Hormisdas I, Rey de Persia (¿-272). El monarca que permitió la expansión de nuevas doctrinas
Hormisdas I, Rey de Persia, fue una figura clave en la historia de la dinastía sasanida, un periodo que marcó el auge del imperio persa. Hijo de Sapor I, uno de los monarcas más importantes de la dinastía, Hormisdas asumió el trono en el año 271 y gobernó hasta su muerte en 272. Su reinado, aunque breve, se destacó por una serie de decisiones que tuvieron un impacto significativo en la historia religiosa y política de Persia. Entre sus acciones más destacadas, la decisión de permitir la predicación de Manes, el fundador del maniqueísmo, es probablemente la más notable, ya que demostró una apertura hacia nuevas corrientes religiosas en un imperio fuertemente dominado por el zoroastrismo.
Orígenes y contexto histórico
Hormisdas I nació en el seno de una de las casas reales más poderosas de Persia, siendo hijo de Sapor I, quien gobernó desde 240 hasta 270. La dinastía sasanida, que había ascendido al poder a principios del siglo III, estaba en plena consolidación durante el reinado de Sapor I. Bajo el gobierno de su padre, Persia se convirtió en un imperio formidable, tanto en el ámbito militar como en el cultural, siendo una de las principales potencias del mundo antiguo.
Hormisdas ascendió al trono en un periodo de inestabilidad, pues su padre había enfrentado intensos conflictos con el Imperio Romano. Sapor I había logrado notables victorias contra Roma, pero la transición del poder a su hijo Hormisdas no estuvo exenta de desafíos. El joven rey se encontró gobernando un imperio que aún se encontraba inmerso en varias tensiones internas y externas, pero logró mantener el control sobre el vasto territorio de Persia.
Logros y contribuciones
Hormisdas I es mejor conocido por su postura religiosa progresista, particularmente en relación con el maniqueísmo. El maniqueísmo, fundado por el profeta Manes, una nueva religión que combinaba elementos del zoroastrismo, el cristianismo y el budismo, había sido objeto de represión en el imperio persa, dado que la corte sasanida era profundamente devota del zoroastrismo. Sin embargo, Hormisdas tomó una decisión que marcó un cambio importante en la historia religiosa de Persia: anuló la sentencia de condena a muerte que había sido emitida contra Manes y permitió que él predicara sus doctrinas en el imperio.
Este acto de tolerancia religiosa hacia el maniqueísmo fue un hito en un imperio que, en general, no era conocido por su apertura a religiones extranjeras. Además, Hormisdas no solo permitió que Manes predicara libremente, sino que le otorgó una residencia en la que pudiera enseñar y propagar su fe. Este tipo de políticas reflejaban una actitud pragmática hacia la religión, aunque su legado no está exento de contradicciones, ya que, tras su muerte, sus sucesores tomaron medidas mucho más represivas hacia el maniqueísmo.
Momentos clave durante el reinado de Hormisdas I
Durante el corto pero significativo reinado de Hormisdas I, varios eventos y decisiones clave definieron su legado:
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Anulación de la sentencia contra Manes (271): Uno de los momentos más emblemáticos de su reinado fue la decisión de anular la condena a Manes, lo que permitió que este pudiera predicar libremente en el imperio.
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Tolerancia religiosa: A pesar de que Persia era un imperio de base zoroástrica, Hormisdas mostró una flexibilidad y apertura hacia nuevas doctrinas religiosas, lo cual fue una característica atípica de muchos reyes sasanidas.
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Ascensión al trono (271): Tras la muerte de su padre, Hormisdas se convirtió en el nuevo rey de Persia, enfrentando desafíos tanto internos como externos, pero logrando mantener el poder.
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Reinado corto (271-272): A pesar de su breve reinado, Hormisdas dejó una huella duradera en la historia del imperio sasanida, especialmente en el ámbito religioso.
Relevancia actual
Hormisdas I, aunque su reinado fue de solo un año, sigue siendo recordado en la historia de Persia por su postura relativamente tolerante frente a las nuevas religiones. Esta actitud hacia el maniqueísmo muestra un contraste con la política más rígida que seguirían sus sucesores. Varanes I, Rey de Persia, quien le sucedió, adoptó una postura mucho más dura contra las doctrinas ajenas al zoroastrismo, lo que hizo que la influencia del maniqueísmo fuera severamente limitada en Persia durante los siglos venideros.
Además de su relevancia religiosa, Hormisdas I forma parte del complejo entramado dinástico sasanida, cuyo impacto se extiende mucho más allá de su reinado breve. Su figura representa una transición dentro de un imperio que, aunque conocido por su cultura y poder, también tuvo momentos de apertura y diversidad religiosa, los cuales son a menudo pasados por alto en las narrativas históricas dominantes.
La transición dinástica
Hormisdas I dejó el trono a su hijo, Varanes I, Rey de Persia, quien, como se mencionó, adoptó una política mucho más restrictiva hacia las religiones extranjeras. Varanes I no solo continuó la lucha contra el maniqueísmo, sino que también reforzó el zoroastrismo como la religión oficial del imperio, consolidando su lugar en la política y sociedad persas. Este cambio de política religiosa refleja cómo, tras la muerte de Hormisdas, el imperio sasanida se movió hacia una postura más conservadora y unificada en términos de creencias religiosas.
A pesar de la brecha en la tolerancia religiosa entre Hormisdas y su hijo, el reinado de Hormisdas I sigue siendo un ejemplo de apertura religiosa, aunque efímera, en la historia de Persia.
MCN Biografías, 2025. "Hormisdas I, Rey de Persia (¿-272). El monarca que permitió la expansión de nuevas doctrinas". Disponible en: https://mcnbiografias.com/app-bio/do/hormisdas-i-rey-de-persia [consulta: 23 de junio de 2025].