Henry, Joseph (1797-1878).


Físico estadounidense, nacido en Albany, Nueva York, el 17 de diciembre de 1797 y muerto en Washington el 13 de mayo de 1878. Contemporáneo de Faraday, comenzó a trabajar muy joven, a los 13 años, como aprendiz de relojero. Cuenta el anecdotario que la curiosidad que le produjo la lectura de un libro de historia natural le llevó a matricularse en una academia de Albany, donde obtuvo su título y comenzó a enseñar en escuelas rurales. Pensó en estudiar medicina, pero una oferta de empleo como supervisor le encauzó hacia la ingeniería y en 1826 comenzó a enseñar matemáticas y ciencias en Albany hasta que sus trabajos le proporcionaron la reputación suficiente para asegurarse una plaza en el College of New Jersey en 1832, donde impartió diversas materias dentro del ámbito de las ciencias.

Su primer campo de trabajo fue el de la electricidad y el magnetismo. Descubrió el principio de la inducción, probablemente también la autoinducción, incluso antes que Faraday, sin embargo este último publicó con anterioridad el descubrimiento.

Henry profundizó en las aplicaciones del electroimán. Conocedor de las experiencias de H. C. Ørsted del fenómeno magnético que acompaña a una corriente eléctrica, y de las de William Sturgeon, que inventó el electroimán y le dio un uso puramente lúdico, realizó el siguiente experimento: enrolló un largo alambre de cobre alrededor de una barra de hierro y, para obligar a la corriente a fluir por toda la longitud del alambre, lo aisló con una envoltura de seda. Cada vuelta de alambre hacía más potente el imán. Utilizando la corriente de una batería ordinaria, en 1831 consiguió levantar en Pricenton más de 300 kg de hierro con un electoimán, y ese mismo año, logró alzar más de una tonelada de hierro en Yale.

Construyó algunos modelos pequeños de electroimanes, mucho más delicados, que servían para un control muy fino; éstos eran conectados a un alambre muy largo (de un km de longitud) conectado a su vez a una batería; al final del alambre se colocaba una pequeña barra de hierro. Un interruptor abría y cerraba el circuito de manera que cuando dejaba fluir la corriente a través del alambre el electroimán, situado a un km de distancia de la barra de hierro, la atraía, y cuando se abría el circuito, la barra quedaba libre. Si se cerraba y abría el interruptor con una secuencia determinada, la barra de hierro subía y bajaba con la misma secuencia. Henry se dio cuenta de que la electricidad se debilitaba al fluir por un cable largo, y solucionó el problema inventando un relé. La corriente que llegaba al electroimán tenía la potencia justa para levantar un pequeño interruptor de hierro; al hacerlo, se cerraba un segundo circuito por el que pasaba una corriente mucho más intensa. La segunda corriente podía entonces activar un segundo electroimán, que era capaz de realizar el trabajo que el primero no podía haber hecho.

Henry pensaba que las leyes de la ciencia y sus beneficios eran patrimonio de la humanidad, por lo que no patentó sus descubrimientos. Esto permitió a otros inventores utilizar los electroimanes para construir y patentar diversos aparatos, como en el caso de Morse con el telégrafo, que funcionaba con el mismo principio que el de Henry y Bell.

Henry utilizó en 1829 el electroimán para hacer rotar rápidamente un disco entre polos magnéticos mientras pasaba la corriente. En 1831 describió el aparato, que era inverso al generador que había inventado Faraday; en el generador, un rotor convierte fuerza mecánica en electricidad; en el dispositivo de Henry se utiliza ese rotor para convertir electricidad en fuerza mecánica. Henry había inventado el motor eléctrico. Tanto los electroimanes como el motor de Henry se siguen utilizando en la actualidad con muy pocas modificaciones sustanciales.

Henry alcanzó una gran reputación internacional. En 1846 se convirtió en el primer secretario de la Smithsonian Institution, cargo desde el que destacó en su papel de administrador científico. Promovió la comunicación científica mediante el intercambio de conocimientos de un extremo de la tierra al otro y en su país favoreció el crecimiento de nuevas ciencias. Se interesó en la meteorología y su predicción, y estableció un sistema de información meteorológica desde todos los puntos de la nación; para este fin utilizó el telégrafo.

A su muerte asistieron altos cargos oficiales, entre ellos el presidente Rutherford B. Hayes. En el congreso Internacional sobre Electricidad celebrado en 1893 en Chicago, se le reconoció oficialmente como el descubridor de la autoinducción y se decidió llamar en su honor «Henry» (Henrio) a la unidad de medida de la inductancia.