio año 1816, solicita casarse en secreto con Justa González, cómica del teatro de la Cruz, hija del también cómico Francisco González. Lleva con ella dos años de trato, que han producido una niña de nueve meses, y, además, Justa está de nuevo embarazada de siete meses. El propio cardenal patriarca vicario general castrense, Francisco Antonio Cebrián y Valda, presenta la solicitud de matrimonio aunque, según dice, con violencia, debido a la desigualdad de clase y circunstancias, pero los certificados de los párrocos no dejan lugar a duda. Aconseja que si se le concede la licencia, le haga saber el rey su real desagrado. El 23 de marzo de 1817 se resuelve enviar a Landáburu a un castillo a larga distancia de Madrid, sin comunicación, por un año (inicialmente se había pensado en cuatro años), pero se le retendrá la mitad del sueldo para alimentar a la Justa y a la prole. La mujer residirá en casa de sus padres, en Madrid, sin que pueda abandonar la capital bajo ningún pretexto. Si al cabo de ese tiempo persiste en el matrimonio, perderá el empleo con todos sus efectos civiles, y los hijos no podrán llevar el apellido Landáburu, sino el de González. Si desiste del matrimonio, quedará obligado sin embargo a mantener a la prole. Se reconoce además a la Justa el derecho a entablar juicio de esponsales. Forzado por estas condiciones Landáburu no se casó de momento, pero apenas se produjo el cambio constitucional, el 3 de abril de 1820 solicita de nuevo que se le conceda la licencia secreta, al paso que habla de la felicidad que le embarga ante la sagrada Constitución que el rey ha jurado. Esta vez se le concede la licencia el 16 de abril, y se casa el 23.

Siempre en el teatro de la Cruz, el 20 de junio de 1820 tuvo lugar un incidente entre Landáburu y un individuo llamado Antonio Canalejas, enfermo del hospital, quien pretende que estaba jugando a la treinta y una cuando Landáburu le arrolló, dándole tres palos. Esta vez se le da la razón a Landáburu, cuya presencia había sido requerida porque el hospital estaba lleno de barateros, uno de los cuales era, al parecer, Canalejas.

El día 30 de junio de 1822, en vísperas de la contrarrevolución que tendría lugar el 7 de julio, se encontraba un día de guardia en el Palacio Real, cuando varios soldados saludaron a Fernando VII al grito de ¡Viva el rey absoluto!, manifestación a la cual quiso oponerse Landáburu, de resultas de lo cual fue asesinado por sus compañeros a las mismas puertas de palacio. Se inició una investigación, que no dio, aparentemente resultado. Es fácil pensar que pagó con la vida la afrenta hecha al cuerpo de Guardias al casarse con la cómica. Su nombre será epónimo de la Sociedad Landaburiana.

Bibliografía

  • Archivo General Militar de Segovia.

  • GIL NOVALES, Alberto. Las Sociedades Patrióticas (Madrid: Tecnos, 1975).

A. Gil Novales