Husayn I Ibn Alí, Bey de Túnez (1705-1735).
Primer bey de Túnez nacido en el año 1705 y muerto en 1735, fundador de la dinastía de beyes que lleva su nombre y rigió los destinos de Túnez (primero bajo la soberanía nominal del sultán otomano y desde el año 1881 de las autoridades coloniales francesas), hasta el año 1957, fecha de la proclamación de la independencia de Túnez (véase dinastía husayní).
Hijo de un renegado griego convertido al Islam, era agá del ejército otomano cuando en el año 1705 fue elegido bey por el sultán otomano para hacer frente a una invasión procedente de Argelia. Una vez que logró conjurar el peligro de una invasión argelina, asesinó sin piedad al anterior bey Ibrahim cuando éste regresó al país y reclamó el beylakato, posteriormente fue confirmado en el cargo por el sultán otomano. Al no tener hijos varones, en un primer momento designó como heredero a su sobrino Alí, pero, tras contraer matrimonio con una cautiva genovesa, de cuya unión nació el futuro bey Muhammad I (1756-1759), revocó su anterior decisión, lo que provocó la sublevación de su sobrino. Desde el año 1729 Alí se rebeló abiertamente contra Husayn con el propósito único de ocupar su puesto, labor en la que fue ayudado por su hijo Yunus, además de contar con el apoyo inestimable de los beyes argelinos. Acosado sin descanso por su sobrino, en el año 1735 Husayn se vio forzado a abandonar la capital, donde las tropas de Yunus entraron victoriosas. En el camino hacia Kairuán, su ejército fue sorprendido y derrotado por las tropas de Alí, que tras cortarle la cabeza ocupó su puesto.
Salvo en la última etapa de su gobierno, inmersa en una terrible guerra civil por la cuestión dinástica, en líneas generales el beylakato de Husayn Ibn Alí aportó al país el período de calma necesario para que se produjera una notable recuperación en todos los ámbitos, especialmente en el económico. El primer bey husayní se preocupó siempre de fomentar y potenciar la actividad comercial de los puertos tunecinos con las potencias europeas del momento, al igual que hicieran antaño los emires hafsíes. Además, Husayn llevó a cabo un importante programa de restauración de las principales ciudades del país. En ese contexto, mandó reparar por completo las derruidas murallas de la ciudad santa y anteriormente capital Kairuán, al mismo tiempo que fomentó la construcción o adecuación de puertos, acueductos y demás edificios civiles. Para imprimir una pátina de prestigio a su dinastía, mandó construir ricos palacios en las ciudades emblemáticas de Túnez, como Sfax, Gafsa, Susa y la propia Túnez.
CHG